Torreón, Coahuila. – “A mí no me digan ‘no puedo’. Los que no pueden están en el panteón, ustedes inténtenlo millones de veces”. Esta, es una de las frases con las que la maestra y entrenadora Irma Rangel Delgado motiva a sus jugadoras durante la práctica de voleibol, disciplina a la que le ha dado impulso, junto con su esposo, desde hace más de 30 años que fundaron el Club GIMA Torreón.
Carácter, dedicación, pero sobre todo respeto, son los valores que Irma busca transmitir a todas las niñas y jóvenes que se integran a las prácticas realizadas en el Gimnasio de la Unidad Deportiva Torreón, al cual asisten dos horas de lunes a viernes durante las tardes para realizar los entrenamientos, mismos a los que acceden pagando una cuota mínima mensual de la cual se completan los gastos del material y renta del lugar.
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“Tenemos niñas a partir de siete años porque las más pequeñas no han podido con la carga de trabajo. No nos gusta entretener, sino enseñarlas a que compitan y tengan respeto a sus contrincantes, compañeras y, lo más importante, a sus propios padres. A mí no me gusta que jueguen y se burlen del equipo contrario. Además, el equipo no es de la Deportiva, ninguna institución nos apoya. Todo corre por cuenta mía y de mi esposo, y por ejemplo cada balón nos cuesta más de mil pesos”.
Acerca de su pasión por el voleibol, Irma de 71 años de edad (4 de enero de 1951), detalló que tuvo la oportunidad de representar a México en Juegos Panamericanos, Centroamericanos y Mundiales, compitiendo contra equipos de Rusia, Corea y China de 1969 a 1975. Después, decidió titularse como maestra de Educación Física en la Ciudad de México para seguir dedicándose al deporte, aunque esta decisión también la llevó a encontrar el amor al conocer a su esposo Gildardo López.
“Son años lo que hemos estado trabajando. El interés por formar y ayudar a los deportistas nace porque mi esposo, que representó a México en el Atletismo viene de Ciudad de México de una colonia problemática, al igual que yo que nací aquí en Torreón y soy de San Joaquín, otra colonia difícil. El haber estado trabajando voleibol y representar a México me dejó oportunidades fabulosas, y de ahí nació la idea de formar jugadoras que el día de mañana tengan los mismos beneficios que nosotros”, dijo Irma.
Sin embargo, hay otra cosa más importante para la torreonense que, al igual que a sus hijos Jesús Gildardo, Efrén, Irma Luisa y Paula Carolina, intenta transmitir a las y los más jóvenes: luchar por su preparación académica. Ante esto, la maestra se siente muy orgullosa pues reconoció que así como ha formado a grandes deportistas, durante sus 30 años trabajando en el Tec Laguna impulsó a muchos profesionales, demostrando que todo es parte de un equilibrio y se pueden “llevar de la mano”: “Primero está la escuela y después el voleibol, porque es su futuro. Pero lo fundamental es que trabajen y aprendan. Mientras que el deporte te forma carácter. Si te caíste, levántate y sigue luchando. Es lo que les ayudará a salir adelante”.
Sin duda, el consejo más significativo que Irma les puede dar a todas las niñas y jóvenes interesadas en la práctica del voleibol es que no existe nada mejor que la superación personal y trabajar por algo que resulta apasionante. Eso sí, fue clara: “Niñas, piénsenla. Cuando uno quiere hacer algo es porque les gusta. Muchas se inscriben creyendo que yo les voy a lanzar el balón y únicamente ver lo que pueden hacer, pero no. Mi deporte no es recreativo, es para que lo entiendan, que se superen tanto personal como profesionalmente”.