Lerdo, Durango. - La Plaza de Toros “Alberto Balderas” vibró con la “Corrida de lujo” vivida este sábado 30 de abril. Sin duda, las tres figuras que se metieron al ruedo lucieron con sus grandes actuaciones, pero fue Diego Silveti quien se convirtió en el consentido del público por su valor y arte mostrados que lo llevaron a pasear dos orejas y un rabo.
La corrida organizada por la empresa Pasión por el Toro y Tauromaquia Mexicana (con 10 años en funcionamiento) con el principal objetivo de defender y divulgar la Tauromaquia en el país, dejó grandes sensaciones en este importante coso de la ciudad de Lerdo, en Durango, donde los niños y niñas tuvieron la oportunidad de acceder sin pagar aprovechando además el festejo del 30 de abril.
El primero en aparecer en escena fue el rejoneador Fauro Aloi quien se ganó los aplausos de los asistentes tras lucirse en el ruedo en cinco caballos y ganarse dos orejas, una por cada toro lidiado, en una faena espectacular donde “Mexicano”, de 509 kilos, fue el que más batalla le dio haciéndolo fallar en la estocada final. Sin embargo, Aloi presumió de personalidad y atrevimiento, algo que lo llevó a ser premiado por el juez de plaza.
Por su parte, Octavio “El Payo” García no presumió de la misma suerte pues en el primer toro, “Tauromaquia” de 520 kilos, se fue en blanco tras mostrarse un tanto desconfiado y fallar en la estocada final. Pero la revancha llegó en el segundo de la tarde con “Joyero”, de 480 kilos y un tanto bravo, del que pudo obtener dos orejas y los elogios de los amantes de la fiesta brava, quienes fueron los encargados de exigirle a la máxima autoridad dichos premios.
Sin duda, el mejor de la tarde fue Diego Silveti quien no permitió siquiera el bostezo de los asistentes destacando su entrega y firme personalidad. Cabe destacar que a pesar de que el primer toro, “Compañero” (445 kilogramos) no le hizo justicia y provocó que se fuera con las manos vacías en su primera aparición sobre el ruedo.
Fue “Minarete II” (365 kilogramos) quien lo ayudó a lucirse con algunos capotazos y a demostrar quien tenía las riendas en el ruedo. En este lapso, Silveti le entregó el capote al matador Arturo Gilio para continuar con su faena de altísimo nivel, llevándose primero par de orejas y, a petición del público, el rabo, tres premios de mucho peso que lo convirtieron en él ganador de la corrida dejándo al público satisfecho. Seguido, los tres toreros salieron a hombros de la Plaza de Toros.