/ viernes 28 de febrero de 2020

Breve historia de Torreón y la Comarca Lagunera


"Es un deber de la historia contar los hechos tal como fueron, no como imaginamos”, Andrés Bello.

La mayoría de quienes vivimos en la Comarca Lagunera, ya sea en Torreón, Gómez Palacio, Matamoros, Lerdo, San Pedro, Mapimí, Francisco I. Madero, Viesca o cualquier otra población de La Laguna de Coahuila y Durango, desconocemos algunos detalles de la historia de esta región del Desierto Chihuahuense.

Aclaremos primero lo relativo al lugar donde nos ubicamos pues de acuerdo a la Geografía Física, la Comarca Lagunera está dentro de una vasta área desértica (medio millón de kilómetros cuadrados), denominado el Desierto Chihuahuense, que comprende parte de los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, y en menor extensión de Nuevo León, así como una porción de Texas, Nuevo México y Arizona, del territorio de Estados Unidos de América.

Dejando a un lado la geografía de estos lugares, hagamos un poco de historia de nuestra comarca: antes de la conquista de los españoles, estos lugares eran el hábitat de aborígenes nómadas, o sea que no permanecían de fijo en un lugar pues se desplazaban constantemente de un sitio a otro, siendo los más conocidos los Irritilas, los Zacatecos, los Tobosos y los Salineros.

“El descubrimiento del continente americano, ocurrido en 1492 (dice el Profr. Jesús Alfonso Arreola Pérez, en el libro >Coahuila, generoso el campo, vasto el horizonte<, trajo consigo un caudal de exageradas noticias acerca de las riquezas del nuevo continente. Durante el siglo XVI los españoles se aventuraron en empresas de exploración y conquista…”, por lo que los vastos territorios del norte de México y sur de Estados Unidos de América, no fueron la excepción.

Al llegar los invasores hispanos, las tierras de toda superficie que hoy conocemos como México, fueron divididas en lo que entonces dieron por llamar países (regiones) y provincias, destacando al norte la Nueva Vizcaya y la Nueva Galicia.

Son innumerables los hechos y circunstancias ocurridas durante la Colonia, pero mencionaremos que por lo que respecta a la superficie de lo que hoy es Coahuila, la penetración de los españoles fue lenta y difícil, por las extremas condiciones naturales, la falta de agua potable y la resistencia de los indígenas a ser conquistados y evangelizados, cuya labor era llevada a cabo por soldados y religiosos, desde lo que es hoy la Comarca Lagunera y Saltillo, por lo que respecta a Coahuila.

Enfoquémonos por ahora en un joven explorador vasco, Francisco de Urdiñola y Larrumbide, quien a los 20 años cumplidos estuvo primero en el mineral de Alvino, cercano a la población de Peñón Blanco, donde compró un lote de tierra regada por las aguas termales de ese lugar en 1575, pero poco después emigró a Mazapil, Zacatecas, donde se dio de alta como soldado del reino español y en esa condición luchó contra aborígenes zacatecos y tepehuanos, para luego trasladarse a Santiago del Saltillo, ya con el grado de capitán, luchando en ese entonces contra chichimecas, comanches y lipanes, con tanto éxito que fue nombrado Teniente de Gobernador y Capitán General en 1591.

En tales circunstancias, Urdiñola adquirió muchas tierras dentro de la provincia de Nueva Vizcaya, formando un enorme latifundio que llegaba al norte hasta Cuatrociénegas; al sur hasta Río Grande, Zacatecas; al sur oeste hasta la Sierra de las Noas, y al noroeste hasta Mapimí y Laguna del Rey, constituyendo así el Marquesado de Aguayo.

Fue Francisco de Urdiñola quien se adjudicó el título de Marqués de Aguayo, tal como se le conoce aún en Mazapil, Zac., donde fue ganadero y minero, viviendo en una casa convertida hoy en museo que lleva su nombre, si bien su familia residía en Río Grande, Zac.

