Torreón, Coahuila.- El nuevo Presidente de Club Santos Laguna, Alejandro Irarragorri Kalb, lleva el color albiverde en su corazón desde muy pequeño. Nacido en Ciudad de México, tiene 24 años. Apenas había cumplido seis, cuando su padre, Alejandro Irarragorri Gutiérrez, se hizo cargo de la Presidencia. Estas circunstancias le han permitido ser testigo de una historia de éxitos y fracasos que consolidó a los Guerreros como un referente del fútbol mexicano.
Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad de las Américas, Ciudad de México, obtuvo, posteriormente, la diplomatura en Fundamentals Global Sports Management, en la New York University, y el Masters Degree Global Sports Marketing de LaLiga Business School, en Madrid.
La formación académica la complementó con una pasantía de seis meses en las oficinas y en las canchas del equipo escocés Celtic de Glasgow, y en 2022 en el Club Atlético de Madrid, donde formó parte de su departamento de Marketing Digital. Ya en 2021 había dado sus primeros pasos en Orlegi Sports trabajando en Business Intelligence, ámbito en el que pudo desarrollar y ejecutar estrategias financieras, así como colaborar en tareas de análisis corporativo.
Su labor en el Grupo continuó en 2023 en el Real Sporting de Gijón, donde apoyó en la reorganización del equipo de gestión y en la preparación del plan de infraestructuras. Actualmente, se desempeñaba en el área estratégica de Desarrollo Corporativo de Orlegi Sports, donde ha podido liderar procesos de negociación y ejecución de proyectos de diferente índole.
Alejandro Irarragorri Kalb ha conocido de primera mano, durante los veranos a partir de 2016, las funciones y las metodologías de cada área de Club Santos Laguna. Desde operaciones a gestión deportiva: logística, ticketing, utilería, ciencias aplicadas, etc. Ha participado en concentraciones de pretemporada, reuniones del Comité de Gestión Deportiva, viajes del primer equipo, así como en la operación de partidos junto con los colaboradores del Club.
Ha acompañado a los Guerreros en el Estadio Corona. Abrazó a los futbolistas en los momentos buenos y en los malos. Compartió con ellos triunfos y derrotas. Fue testigo en primera línea de la evolución de una institución que ha protagonizado muchos hitos de la historia reciente del fútbol mexicano y que ha convertido siempre, desde su fundación, las adversidades en palancas de crecimiento.