Fue un 13 de septiembre de 1847, durante la intervención estadounidense en México, que los cadetes recibieron la orden del General Nicolás Bravo de abandonar el Castillo de Chapultepec, pues ya se encontraban invadidos, sin embargo, Juan Escutia, Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez y Francisco Márquez se armaron de valentía y decidieron defender la patria hasta el final.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) El 8 de septiembre los invasores norteamericanos se apoderaron del Molino del Rey y después decidieron ir al Castillo de Chapultepec, sede del Colegio Militar en el que se encontraban más de 50 cadetes, por lo que la defensa del Castillo fue confiada al general Nicolás Bravo, sin embargo, el general contaba con más de 800 soldados para defender contra los más de 7 mil de Estados Unidos.
La madrugada del 12 de septiembre de 1847 el general Bravo dio la orden a los cadetes menores de edad de retirarse, pero la mayoría no lo hizo, luego las baterías estadunidenses iniciaron un intenso bombardeo sobre el Castillo. Al anochecer el general Bravo solicitó al Presidente Santa Ana refuerzos, petición que fue negada. Por la mañana del día 13 nuevamente bombardearon el Castillo pero a las nueve de la mañana el fuego cesó, y los soldados estadunidenses iniciaron el ascenso al cerro, por la parte oeste.
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La lucha continuó, que es donde protagonizan los Niños Héroes, donde estos mexicanos combatieron con fiereza a pesar de que los invasores ganaban terreno y lograron llegar al Castillo por el lado occidental.
La historia cuenta que el protagonista fue Juan Escutia, ya que al encontrarse las tropas enemigas dentro del Castillo de Chapultepec decidió envolverse en la Bandera Nacional y se aventó al vacío, prefirió morir para evitar que los norteamericanos destruyeran la bandera luego de su victoria.