En la tranquila y remota frontera entre Estados Unidos y México, se encuentra un rincón único: Boquillas, un pequeño pueblo a orillas del Río Bravo, justo enfrente del Parque Nacional Big Bend en Texas.
Este cruce fronterizo inusual se ha convertido en un destino especial para los viajeros que buscan una experiencia única en la frontera entre Estados Unidos y México. A diferencia de los puntos de entrada más concurridos, el cruce hacia Boquillas es atendido por un amigable guardaparque y algunos residentes locales, que utilizan botes de remos y burros para ayudar a los visitantes a cruzar el Río Grande y llegar a este pintoresco pueblo.
A pesar de estar a pocos metros de la frontera con Estados Unidos, Boquillas del Carmen es una comunidad que pertenece al municipio de Ocampo, en el estado de Coahuila, al norte de México. Si bien no es uno de los destinos turísticos más conocidos, este pueblo esconde algunas peculiaridades que lo convierten en un lugar único para vacacionar.
Debido a su aislamiento de otros municipios, la obtención de productos básicos en Boquillas puede ser un desafío, ya que solo cuenta con dos tiendas de abarrotes. Sin embargo, lo que más destaca en esta comunidad es su uso de energía solar. Boquillas se abastece por completo de energía solar mediante paneles solares, lo que significa que la electricidad se desconecta a las 11 de la noche y regresa a las 8 de la mañana, una muestra de su compromiso con la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.
Hace seis años, en 2017, Boquillas del Carmen enfrentó una gran incertidumbre. Los habitantes temían que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumpliera su promesa de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. La población se preocupaba por convertirse en un "pueblo fantasma" si los turistas estadounidenses dejaban de visitar.
"Dependemos de los turistas que llegan diariamente desde Estados Unidos", explica Esperanza Coronado, una vendedora local de Boquillas. "Son nuestra única fuente de ingresos".
Mientras en otros tramos de la frontera entre Estados Unidos y México hay cercas de metal y una presencia fuerte de agentes de la patrulla fronteriza, en Boquillas, solo el río divide a los dos países. Esta ubicación única ha permitido que el pueblo conserve su encanto y que los turistas continúen cruzando la frontera para disfrutar de esta experiencia única.
Boquillas sigue siendo un destino especial para aquellos que buscan explorar un rincón tranquilo de la frontera y disfrutar de su singularidad. El cruce fronterizo hacia Boquillas es una puerta de entrada a una experiencia auténtica en la frontera entre Estados Unidos y México, donde la hospitalidad, la sostenibilidad y la belleza natural se entrelazan para crear una vivencia inolvidable.