Demos un salto en el tiempo, hasta el siglo XIX, después de dejar establecido que la Región Lagunera se le llamó “País de Las Lagunas” por los conquistadores hispanos, según lo refiere el fallecido cronista Sergio Corona Páez, seguramente porque en este lugar había grandes y pequeñas acumulaciones de agua (lagunas y lagunetas) que existieron desde miles de años antes.

Leonardo Zuloaga Olivares

Este empresario y hacendado vizcaíno vino a la Nueva España, junto con sus hermanos, hacia los años 1815-1816, asentándose originariamente en la capital de la provincia de Nueva Galicia, pero luego fue a Parras y a Saltillo, donde en 1834 casó con María Luisa Ybarra Goribar, dedicándose al cultivo de trigo, maíz, frijol y vid destinada a la elaboración de vinos y licores.

En 1841, Zuloaga adquirió la Hacienda de Santa Ana de Hornos (hoy ejido Venustiano Carranza, municipio de Viesca), donde se instaló junto con su esposa, y en 1848 compró, mancomunadamente con Juan Ignacio Jiménez, un vasto latifundio que comprendía la Hacienda de San Lorenzo de La Laguna, laque fuera una antigua propiedad del marqués de Aguayo, sin embargo, cuatro años después decidieron dividir la inmensa propiedad, convirtiéndose Leonardo en terrateniente, poseedor de todo el suroeste de nuestro estado, que a la fecha conocemos como Comarca Lagunera de Coahuila.

Construyó presas y canales para convertir el desierto en ricas tierras algodoneras, entre ellas la superficie de la que es hoy es nuestra ciudad. En 1850 ordenó la construcción de un torreón y un canal de riego en la margen derecha del Río Nazas, cuya edificación fue destruida varias veces por las turbulentas aguas ribereñas.

Fue a partir de dicha fecha que se conoció a este lugar como Rancho del Torreón, y según refiere el historiador, Ilhuicamina Rico Maciel en su libro “Efemérides de la Historia de Torreón”, en 1855 nació la primera persona oriunda de este lugar, llamada María Zeferina, hija de María Manuela Machado, según Fe de Bautismo registrada en Viesca, Coah.

A la muerte de Zuloaga, el Rancho del Torreón lo heredó su sobrino Juan Fierro, quien vendió esa propiedad a su tía María Luisa Ybarra, la que finalmente cayó en desgracia económica al serle confiscado sus bienes por una pésima administración, mismos que recuperó más tarde, excepto el llamado Cuadro de Matamoros, cedido por el Presidente Benito Juárez a los lugareños.

Para 1868, el Rancho del Torreón tenía 225 habitantes, según censo levantado por Fernando González Montes de Oca, hermano del coronel Carlos de igual apellidos, el que a la postre fuera el segundo Presidente Municipal de la villa de El Torreón, en 1894.

En 1883, la viuda de Zuloaga firmó contrato con representantes de la empresa del Ferrocarril Central, donde se cedieron los terrenos necesarios para las vías y la estación del tren en lo que hoy es Torreón, y un mes más tarde los rieles de esa compañía llegaron a este lugar, que para ese entonces era sólo un paradero y no una estación formal.

Tres años después, la Casa Rapp Sommer, Co., adquirió de la señora la Hacienda de San Antonio del Coyote, de la cual era parte el Rancho del Torreón, y dos meses después moría de pulmonía la viuda de Zuloaga, en Parras. Un año más tarde se estableció la obligación del Ferrocarril Central de construir una estación formal y las bodegas necesarias.

El mismo 1887 el ingeniero Federico Wulff realizó un plano con el trazo de calles y lotes de la futura ciudad de Torreón, coincidiendo con la entrada formal del Ferrocarril Internacional Mexicano, que unía sus vías a las del Central Mexicano, y un año después, 1888, Andrés Eppen iniciaba la venta de los primeros lotes de la que es hoy nuestra ciudad, pero ese con la categoría de congregación.

