La tarde del jueves 25 de julio en Culiacán, mientras se conocía por un cable de la agencia Reuters la detención de Ismael “el Mayo” Zambada García, los operadores de rango medio de su grupo en la zona centro de Sinaloa no daban crédito a la información. En principio decían que era falso que el “Señor del Sombrero” saliera de algunas de sus guaridas sin los anillos de protección oficial –y propios—que solían establecerse. Antes del anochecer la capital sinaloense se sumó en un letargo silencioso, donde buena parte de las actividades se apagaron, había pocos policías en las calles y el tránsito disminuyó más temprano de lo habitual.
Cuando los noticieros de radio y televisión reportaron que en la captura del Mayo Zambada lo acompañó su ahijado Joaquín Guzmán López, hermano de Ovidio y medio hermano de Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, el desconcierto fue total. Uno de los líderes fundadores del llamado Cártel de Sinaloa y el vástago del Chapo Guzmán estaban detenidos en territorio estadounidense.
El asesinato Héctor Melesio Cuén Ojeda, pocas horas después de que se conociera la noticia de la detención, vino a enturbiar el escenario local. El político sinaloense oriundo de Badiraguato, nieto de uno de los primeros comerciantes de opio y heroína en los años 40 del siglo pasado, exalcalde de la capital y ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), estaba confrontado con el gobernador de Sinaloa desde el año pasado a raíz de una serie de reformas para quitarle el control político y de recursos de la universidad.
El asesinato de Cuén y el vacío de información en torno a la captura desató una ola de rumores e historias que cambiaban de un día a otro. La inexactitud, reportes con fuentes con datos inverosímiles del entorno de Zambada, un clan hermético y muy discreto en sus andanzas, abonaron a la desinformación.
Desde hace un par de años desde una cuenta de correo electrónico que utiliza un usuario con pseudónimo, establecida a raíz del conflicto de los hijos del Chapo Guzmán (los Chapitos) y los Zambada (los Rusos), se envían reportes a ciertos medios en contra de éste clan para generar la percepción de que son el bando “malo”. Tras la ola de rumores enviaron un recorte de periódico que retomó una nota publicada días atrás por el periodista mexicoestadounidense Luis Chaparro en su sitio web, donde el Mayo buscaba entregarse para estar cerca de dos de sus hijos procesados y en calidad de testigos protegidos en los Estados Unidos. A sus 76 años quería condiciones en prisión para atender sus padecimientos de salud.
“Esta es la verdad de la situación, al Mayo no lo traicionaron sino Culiacán fuera un campo de guerra como en el 2008, se les invita a los medios de comunicación no caer en el juego de los gringos, buscan crear conflictos donde no los hay no engañen a la ciudadanía”, decía un correo del 27 de julio.
El vacío de información estadounidense con el gabinete de seguridad federal se selló desde el 19 de octubre de 2019, día del Culiacanazo, cuando Ovidio Guzmán antes de ser liberado, dio el nombre de un alto funcionario del gobierno de López Obrador con el que tenían acuerdos. Las agencias de inteligencia norteamericanas hace cinco años que le bajaron el swicth al obradorato.
@velediaz424