Torreón, Coahuila. – Honor a quien honor merece. Los entrenadores de voleibol Irma Rangel y Gildardo López recibieron un reconocimiento por su gran labor en la formación de jóvenes deportistas a lo largo de los años, siendo los fundadores de uno de los clubes más importantes de la región: GIMA Torreón.
En el Gimnasio de la Unidad Deportiva de Torreón, como parte de las actividades que se están desarrollando en el Instituto Municipal del Deporte (IMD), se dio un espacio alrededor de las 6:00 de la tarde para que Irma y su esposo Gildardo entraran a la duela entre aplausos por parte de los niños, niñas y jóvenes que asistieron al lugar, además del Director Municipal del Deporte, Héctor Gaytán, y todos aquellos que estaban como espectadores de esta actividad desde las gradas.
“Es un reconocimiento de hace muchísimos años, desde que iniciamos como Club GIMA. Para mí ha sido una sorpresa porque veo jugadores que fueron mis niños y niñas y ahora son padres de familia. Fue un gusto enorme estar con la gente que quiero mucho”, expresó la exjugadora y entrenadora quien tuvo la oportunidad de representar a México en Juegos Panamericanos, Centroamericanos y Mundiales de 1969 a 1975.
Dicho reconocimiento, según se detalló en la ceremonia, fue para destacar el trabajo e impulso que ambos le han brindado al voleibol, incluyendo los valores y educación que han logrado transmitir a lo largo de los años: “Tenemos que formar personas con carácter fuerte. Si te caes, levántate. Sacúdete, sigue adelante El que se derrota pierde y nosotros siempre les hemos para poder sacar adelante sus carreras y sean profesionistas y deportistas de bien”.
Tras lo anterior, Irma explicó la importancia que tiene Club GIMA y afirmó que no cualquier persona puede ser entrenador, pues asegura va más allá de la actividad física: “El reconocimiento es al trabajo y que el voleibol tomó impulso gracias a nosotros. No es fácil enseñarlo porque es trabajo. Hacer que aprendan valores es mucho más grande y hoy en día se nos hace pesado, pero todas mis niñas han entendido. Es precioso porque este es el verdadero reconocimiento: Mis niños de ayer, de hoy y, quizás, de mañana si Dios me da vida”.