Fue hasta 1893 que Torreón se erige con el rango de villa y cabecera del municipio del mismo nombre, por decreto del gobernador de Coahuila, José María Garza Galán, instalándose el primer Ayuntamiento del nuevo municipio el 3 de octubre de ese mismo año, siendo su primer alcalde, Antonio Santos Coy.

Torreón en el siglo XX

En otro salto de la historia de Torreón, mencionaremos finalmente que el 12 de julio de 1907 el gobernador de ese entonces, Miguel Cárdenas, expide por decreto el acuerdo del Congreso del Estado, mediante el cual se erigía a Torreón a la categoría de ciudad, lo cual fue promulgado el 15 de septiembre del mismo año mediante Bando Solemne.

Existe una diversidad de opiniones sobre la fecha que deberíamos conmemorar a nuestro Torreón. Algunos señalan que debería tomarse en cuenta el año de 1850, cuando se construyó el primer torreón en la margen derecha del Río Nazas; otros argumentan debería ser en 1883 cuando la viuda de Zuloaga cedió los terrenos a la compañía del Ferrocarril Central y pasaba por primera vez una máquina de vapor por estos lugares.

Alguien más indica que debe ser el 20 de enero de 1888, fecha en que Jesús Eppen (hijo de Andrés) compró en $300.00 la primera manzana del plano de lo que sería el moderno Torreón, y que ello es prueba documental del nacimiento de Torreón.

Otros dicen que debería tomarse en cuenta la fecha en que se creó el municipio y cabecera de ésta a la nominada villa de Torreón, en 1893. Sin embargo, por decisiones sociales y políticas (y hasta tal vez económicas), las autoridades municipales de aquel entonces decidieron celebran la fecha en que se elevó a Torreón al rango de ciudad (1907). Sin embargo, creemos que usted, amable lector, es quien tiene la última palabra.

¡Hasta la próxima!


"Es un deber de la historia contar los hechos tal como fueron, no como imaginamos”, Andrés Bello.

La mayoría de quienes vivimos en la Comarca Lagunera, ya sea en Torreón, Gómez Palacio, Matamoros, Lerdo, San Pedro, Mapimí, Francisco I. Madero, Viesca o cualquier otra población de La Laguna de Coahuila y Durango, desconocemos algunos detalles de la historia de esta región del Desierto Chihuahuense.

Aclaremos primero lo relativo al lugar donde nos ubicamos pues de acuerdo a la Geografía Física, la Comarca Lagunera está dentro de una vasta área desértica (medio millón de kilómetros cuadrados), denominado el Desierto Chihuahuense, que comprende parte de los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, y en menor extensión de Nuevo León, así como una porción de Texas, Nuevo México y Arizona, del territorio de Estados Unidos de América.

Dejando a un lado la geografía de estos lugares, hagamos un poco de historia de nuestra comarca: antes de la conquista de los españoles, estos lugares eran el hábitat de aborígenes nómadas, o sea que no permanecían de fijo en un lugar pues se desplazaban constantemente de un sitio a otro, siendo los más conocidos los Irritilas, los Zacatecos, los Tobosos y los Salineros.

“El descubrimiento del continente americano, ocurrido en 1492 (dice el Profr. Jesús Alfonso Arreola Pérez, en el libro >Coahuila, generoso el campo, vasto el horizonte<, trajo consigo un caudal de exageradas noticias acerca de las riquezas del nuevo continente. Durante el siglo XVI los españoles se aventuraron en empresas de exploración y conquista…”, por lo que los vastos territorios del norte de México y sur de Estados Unidos de América, no fueron la excepción.

Al llegar los invasores hispanos, las tierras de toda superficie que hoy conocemos como México, fueron divididas en lo que entonces dieron por llamar países (regiones) y provincias, destacando al norte la Nueva Vizcaya y la Nueva Galicia.

