El futbol americano fue más que un sueño cumplido para el lagunero Miguel Ángel Irazoqui Morales, quien este 26 de julio festeja 51 años recordando la historia que escribió en el deporte de las tacleadas.

Sus inicios en el deporte lo debe a sus padres, quienes les inculcaron el amor al deporte a él y a sus hermanos.

“Mis inicios como deportista fueron el Colegio Pereyra, cuando estaba por el bulevar Independencia. Allá en la Pereyra chica jugaba futbol soccer cuando estaba en la primaria. Comencé como portero y luego centro delantero”, recuerda.

Te puede interesar: Clubes de la AFAIL iniciarán pretemporada en categorías infantiles

“Luego me fui a jugar los Búfalos de la Deportiva, creo que aún existe el equipo. De Búfalos me fui muy breve a Jaguares, ahí no jugué solo entrené, lo mismo que en Vikingos que fue de entrada por salida”, señala.

“Terminé primaria y secundaria y me fui a estudiar con los Osos Grises de la UANE un año. Un equipo nuevo totalmente. El único año que nos tocó jugar fue contra Borregos Laguna fue muy cerrado el encuentro, con pocos puntos de diferencia. El equipo del Tec de Monterrey se sorprendió porque a un solo año de entrenamiento dimos pelea más que ellos que tenían más tiempo juntos”.

Aquella actuación con los Osos Grises sería su pase al equipo que se convirtió en toda una experiencia de vida, pues algunos de los jugadores se fueron a Borregos para comenzar a escribir una gran historia en el futbol americano.

“Me presenté en el Tec Estrella donde comencé a jugar con el Coach Héctor Gaytán McGregor. Él es quien me da la oportunidad. La verdad eran entrenamientos exhaustivos, teníamos tres entrenamientos al día y de ahí quien soportaba, hacían un corte y escogían a quien aguantaba”.

“De ahí nos fuimos al “Infierno Azul” donde trascendió en intermedia y mayor con los logros que se dieron gracias a la aportación de cada uno de los compañeros y la confianza que nos dio el Head Coach Héctor Gaytán McGregor y su staff de coacheo”.

Pero qué le sedujo del futbol americano y no en el futbol soccer, le cuestionamos, “Sin duda alguna fue la disciplina. En el americano nos lleva a la disciplina, tanto en el plano mental como físico. Diario de una a tres de la tarde trabajábamos fuerte”.

“En mi posición de liniero, además del aspecto físico, también había que hacer dieta, para poder cubrir y hacer hueco y los demás jugadores pudieran hacer su función. Nos consideraban los gordos, pero la línea ofensiva también tiene una función importante”.

Tuvo la fortuna de ser seleccionado nacional en 1991-1992 y luego seleccionado ideal en 1992 y fue nominado en la terna como liniero ofensivo. “Los que hicimos me lo voy a llevar hasta que me vaya al cielo si es que me llegó a ir”.

EL AUTOMOVILISMO

Pero a la par hubo otro deporte que le llamaba mucho la atención. Desde niño le gustaban las carreras de carros. Acompañaba a don Donaldo Ramos, papá de un buen amigo. “Lo acompañábamos a correr a Dinamita. Yo tenía 8 ó 9 años. Jaime Espinoza era el dueño del autódromo y todos ellos corrían sus vehículos, a veces me subía con ellos a dar la vuelta. Y en algunas ocasiones me prestaron sus carros para dar la vuelta. A los 12 años aprendí a manejar y cuando tuve la oportunidad lo hice, a los 18 ó 19 años, porque ya trabajaba, estudiaba y entrenaba”.

Miguel fue Gerente de Eventos Especiales de un grupo Cervecero que apoyaba estos eventos, por lo que ahí comenzó a tomar parte con el apoyo de su Jefe Víctor Septién Mijares (q.e.p.d).

Su primer carro fue un Mustang prestado. Pero en circuito en la carrera de celebridades ganó en el año 2000, que a decir de él, estuvo más emocionante que las categorías fuertes, “Tal vez porque se sintió el pique de los pilotes locales y el apoyo de nuestros amigos y familiares”.

Ya de más adulto regresó al futbol soccer, donde tuvo más lesiones que los encontronazos que tuvo en el americano, “me troné las dos rodillas, una con injerto de ligamento y la otra con meniscos. Bendito Dios y las manos del Doctor Salvador Chavarría pude quedar bien y ahora me permite jugar tenis y hacer gimnasio todos los días.

Al cumplir 51 años le da gracias a Dios el poder seguir practicando tenis con hombres más mayor que edad que él y que le dejan grandes enseñanzas. “Si vieras jugar el Doctor Milán, a Lalo Herrera, al Güero Román, a Jorge Garza y Armando Fernández, pero cada vez que los veo los domingos a las 8 de la mañana, tienen una habilidad y velocidad increíbles”.

Su esposa, sus tres hijos, sus padres, su familia y sus amigos jugadores fueron determinantes para escribir en su memoria todo lo vivido en el deporte.

“Sin duda mis mejores recuerdos están en el futbol americano, me tocó ser campeón nacional, vivir la transición a la Conferencia de los Diez Grandes de la ONEFA”.

Sus hijos así lo ven y lo comprende, su hija quien es ingeniero industrial le confeccionó unos tenis con sus grandes memorias en el americano. Su número 70 y detalles clave como jugador.