/ lunes 9 de septiembre de 2024

El futuro llegó, pero el sistema educativo no se ha dado cuenta

Aquello que pensábamos lejano hace algunas generaciones en la actualidad resulta común; día con día observamos cambios en nuestra sociedad que nos deja al descubierto la importancia de la resiliencia y la adaptabilidad ante nuevos entornos. El mundo globalizado trajo consigo cambios acelerados, sin embargo, algunas instituciones educativas y docentes no lo queremos aceptar debido a las costumbres de enseñanza tradicional, seguimos creyendo que la forma de llevar a cabo una clase sigue siendo la misma y que los jóvenes van a aprender igual que los de hace 10, 20 o 30 años. Pero no es así.

Es de suma importancia analizar a fondo las creencias y principios que sostienen nuestro arcaico sistema educativo, porque así existan mil reformas que nos propongan nuevos inicios, nosotros mismos buscamos la forma de adaptarla a la tradición escolar de un salón con 4 muros pintados de blanco, niños sentados en bancas incomodas alineadas por filas, donde el docente está al frente explicando todo como si los alumnos no tuvieran conocimientos previos, donde existe una chicharra que indica la hora de entrada, salida, y marque las reglas, donde se establecen las materias y si el estudiante pregunta algo distinto, no lo respondemos porque no está acorde a lo que debemos seguir. Seguimos evaluando numéricamente, reducimos al alumno a un número.

El futuro llegó, pero pareciera que el sistema educativo no se ha dado cuenta, seguimos con prácticas antiguas que no van acorde a las necesidades de los estudiantes actuales. Es hora de fomentar nuevas maneras de aprendizaje a través del aprovechamiento de las TIC’s, de la convivencia en el aula y actividades extracurriculares que fortalezcan una educación integral.

El futuro son los jóvenes estudiantes que viven conectados a las nuevas tecnologías, que nos rebasaron a los maestros en ese sentido y que buscan información para actualizarse constantemente. Su modelo de aprendizaje es el de la web social que le brinda las habilidades que necesita para navegar en un mundo globalizado y hacer relaciones con personas incluso de otros países.

Compañeros docentes y actores de la educación, es momento de unirse y construir sobre lo que ya funciona, investigar nuevos horizontes que generan una nueva realidad educativa, es decir, como profesores no es tener todas las respuestas, sino saber formular las preguntas idóneas que nos muestren cuales son los retos a los que se enfrentara la educación.

Organizarnos y capacitarnos es una de las soluciones para reinventar la educación y que sea más fácil enseñar, fortalecer las habilidades, actitudes y sobre todo los valores éticos y morales de los estudiantes. Los desafíos educativos a los que nos enfrentamos requieren de una transformación moderna actualizada llena de oportunidades que nos conecten con la sociedad de manera colectiva para que los estudiantes puedan sobresalir y al mismo tiempo estén comprometidos con su entorno y la ayuda al prójimo.

La educación como motor social requiere de un modelo educativo planeado para un mundo educativo global sin fronteras y con un acceso a la educación desde cualquier parte, capacitando a todas las personas, fomentando la creatividad, innovación y pasión por lo que hacemos.

Aquello que pensábamos lejano hace algunas generaciones en la actualidad resulta común; día con día observamos cambios en nuestra sociedad que nos deja al descubierto la importancia de la resiliencia y la adaptabilidad ante nuevos entornos. El mundo globalizado trajo consigo cambios acelerados, sin embargo, algunas instituciones educativas y docentes no lo queremos aceptar debido a las costumbres de enseñanza tradicional, seguimos creyendo que la forma de llevar a cabo una clase sigue siendo la misma y que los jóvenes van a aprender igual que los de hace 10, 20 o 30 años. Pero no es así.

Es de suma importancia analizar a fondo las creencias y principios que sostienen nuestro arcaico sistema educativo, porque así existan mil reformas que nos propongan nuevos inicios, nosotros mismos buscamos la forma de adaptarla a la tradición escolar de un salón con 4 muros pintados de blanco, niños sentados en bancas incomodas alineadas por filas, donde el docente está al frente explicando todo como si los alumnos no tuvieran conocimientos previos, donde existe una chicharra que indica la hora de entrada, salida, y marque las reglas, donde se establecen las materias y si el estudiante pregunta algo distinto, no lo respondemos porque no está acorde a lo que debemos seguir. Seguimos evaluando numéricamente, reducimos al alumno a un número.

El futuro llegó, pero pareciera que el sistema educativo no se ha dado cuenta, seguimos con prácticas antiguas que no van acorde a las necesidades de los estudiantes actuales. Es hora de fomentar nuevas maneras de aprendizaje a través del aprovechamiento de las TIC’s, de la convivencia en el aula y actividades extracurriculares que fortalezcan una educación integral.

El futuro son los jóvenes estudiantes que viven conectados a las nuevas tecnologías, que nos rebasaron a los maestros en ese sentido y que buscan información para actualizarse constantemente. Su modelo de aprendizaje es el de la web social que le brinda las habilidades que necesita para navegar en un mundo globalizado y hacer relaciones con personas incluso de otros países.

Compañeros docentes y actores de la educación, es momento de unirse y construir sobre lo que ya funciona, investigar nuevos horizontes que generan una nueva realidad educativa, es decir, como profesores no es tener todas las respuestas, sino saber formular las preguntas idóneas que nos muestren cuales son los retos a los que se enfrentara la educación.

Organizarnos y capacitarnos es una de las soluciones para reinventar la educación y que sea más fácil enseñar, fortalecer las habilidades, actitudes y sobre todo los valores éticos y morales de los estudiantes. Los desafíos educativos a los que nos enfrentamos requieren de una transformación moderna actualizada llena de oportunidades que nos conecten con la sociedad de manera colectiva para que los estudiantes puedan sobresalir y al mismo tiempo estén comprometidos con su entorno y la ayuda al prójimo.

La educación como motor social requiere de un modelo educativo planeado para un mundo educativo global sin fronteras y con un acceso a la educación desde cualquier parte, capacitando a todas las personas, fomentando la creatividad, innovación y pasión por lo que hacemos.