/ martes 30 de abril de 2024

Nada detiene a la Luz del Mundo

En los últimos tres meses, La Luz del Mundo ha celebrado tres santas cenas en la Unión Americana, mostrando en cada una de ellas organización y capacidad de convocatoria. Así fue del 12 al 14 de febrero en Houston, Texas; en Ontario, California, del 25 al 27 de marzo; y en la ciudad de San Diego, del 27 al 29 de abril.

En cada uno de los lugares de reunión reinó un ambiente de profunda devoción, paz y comunión, siendo el centro de la conmemoración el Señor Jesucristo, el Ser cuya vida, pasión, muerte y resurrección se recordó con piedad y espiritualidad en las festividades antes mencionadas.

En la más reciente Santa Cena, efectuada en conformidad con el mandato de Cristo en la ciudad de San Diego, se produjeron las mismas manifestaciones de fe, devoción y fervor que en todas las santas cenas que La Luz del Mundo ha celebrado en sus casi cien años de historia del actual tiempo de restauración.

Desde la fraternal ceremonia de bienvenida, efectuada la mañana del 26 de abril, pasando por la exposición de importantes temas doctrinales, y hasta la culminación de la fiesta más grande de toda la tierra, todo fue alegría y bendición gracias al inmenso amor de Dios.

En el servicio especial de adoración, la tarde del 28 de abril, resonaron armoniosos los cánticos de los coros asistentes, lo mismo que las alabanzas de los hermanos que les tocó engrandecer a Dios, recordando en cada una de sus interpretaciones la vida y obra de Jesucristo, quien previo al día de su muerte ofrecía ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte.

Mención especial merece el momento cumbre de la conmemoración, en la que los fieles reunidos en el Manchester Grand Hyatt Hotel fueron alcanzados por la oración de misericordia del Ungido de Dios, produciendo en la totalidad de los fieles la libertad anhelada para poder participar dignamente de la Santa Cena.

Tras estos momentos de indescriptible felicidad espiritual por el perdón que la bondad de Dios proporcionó a cada uno de los invitados a la fiesta más grande de toda la tierra, el delegado apostólico procedió a bendecir el pan y el vino, dando paso enseguida al trabajo de los diáconos facultados para impartir los elementos bendecidos con autoridad apostólica.

La participación de la Santa Cena transcurrió con absoluta piedad y se tradujo en fortaleza espiritual para las almas de todos y cada uno de los participantes, quienes reforzaron durante su participación los lazos de comunión con Dios y con los integrantes de la familia de la fe, tanto los presentes como los ausentes.

Terminó con éxito y saldo blanco la Santa Cena en San Diego, y los invitados a esta conmemoración regresaron a sus lugares de residencia altamente bendecidos por el Altísimo, llevando en sus corazones la fortaleza que recibieron en los tres días de festividad.

Allí, “en el lugar del nacimiento de California”, La Luz del Mundo volvió a demostrar ante propios y extraños que nada la detiene, que crece a pasos agigantados, respondiendo de manera efectiva a las expectativas espirituales de los fieles, al tiempo de cumplir con la misión que esta comunidad religiosa tiene: dar a conocer a todas las personas el evangelio de la salvación espiritual, sin distinción alguna de raza, género, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.

X: @armayacastro

En los últimos tres meses, La Luz del Mundo ha celebrado tres santas cenas en la Unión Americana, mostrando en cada una de ellas organización y capacidad de convocatoria. Así fue del 12 al 14 de febrero en Houston, Texas; en Ontario, California, del 25 al 27 de marzo; y en la ciudad de San Diego, del 27 al 29 de abril.

En cada uno de los lugares de reunión reinó un ambiente de profunda devoción, paz y comunión, siendo el centro de la conmemoración el Señor Jesucristo, el Ser cuya vida, pasión, muerte y resurrección se recordó con piedad y espiritualidad en las festividades antes mencionadas.

En la más reciente Santa Cena, efectuada en conformidad con el mandato de Cristo en la ciudad de San Diego, se produjeron las mismas manifestaciones de fe, devoción y fervor que en todas las santas cenas que La Luz del Mundo ha celebrado en sus casi cien años de historia del actual tiempo de restauración.

Desde la fraternal ceremonia de bienvenida, efectuada la mañana del 26 de abril, pasando por la exposición de importantes temas doctrinales, y hasta la culminación de la fiesta más grande de toda la tierra, todo fue alegría y bendición gracias al inmenso amor de Dios.

En el servicio especial de adoración, la tarde del 28 de abril, resonaron armoniosos los cánticos de los coros asistentes, lo mismo que las alabanzas de los hermanos que les tocó engrandecer a Dios, recordando en cada una de sus interpretaciones la vida y obra de Jesucristo, quien previo al día de su muerte ofrecía ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte.

Mención especial merece el momento cumbre de la conmemoración, en la que los fieles reunidos en el Manchester Grand Hyatt Hotel fueron alcanzados por la oración de misericordia del Ungido de Dios, produciendo en la totalidad de los fieles la libertad anhelada para poder participar dignamente de la Santa Cena.

Tras estos momentos de indescriptible felicidad espiritual por el perdón que la bondad de Dios proporcionó a cada uno de los invitados a la fiesta más grande de toda la tierra, el delegado apostólico procedió a bendecir el pan y el vino, dando paso enseguida al trabajo de los diáconos facultados para impartir los elementos bendecidos con autoridad apostólica.

La participación de la Santa Cena transcurrió con absoluta piedad y se tradujo en fortaleza espiritual para las almas de todos y cada uno de los participantes, quienes reforzaron durante su participación los lazos de comunión con Dios y con los integrantes de la familia de la fe, tanto los presentes como los ausentes.

Terminó con éxito y saldo blanco la Santa Cena en San Diego, y los invitados a esta conmemoración regresaron a sus lugares de residencia altamente bendecidos por el Altísimo, llevando en sus corazones la fortaleza que recibieron en los tres días de festividad.

Allí, “en el lugar del nacimiento de California”, La Luz del Mundo volvió a demostrar ante propios y extraños que nada la detiene, que crece a pasos agigantados, respondiendo de manera efectiva a las expectativas espirituales de los fieles, al tiempo de cumplir con la misión que esta comunidad religiosa tiene: dar a conocer a todas las personas el evangelio de la salvación espiritual, sin distinción alguna de raza, género, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición.

X: @armayacastro