"Todo por (ya no)
servir, se acaba.”
Parafraseando una
expresión popular.
Los partidos políticos con bastantes años de existencia en México ya han demostrado no ser eficientes, pero se resisten a desaparecer, como sucede con Acción Nacional (PAN), y prueba de ello es el llamado de Manuel Gómez Morín, consejero nacional de los albiazules, juntamente con otros exconsejeros panistas, quienes exigen la salida de Marko Cortés y reformar ese partido.
En las filas del PRI ocurre algo similar, pues desde que Morena logró triunfar en las elecciones presidenciales de 2018, y no obstante haber sido una gran fuerza política por décadas en México, actualmente se enfrenta a la peor crisis de su historia, según coinciden en opinar la mayoría de los analistas políticos.
En la actualidad, el Revolucionario Institucional ha descendido a una vergonzosa tercera fuerza política, muy por debajo del hegemónico partido Morena y de un débil PAN. También contribuyó el resultado de las elecciones del 2 de junio, aparte de enfrentar una marcada división entre sus líderes nacionales.
El politólogo y especialista en partidos políticos, José Antonio Carrera Barroso, señala que el PRI está en su momento más crítico, pues “2024 se vuelve un año decisivo e histórico para esa institución política, pues está agonizando en el sistema de partidos”.
Volviendo al caso del Partido Acción Nacional, donde se buscará a la persona que tome el lugar de su fracasado dirigente, Marko Cortés, ya que causó del naufragio en las elecciones del 2 de junio pasado. Para suplirlo han levantado la mano los senadores Kenia López Rabadán y Damián Zepeda, así como el diputado Jorge Romero y la exdiputada Adriana Dávila.
Sin embargo, Manuel Gómez Morín, nieto del fundador del PAN, al igual que otros consejeros de dicho partido, entre ellos Ernesto Ruffo Appel, el primer gobernador panista; el ex gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, y actual coordinador del grupo parlamentario de ese partido en el Senado de la República, han fijado una postura diferente: Pedir la renuncia de Marko Cortés y de otros personajes clave de la dirigencia albiazul, entre ellos Ricardo Anaya, ex candidato presidencial y actual senador de la nueva legislatura. Planteando, además, drásticos cambios en la estructura interna de su partido.
Gómez Morín declaro hace poco que han iniciado una gira nacional, a lo largo y ancho del país, para dar a conocer su postura de reforma, con la finalidad de que la mayoría de los 300 mil militantes del PAN se sumen y exijan la salida “a que quienes tienen secuestrado a nuestro partido. Que lo dejen, y si no, nos vamos.”
Luis Alberto Vázquez Álvarez, analista político, opinó en un reciente artículo, “Después de las elecciones de junio y los primeros pasos que se han dado para lograr la reforma judicial, la oposición prácticamente ya no existe: PAN y PRI están agonizando, sus estertores se escuchan por todo el territorio nacional; múltiples miembros destacados están abandonándolos; algunos dirigiéndose a la corriente adversaria y otros buscando crear partidos diferentes, pero finalmente debilitando rotundamente a esas dos instituciones.”
Añade, “El PRI expira, dividido en su seno, acosado por la autoridad electoral que descalifica al líder actual, quien posiblemente reciba en breve la puntilla, que sería la división efectiva, ya vigente y anunciada. En ambos casos hablan de refundar o reconstruir lo que ellos mismos han destruido, pero los tiempos exigen otros caminos, pues es más fácil crear que corregir.”
Nosotros opinamos que es la base de esos partidos políticos los que deben decidir qué hacer en cada caso, o en ambos, si es que hay coincidencia en cuanto a reformar o mantenerse en su endeble estructura, pues cada quien (persona o institución) es el arquitecto de su propio destino.
Lo cierto es que todos los dirigentes de todos los partidos han actuado en función de sus intereses personales o de grupo, en lugar de realizar acciones que beneficien no sólo a sus militantes y simpatizantes, sino a toda la ciudadanía, tal como lo consignan en su correspondiente plataforma política, que nunca toman en cuenta y en gran parte ha sido su fracaso.
Han fincado como estrategia única el atacar a sus contrincantes, sin éxito alguno, y de esa manera se han alejado de ellos los ciudadanos, para dar su voto a otras opciones partidistas, que les han prometido transformar su condición económica y social, así sea parcialmente.
Sin embargo, como siempre hemos dicho, seguramente los lectores de este artículo tendrán una mejor opinión sobre el tema que hoy tratamos.
¡Hasta la próxima!