El 25 de enero de este año, Manuel salió de Guatemala acompañado de su hermano de 13 años, él tiene 16 y ambos son menores de edad; ningún familiar viajó con ellos y su madre pese a la angustia, miedo y desesperación tuvo que quedarse en su país en espera de que sus dos hijos se reporten con bien.
Estos chicos han pasado todo tipo de dificultades pero no solo en su travesía como migrantes sino desde pequeños; han tenido que trabajar para salir adelante y ayudar a su madre que era de inicio el único sostén del hogar. Fue madre soltera por lo que Manuel y su hermanito nunca conocieron a su padre.
La decisión fue difícil y dolorosa pero el país donde nacieron ya no les daba más ni mejores opciones para vivir; las pandillas, la delincuencia, la carencia y la falta de oportunidades fueron algo que esta pareja de hermanos adolescentes quisieron dejar atrás para ir en busca de sus sueños.
“Miedo no tengo, Dios nos da la fuerza para seguir adelante y todo; los demás nos vienen ayudando en el camino y a veces la gente en los lugares a donde llegamos”.
Tener una mejor calidad de vida, poder enviarle dinero a su madre, trabajar sin tener un jefe y evitar el mundo de la delincuencia y las adicciones que los acechaba en Guatemala, son los principales sueños que tiene por ahora este joven migrante; sueña con llegar a Estados Unidos para comenzar a trabajar y ganarse la vida con honradez.
“Yo quiero ser alguien en la vida y no quedarme en el mismo lugar que estoy; no platico mucho con mi hermano, no somos muy cercanos pero aún así decidió venir conmigo y quiero una vida mejor para los dos. También quiero darle una vida mejor a mi madre que fue la que me dio todo mientras estuve con ella”.
Una vida por delante
Manuel trabaja desde los 14 años, empezó como ayudante en la obra y ya tiene conocimientos de albañilería; como cualquier adolescente tiene sueños y uno de ellos es llegar a tener su propio negocio de construcción ya que este rubro le gusta y desde que inició desea dedicarse a esto.
Su hermano menor también comenzó hace poco a hacer algunas actividades dentro de la obra; ambos empezaron a trabajar desde pequeños para ayudar a su mamá a sostener el hogar, pero la situación cada vez se hizo más complicada y la única salida que estos dos hermanos encontraron fue huir de su país.
Se distanciaron desde hace años cuando Manuel tenía que salir a trabajar todo el día y su hermano pequeño se quedaba en casa, pero esperan que con esta experiencia y ante las dificultades que juntos han tenido que enfrentar como migrantes desde que dejaron Guatemala, puedan unirse más y juntos construir un mejor futuro.
“Los dos trabajábamos en la albañilería, en la construcción y queremos seguir aprendiendo y mejorando, hasta estudiar si se puede, que podamos tener mejores oportunidades que las que podríamos tener en nuestro país porque los dos queremos ser mejores personas y ayudar a mi mamá”, concluyó.