Son innumerables los hechos y circunstancias ocurridas durante la Colonia, pero mencionaremos que por lo que respecta a la superficie de lo que hoy es Coahuila, la penetración de los españoles fue lenta y difícil, por las extremas condiciones naturales, la falta de agua potable y la resistencia de los indígenas a ser conquistados y evangelizados, cuya labor era llevada a cabo por soldados y religiosos, desde lo que es hoy la Comarca Lagunera y Saltillo, por lo que respecta a Coahuila.

Enfoquémonos por ahora en un joven explorador vasco, Francisco de Urdiñola y Larrumbide, quien a los 20 años cumplidos estuvo primero en el mineral de Alvino, cercano a la población de Peñón Blanco, donde compró un lote de tierra regada por las aguas termales de ese lugar en 1575, pero poco después emigró a Mazapil, Zacatecas, donde se dio de alta como soldado del reino español y en esa condición luchó contra aborígenes zacatecos y tepehuanos, para luego trasladarse a Santiago del Saltillo, ya con el grado de capitán, luchando en ese entonces contra chichimecas, comanches y lipanes, con tanto éxito que fue nombrado Teniente de Gobernador y Capitán General en 1591.

En tales circunstancias, Urdiñola adquirió muchas tierras dentro de la provincia de Nueva Vizcaya, formando un enorme latifundio que llegaba al norte hasta Cuatrociénegas; al sur hasta Río Grande, Zacatecas; al sur oeste hasta la Sierra de las Noas, y al noroeste hasta Mapimí y Laguna del Rey, constituyendo así el Marquesado de Aguayo.

Fue Francisco de Urdiñola quien se adjudicó el título de Marqués de Aguayo, tal como se le conoce aún en Mazapil, Zac., donde fue ganadero y minero, viviendo en una casa convertida hoy en museo que lleva su nombre, si bien su familia residía en Río Grande, Zac.

Demos un salto en el tiempo, hasta el siglo XIX, después de dejar establecido que la Región Lagunera se le llamó “País de Las Lagunas” por los conquistadores hispanos, según lo refiere el fallecido cronista Sergio Corona Páez, seguramente porque en este lugar había grandes y pequeñas acumulaciones de agua (lagunas y lagunetas) que existieron desde miles de años antes.

Leonardo Zuloaga Olivares

Este empresario y hacendado vizcaíno vino a la Nueva España, junto con sus hermanos, hacia los años 1815-1816, asentándose originariamente en la capital de la provincia de Nueva Galicia, pero luego fue a Parras y a Saltillo, donde en 1834 casó con María Luisa Ybarra Goribar, dedicándose al cultivo de trigo, maíz, frijol y vid destinada a la elaboración de vinos y licores.

En 1841, Zuloaga adquirió la Hacienda de Santa Ana de Hornos (hoy ejido Venustiano Carranza, municipio de Viesca), donde se instaló junto con su esposa, y en 1848 compró, mancomunadamente con Juan Ignacio Jiménez, un vasto latifundio que comprendía la Hacienda de San Lorenzo de La Laguna, laque fuera una antigua propiedad del marqués de Aguayo, sin embargo, cuatro años después decidieron dividir la inmensa propiedad, convirtiéndose Leonardo en terrateniente, poseedor de todo el suroeste de nuestro estado, que a la fecha conocemos como Comarca Lagunera de Coahuila.

Construyó presas y canales para convertir el desierto en ricas tierras algodoneras, entre ellas la superficie de la que es hoy es nuestra ciudad. En 1850 ordenó la construcción de un torreón y un canal de riego en la margen derecha del Río Nazas, cuya edificación fue destruida varias veces por las turbulentas aguas ribereñas.

