/ martes 6 de agosto de 2024

No a la evaluación académica tradicional

Evaluar significa valorar el trabajo efectuado, la evaluación es un procedimiento que se manifiesta en juicios de la labor de una persona hacia otra, formulada con coherencia y utilizada con la finalidad de mejorar.

En educación lo que se valora es el trabajo en el interior del salón de clases, aquí es un elemento fundamental para garantizar un correcto desarrollo y evolución de los estudiantes. Con el transcurrir de los años se ha ido transformando, ha pasado de ser una evaluación meramente cuantitativa donde lo más importante es un resultado numérico final, a una evaluación más integral y cualitativa cuyo objetivo no solamente es el valor matemático, sino que se centra en el proceso y busca un aprendizaje global.

La evaluación tradicional es aquella en la que los criterios son establecidos por los docentes, entregando solamente calificaciones sin tomar en cuenta las actividades extracurriculares, aptitudes, actitudes, desempeño, valores ni contexto sociocultural del alumno. No está abierta al diálogo, ni pasa por un proceso democrático, mucho menos por un auto evaluación, simplemente se plasma lo que el maestro considera que el alumno merece.

Los estudiosos e investigadores de la educación debemos de alzar la voz y manifestar que la evaluación tradicional se ocupa más en marcar los errores que los aciertos, convirtiendo el proceso educativo en una rutina escolar de memorización más que de motivación y creatividad.

La evaluación tradicional es punitiva, el docente es la figura principal, es quien dicta la clase porque tiene todo el conocimiento y cree que los estudiantes no saben nada. Si un estudiante no responde a la dinámica que el maestro impone, es castigado con una mala calificación, perjudicando su Kardex, dificultando el fortalecimiento y desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo de los estudiantes, por lo que, es ilógico continuar con prácticas arcaicas dentro de la educación.

Maestros, tenemos que actualizarnos no podemos seguir evaluando como lo hicieron con nosotros, con el paso de los ciclos escolares me doy cuenta de que los estudiantes son cada vez más diferentes, tienen otras necesidades académicas. La gran mayoría tiene acceso a la tecnología, no podemos impedirle su uso, sino orientarlos, pero no lo podremos hacer si nosotros no nos capacitamos primero.

En la actualidad hay problemas que antes no había, muchas de las veces el refugio de los alumnos es la escuela, así que no la conviertas en un lugar de sufrimiento, sino en uno seguro, donde puedan destacar su potencial, construir su identidad, formarse por el camino del bien y destacar su creatividad.

Un alumno no es un número, el éxito no depende de su calificación, ayúdales con eso que no comprenden, busca estrategias, instrúyeles con amor y vocación, crea un ambiente de aprendizaje sano, involúcralos en actividades, dejarlos intentar cosas nuevas, permíteles proponer y tener voz dentro de tu salón de clases, invítalos a conocer, a ser resilientes y a ser mejores cada día. Aumentar la calificación siempre se vuelve un tema importante, pero aumentar su calidad humana lo es aún más.

Evaluar significa valorar el trabajo efectuado, la evaluación es un procedimiento que se manifiesta en juicios de la labor de una persona hacia otra, formulada con coherencia y utilizada con la finalidad de mejorar.

En educación lo que se valora es el trabajo en el interior del salón de clases, aquí es un elemento fundamental para garantizar un correcto desarrollo y evolución de los estudiantes. Con el transcurrir de los años se ha ido transformando, ha pasado de ser una evaluación meramente cuantitativa donde lo más importante es un resultado numérico final, a una evaluación más integral y cualitativa cuyo objetivo no solamente es el valor matemático, sino que se centra en el proceso y busca un aprendizaje global.

La evaluación tradicional es aquella en la que los criterios son establecidos por los docentes, entregando solamente calificaciones sin tomar en cuenta las actividades extracurriculares, aptitudes, actitudes, desempeño, valores ni contexto sociocultural del alumno. No está abierta al diálogo, ni pasa por un proceso democrático, mucho menos por un auto evaluación, simplemente se plasma lo que el maestro considera que el alumno merece.

Los estudiosos e investigadores de la educación debemos de alzar la voz y manifestar que la evaluación tradicional se ocupa más en marcar los errores que los aciertos, convirtiendo el proceso educativo en una rutina escolar de memorización más que de motivación y creatividad.

La evaluación tradicional es punitiva, el docente es la figura principal, es quien dicta la clase porque tiene todo el conocimiento y cree que los estudiantes no saben nada. Si un estudiante no responde a la dinámica que el maestro impone, es castigado con una mala calificación, perjudicando su Kardex, dificultando el fortalecimiento y desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo de los estudiantes, por lo que, es ilógico continuar con prácticas arcaicas dentro de la educación.

Maestros, tenemos que actualizarnos no podemos seguir evaluando como lo hicieron con nosotros, con el paso de los ciclos escolares me doy cuenta de que los estudiantes son cada vez más diferentes, tienen otras necesidades académicas. La gran mayoría tiene acceso a la tecnología, no podemos impedirle su uso, sino orientarlos, pero no lo podremos hacer si nosotros no nos capacitamos primero.

En la actualidad hay problemas que antes no había, muchas de las veces el refugio de los alumnos es la escuela, así que no la conviertas en un lugar de sufrimiento, sino en uno seguro, donde puedan destacar su potencial, construir su identidad, formarse por el camino del bien y destacar su creatividad.

Un alumno no es un número, el éxito no depende de su calificación, ayúdales con eso que no comprenden, busca estrategias, instrúyeles con amor y vocación, crea un ambiente de aprendizaje sano, involúcralos en actividades, dejarlos intentar cosas nuevas, permíteles proponer y tener voz dentro de tu salón de clases, invítalos a conocer, a ser resilientes y a ser mejores cada día. Aumentar la calificación siempre se vuelve un tema importante, pero aumentar su calidad humana lo es aún más.