Para que la comunidad lagunera pueda tener un contacto con un ancestro prehispánico el Hombre de Bilbao, permanece en exhibición dentro de la sala de Arqueología del Museo Regional de La Laguna de la ciudad de Torreón.
Así fue como se le llamó a los restos óseos que fueron descubiertos en entre las Dunas de Bilbao y que tras las investigaciones pertinentes, se dio a conocer que se trata de un cazador que vivió en la región hace alrededor de mil años.
“Por ello decimos que es un ancestro, un lagunero del pasado y para que La Laguna pueda tener ese contacto más personal con los materiales, se pensó en ponerlos en exhibición temporal, antes de resguardarlo por un largo período donde seguiremos con los estudios e investigaciones”, comentó Yuri de la Rosa Gutiérrez, arqueólogo e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Coahuila.
Te puede interesar: ¿Quién es el Hombre de Bilbao? Cazador de 700 años encontrado en el desierto de Coahuila
El hallazgo de restos humanos en las Dunas
Mientras realizaban actividades a bordo de un vehículo todo terreno en las Dunas de Bilbao, un grupo de turistas localizó lo que parecía ser un cráneo humano; debido a la misma actividad que realizaban fue que se internaron en una zona muy profunda de las dunas, fue ahí cuando observaron impactados esos restos.
Fue a finales de 2022, allí empezó el largo proceso que sigue hasta ahora y se extenderá por varios años según los antropólogos e investigadores.
“Ya que lo encontraron, avisaron a las autoridades de inmediato y la Policía Municipal acudió a realizar una inspección y fue así que se percataron que eran restos pasados; al principio se pensó que él podían ser restos a causa de hechos delictivos de décadas pasadas, porque evidentemente no era un una persona recién fallecida”, comentó.
En ese momento se dio parte a la Fiscalía de Personas Desaparecidas para hacer el primer encuentro físico con los restos; el material permaneció por un tiempo en el laboratorio de dicha fiscalía y tras el análisis, el antropólogo físico Erik Morgan, se da cuenta que son restos prehispánicos patrimoniales y es cuando da aviso a al Instituto Nacional de Antropología e Historia en la entidad, para que acudan a certificar.
“Yo voy y reviso los restos, después acudo al lugar donde fueron encontrados y certifico que tanto los restos, como el lugar donde fueron hallados, tienen un origen prehispánico y es entonces que el INAH toma el caso en sus manos, después de una serie de transferencias legales”, explicó.
Como de inicio se entregaron los restos a la Fiscalía de Personas Desaparecidas, tuvo que realizarse un proceso legal; se abrió una carpeta de investigación, una cadena de custodia y hasta que hubo una entrega legal, el INAH puede iniciar sus investigaciones.
“Acudimos al lugar a hacer un rescate, para levantar todos los restos que pudiera haber y por supuesto, la información que el sitio arqueológico nos da respecto a las capas, el paisaje y todo lo que tiene que ver con lo que nosotros llamamos el contexto arqueológico y es entonces que poco a poco vamos, armando la investigación hasta el punto donde la tenemos ahorita, que pues en realidad es un principio”.
Las hipótesis sobre el Hombre de Bilbao
Una vez recuperados los restos hicieron los primeros análisis y estudios; a partir de ello, se abren varias hipótesis, muchas preguntas, que a lo largo de un proyecto de investigación a futuro y por los próximos dos o tres años, trabajarán con este esqueleto.
“Una de estas hipótesis es que se trata de un individuo masculino joven, de entre 20 y 30 años, según nos arrojaron primeros análisis de los huesos, dentadura, cráneo, cintura pélvica y dado el material arqueológico asociado que se encontró en el lugar, que corresponde además a una hoja de pedernal”, dijo.
Estos materiales apuntan a un horizonte cronológico cercano entre 700 y 1000 años y son como los de la cueva de La Candelaria, una cueva mortuoria que se ubicaba al pie de la sierra de la Candelaria, en el valle de las Delicias, situado a su vez al suroeste del Estado de Coahuila, relativamente cerca de la Comarca Lagunera y que se dice fue, una región habitada por grupos de cazadores-recolectores.
“Son muy parecidos a los que encontramos con el Hombre de Bilbao, nos hacen a pensar que hay una temporalidad similar dado los materiales muy parecidos que se encuentran en la cueva de La Candelaria y los que tenemos una exhibición aquí en el Museo y que fueron los que se encontraron en las Dunas de Bilbao”, apuntó de la Rosa.
Otra hipótesis es que que había contactos culturales y comerciales de las personas de la costa y las personas del desierto y tanto en el norte como en el sur; esto debido al hallazgo de un collar de concha marina con el Hombre de Bilbao, que aquí en la región desértica no hay.
“Sabemos también por el material arqueológico que se encontró en el lugar, que el sitio arqueológico donde fue encontrado era un campamento del individuo. Estaba en un campamento de trabajo, probablemente pescando, cazando y además estaba fabricando sus artefactos, es decir, estaba en un campamento estacional, realizando trabajo de cazadores-recolectores”.
Importancia de los hallazgos arqueológicos
Dijo que todos estos hallazgos son muy importantes para la historia de Coahuila y para la antropología de la región; es un hallazgo relevante como todos, porque arrojan información. Sin embargo, Yuri de la Rosa considera que las características de éste, hace que tengamos un contexto completo, que no fue alterado por saqueadores, por personas ni animales. “La alteración que tenemos es la natural, de la erosión y el movimiento de las dunas, la interpretación, el sol, el agua, en realidad no hubo afectación humana en el entierro”.
“Tenemos asociado no solamente el individuo, que es el esqueleto, sino los materiales con que estaban trabajando y que usualmente cuando los acreedores se encuentran un sitio como este, se llevan los materiales y solamente dejan los restos óseos y en este caso no, están los materiales con los que estaba trabajando como la punta, el cuchillo, el collar de concha, pero además está el sitio arqueológico con la basura de su trabajo; es decir, en el lugar hay todavía pedazos de puntas y otros materiales que nos indican que estaba trabajando”.
Reiteró que al tener todo en conjunto y sin alterar, además de un contexto muy particular, el hallazgo se vuelve más relevante e importante, no solo por las características de la arqueología, sino por toda la información que a futuro les va a arrojar.
A futuro se pretende establecer un proyecto de investigación para revisar por completo la zona donde fue hallado, establecer una revisión más amplia en en los parajes, no sólo de las Dunas de Bilbao, sino en los alrededores, en la sierra, el valle y hacer una investigación más completa.
Un plus para la protección de la zona
El investigador destacó que si bien, las Dunas de Bilbao son una Reserva Natural Voluntaria que se encuentra hasta cierto punto protegida y que incluso busca la declaratoria como Área Natural Protegida por parte del Gobierno Federal, este tipo de situaciones puede favorecer para finiquitar este trámite, pero aquí es de mayor relevancia, que hallazgos como peste le dan un valor agregado.
“Estamos hablando ya de una cuestión cultural, más allá de la naturaleza; esta situación implica que en dicha zona, se combina lo natural con lo cultural, por eso es un valor agregado y puede favorecer mucho a las Dunas de Bilbao”, concluyó.