Torreón, Coahuila. – Llegó la prueba final en la fase regular del Clausura 2021 para Santos Laguna. El partido de la jornada 17 contra Puebla no fue un encuentro cualquiera, sino la oportunidad tan esperada para que los Guerreros, frente a su público, cumplieran uno de sus principales objetivos: clasificar de forma directa a la liguilla. Pero eso no sucedió.
Los albiverdes tuvieron en sus manos su destino y los aficionados el poder de alentar al equipo desde las gradas. Esto, fue la mezcla perfecta de una pasión que durante meses estuvo guardada en cada hogar tras la contingencia por el Covid-19, ya que hasta hace apenas algunas jornadas se permitió el acceso de los hinchas al estadio en Torreón siguiendo estrictas medidas de salud y llegando a la fecha 17 con apenas el 50 % del aforo total.
Los protocolos se mantuvieron. Portar cubrebocas para entrar al recinto se volvió algo tan necesario como traer puesta la camiseta para alentar a los equipos. <<“Que le echen ganas. Estamos aquí viéndolos y apoyándolos en “Modo Guerrero”>>, dijo uno de los aficionados que decidió asistir a apoyar al cuadro dirigido por Guillermo Almada acompañado de una placa con el nombre de su hija, quien nacerá dentro de cinco meses.
Fuera en el sol o la sombra, poco a poco los asientos comenzaron a ocuparse, al mismo tiempo que los Guerreros y los de la Franja ingresaron a la cancha para el calentamiento. Además, la sorpresa para algunos que se encontraban cerca del túnel por donde los jugadores hacen su recorrido, fue la aparición del uruguayo Brian Lozano (alejado de las canchas por lesión) que no dudó en repartir saludos y fotos.
Todo o nada. Como dijo el técnico Guillermo Almada: “jugaremos como si fuera la liguilla, por el triunfo”. El termómetro marcaba 34 grados centígrados, los espectadores gritando y aplaudiendo, los 22 titulares listos en la cancha y sus técnicos observando desde la banca el panorama. A las 17:06 horas el juez central Erick Miranda dio el silbatazo inicial de un duelo decisivo.
<<Buena, buena. No se detengan>>, se escuchó desde las gradas cuando los Guerreros tuvieron la primera llegada de peligro al arco de Antony Silva con apenas tres minutos de juego. Mientras que otro, desafortunado entre tantas camisetas verdiblancas, repetía sin pena <<Vamos Puebla>>. Los ánimos empezaron a calentarse, sin excluir los insultos constantes al árbitro, hasta que dadas las 19:34 horas se hizo una pausa para que los jugadores se hidrataran.
Nada para nadie, el gol no llegó en la primera mitad y la segunda parte no fue la excepción. Ambos conjuntos sólo tuvieron aproximaciones al área rial, pero no lograron concretar las jugadas. Por ello, no faltó uno que otro que se atreviera a aconsejarle a Memo Almada realizar cambios.
Los minutos transcurrían. Santos se veía exigido pero también presionaba de manera constante a la escuadra de Puebla. El guardameta Carlos Acevedo fue uno de los más aplaudidos luego de salvar en varias ocasiones su portería, aunque el arquero rival, Antony Silva, no pasó desapercibido ya que en cada saque de meta los espectadores lo presionaron contándole los segundos que tardaba en despejar el balón.
El reloj marcó los 90 minutos reglamentarios pero el juez central decidió agregar seis más. En los altavoces del estadio se escuchaba una y otra vez la recomendación a las personas de permanecer en sus lugares para desalojar el lugar en orden; sin embargo, la desesperación de ver el cero por cero en la pizarra, ocasionó la partida de muchos.
Silbatazo final. Las esperanzas se agotaron al no poder conseguir el objetivo principal. Guillermo Almada fue de los primeros en abandonar la cancha, mientras que los futbolistas, con la cara agachada, salieron de la cancha entre aplausos del jugador número 12, mismo que despidió entre abucheos y agresiones al rival, en especial al arquero, que le impidió a los Guerreros estar entre los primeros lugares de la tabla general: el Puebla.