Fue a partir de dicha fecha que se conoció a este lugar como Rancho del Torreón, y según refiere el historiador, Ilhuicamina Rico Maciel en su libro “Efemérides de la Historia de Torreón”, en 1855 nació la primera persona oriunda de este lugar, llamada María Zeferina, hija de María Manuela Machado, según Fe de Bautismo registrada en Viesca, Coah.

A la muerte de Zuloaga, el Rancho del Torreón lo heredó su sobrino Juan Fierro, quien vendió esa propiedad a su tía María Luisa Ybarra, la que finalmente cayó en desgracia económica al serle confiscado sus bienes por una pésima administración, mismos que recuperó más tarde, excepto el llamado Cuadro de Matamoros, cedido por el Presidente Benito Juárez a los lugareños.

Para 1868, el Rancho del Torreón tenía 225 habitantes, según censo levantado por Fernando González Montes de Oca, hermano del coronel Carlos de igual apellidos, el que a la postre fuera el segundo Presidente Municipal de la villa de El Torreón, en 1894.

En 1883, la viuda de Zuloaga firmó contrato con representantes de la empresa del Ferrocarril Central, donde se cedieron los terrenos necesarios para las vías y la estación del tren en lo que hoy es Torreón, y un mes más tarde los rieles de esa compañía llegaron a este lugar, que para ese entonces era sólo un paradero y no una estación formal.

Tres años después, la Casa Rapp Sommer, Co., adquirió de la señora la Hacienda de San Antonio del Coyote, de la cual era parte el Rancho del Torreón, y dos meses después moría de pulmonía la viuda de Zuloaga, en Parras. Un año más tarde se estableció la obligación del Ferrocarril Central de construir una estación formal y las bodegas necesarias.

El mismo 1887 el ingeniero Federico Wulff realizó un plano con el trazo de calles y lotes de la futura ciudad de Torreón, coincidiendo con la entrada formal del Ferrocarril Internacional Mexicano, que unía sus vías a las del Central Mexicano, y un año después, 1888, Andrés Eppen iniciaba la venta de los primeros lotes de la que es hoy nuestra ciudad, pero ese con la categoría de congregación.

Fue hasta 1893 que Torreón se erige con el rango de villa y cabecera del municipio del mismo nombre, por decreto del gobernador de Coahuila, José María Garza Galán, instalándose el primer Ayuntamiento del nuevo municipio el 3 de octubre de ese mismo año, siendo su primer alcalde, Antonio Santos Coy.

Torreón en el siglo XX

En otro salto de la historia de Torreón, mencionaremos finalmente que el 12 de julio de 1907 el gobernador de ese entonces, Miguel Cárdenas, expide por decreto el acuerdo del Congreso del Estado, mediante el cual se erigía a Torreón a la categoría de ciudad, lo cual fue promulgado el 15 de septiembre del mismo año mediante Bando Solemne.

Existe una diversidad de opiniones sobre la fecha que deberíamos conmemorar a nuestro Torreón. Algunos señalan que debería tomarse en cuenta el año de 1850, cuando se construyó el primer torreón en la margen derecha del Río Nazas; otros argumentan debería ser en 1883 cuando la viuda de Zuloaga cedió los terrenos a la compañía del Ferrocarril Central y pasaba por primera vez una máquina de vapor por estos lugares.

Alguien más indica que debe ser el 20 de enero de 1888, fecha en que Jesús Eppen (hijo de Andrés) compró en $300.00 la primera manzana del plano de lo que sería el moderno Torreón, y que ello es prueba documental del nacimiento de Torreón.

Otros dicen que debería tomarse en cuenta la fecha en que se creó el municipio y cabecera de ésta a la nominada villa de Torreón, en 1893. Sin embargo, por decisiones sociales y políticas (y hasta tal vez económicas), las autoridades municipales de aquel entonces decidieron celebran la fecha en que se elevó a Torreón al rango de ciudad (1907). Sin embargo, creemos que usted, amable lector, es quien tiene la última palabra.

¡Hasta la próxima!

ÚLTIMASCOLUMNAS