La ilusión se mantiene: Santos, a un juego de las semifinales

El Estadio Corona recibió a 9 mil 667 aficionados

Mariana González | El Sol de La Laguna

  · jueves 13 de mayo de 2021

Torreón, Coahuila. – Se volvieron a encontrar. Guerreros y Rayados disputaron uno de los duelos más esperados por la afición en los cuartos de final de la liguilla del futbol mexicano. Por tercera ocasión ambos equipos se cruzaron en estas instancias, donde los de La Laguna buscaron demostrar que ya habían quedado atrás las pasadas eliminatorias de los Torneos Apertura 2018 y 2019.

Ahora, el objetivo era claro: buscar una victoria que les permitiera sacar una ventaja en el juego de ida en el Estadio Corona, que de nueva cuenta permitió el acceso de los aficionados a las gradas. “Las estadísticas no importan”, dijo un seguidor de los albiverdes. “Hoy vamos a ganar y seremos campeones porque ya ‘nos toca’”, mencionó uno más de los hinchas laguneros en referencia a que desde el 2012 y en los Torneos Clausura, Santos se ha coronado campeón cada tres años.

El primero en arribar al Territorio Santos Modelo (TSM) fue el conjunto de Monterrey, comandado por Javier “el Vasco” Aguirre, alrededor de las 19:25 horas, y cinco minutos después llegó Santos Laguna. Mientras tanto, los hinchas comenzaban a hacerse presentes sin olvidar seguir las medidas preventivas ya establecidas como el uso de cubrebocas y la sana distancia, aunque no dejaron escapar un momento para tomarse la foto del recuerdo.

Ya al interior del recinto se vivió un ambiente intenso tanto en la cancha como por parte del público. Tal parece que la afición no perdona y tampoco olvida, pues no midieron sus gritos y abucheos en contra de los futbolistas del conjunto rival, al mismo tiempo que se desvivieron entre aplausos por el cuadro que vistió de verde y blanco.

Comenzó a caer una ligera llovizna. El arbitro central Jorge Isaac Rojas dio el silbatazo inicial. Las cosas no empezaron de la mejor manera pues bastaron tres minutos para que aparecieran las dos primeras tarjetas amarillas, una para Fernando Gorriarán (Santos) y otra para Maximiliano Meza (Rayados).

Durante los primeros 15 minutos, los Guerreros tuvieron varias aproximaciones al arco rival. Sin embargo, Monterrey fue el primero en abrir el marcador luego de que Vincent Jenssen aprovechó un error del guardameta Carlos Acevedo para contra rematar. Pero esto, se convirtió en un incentivo para que los hinchas santistas continuaran apoyando: “Señores, yo soy de Santos y tengo aguante”, cantaban una y otra vez.

Tiro tras tiro, el poste se convirtió en el principal enemigo para Santos y esto empezó a desesperar al estratega uruguayo Guillermo Almada, quien se notaba inquieto desde el banquillo pues no llegaba el gol para los suyos. Hasta la segunda mitad, Eduardo Aguirre metió el primer tanto y puso a la hinchada de pie para festejar la igualada en el marcador, al mismo tiempo que enmudeció a los seguidores de los de la Sultana del Norte.

La euforia terminó por desatarse cuando Ayrton Preciado hizo el segundo de la noche para su equipo y, con ello, le dio la vuelta al marcador. La ilusión comenzaba a revivir y la gente estaba concentrada en cada uno de los movimientos de los jugadores locales, para quienes hasta el más mínimo detalle era reconocido entre halagos.

Almada miraba el reloj. Faltaban siete minutos más la prórroga para que terminara el partido que, luego de muchos intentos, al fin iban ganando. Por su parte, el Vasco no dejaba de dar instrucciones y cruzar los brazos mientras observaba con detenimiento cada jugada. Pero no hubo más acciones importantes en la cancha.

De pronto, las luces del estadio se apagaron. Con sus celulares los aficionados comenzaron a cantar y festejar la victoria, como si de una final se tratara. En las bocinas retumbaba el himno del equipo de la Comarca Lagunera: “… somos Guerreros, somos campeones, somos la fuerza de miles de corazones…”. Dos por uno el marcador, una ventaja para el encuentro de vuelta que le permite a la hinchada ilusionarse con el pase a semifinales de la liguilla mexicana.