/ miércoles 12 de enero de 2022

Oribe Peralta, la joya de 'La Partida'

Los padres del futbolista cuentan a detalle las mejores experiencias a lado del “Cepillo”

“De niño jugaba en un terreno baldío al que le pusieron ‘El Jalisco’, porque por ahí pasaban muchas chivas. Paraban el juego mientras se atravesaban y luego seguían”, expresa entre risas Julieta Morones, mamá de Oribe Peralta, al mismo tiempo que recuerda aquel jueves 12 de enero de 1984, a las 2:00 de la madrugada para ser exacta, fecha en la que nació el futbolista mexicano originario de La Partida, en Torreón, Coahuila.

Sentada en uno de los sillones de la sala de su casa junto a su esposo Miguel Ángel Peralta Ruelas, Julieta platica con un brillo en los ojos que lo más destacado de su hijo siempre fueron la perseverancia e insistencia para cumplir todos sus objetivos, pues lo que veían como un “pasatiempo de niño” terminó siendo la más grande pasión del ‘Hermoso’: “Nunca fue fiestero o de esos que llegara de madrugada. Él tomaba muy en serio su carrera. Simplemente cuando andaba en el equipo de la comunidad le echaba todas las ganas. Es muy disciplinado”, expresó.

A lo anterior, sin afán de revelar su secreto, Miguel Ángel Peralta agregó que de niño Oribe era fanático de los Pumas y desde los dos años siempre iban juntos a jugar, por lo que con el paso del tiempo fue intentando sobresalir como futbolista hasta que se le dio la oportunidad de ingresar al Centro de Sinergia Futbolística de Lerdo, en el cual tuvo grandes experiencias a la par de realizar sus estudios. “Como jugador era hábil con el balón. Le iba a los Pumas y después fue de Santos.

Comenzó a los 14 años en el Cesifut y le hicieron pruebas llevándolo a Argentina para un mundial”, dijo Miguel y al mismo tiempo su esposa lo interrumpió para dar más detalles: “Normalmente le llamaban mundialito. Allá fue la figura pero lamentablemente se fracturó la tibia y peroné y no pudo viajar. En ese momento estaba en la preparatoria y como era interno dedicaban horas al estudio y a entrenar. Venía miércoles a mediodía y se iba los jueves en la mañana regresando hasta el sábado”.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Luego de su lesión, Oribe retomó el balompié al integrarse al equipo de Alacranes de Durango. Aquí, su técnica llamó la atención hasta ser invitado a jugar en Monarcas Morelia donde debutó un 22 de febrero de 2003, teniendo como estratega a Rubén Omar Romano. Hasta que dio el saltó a equipos como Club León en la Primera ‘A’ (2003-2004), pasó por las filas del Monterrey (2004), Chivas Rayadas del Guadalajara (2005), Club Santos Laguna (2006, donde no tuvo muchas oportunidades) y Jaguares de Chiapas (2009), equipo con el que comenzó a hacerse notar para después regresar al cuadro Guerrero y lograr grandes hazañas.

“Cuando regresó de Chiapas fue que comenzó a tener oportunidades con Santos Laguna. Verlo en la cancha era una emoción muy grande, con Tigres, Monterrey, disfrutando sus goles. Simplemente cuando estuvo en los Juegos Olímpicos 2012, no se nos olvida que un comentarista dijo ‘su lechita ya dormir’. Ahora ya no jugó en la Selección Mexicana por ‘equis razón’, no sé si lo vetaron, algo no salió bien con los directivos, pero no le preguntamos más por respeto”, mencionaron.

Así pues, tras una etapa llena de logros uno de los llamados grandes del futbol mexicano como el Club América le siguió los pasos hasta que se hizo de sus servicios en el 2014, cuadro con el cual también logró alzar títulos pero que no era del agrado de su familia, en especial de su mamá: “Al principio no me gustaba la idea de que se fuera porque yo le decía que en América los apagaban. Y él me respondía que tuviera fe. Siempre le repetí que nadie era profeta en su tierra. Pero lo logró. Oribe no tiene feo carácter, es paciente y fue positivo”.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“DE MALAS EXPERIENCIAS NADIE SE SALVA”

Es cierto que el éxito siempre va a tener consecuencias y la familia de Oribe Peralta siempre estuvo consciente de ello. Una de las experiencias que más recuerdan sus padres, en especial Julieta, fue cuando a su hijo “se la rayaban” en los partidos tanto en el Estadio Corona como en otros recintos a los que asistían a apoyarlo. Sin embargo, esto no fue impedimento para seguir apoyándolo.

“Entre las experiencias más recordadas es cuando se “lamentaron a Oribe” y ahí estaba mi esposa. Éramos conscientes de todo eso porque a veces la afición iba a estar apoyándolo y a veces no. Igual es difícil lidiar con las personas. Aquí mismo ha habido envidias pero tenemos que sobrellevarlas cosas. A mucha gente no le gusta que otras sobresalgan y no a todos les da gusto que fuera de La Partida”, recalcaron.

Además, es conveniente señalar que ‘el Hermoso’ no solo ha tenido el apoyo de sus papás o sus tres hermanos Obed (35 años), Miguel (32) y Julieta (28), a quienes ayudó para que pudieran ser profesionistas, sino que también su esposa Mónica al igual que sus hijos representan su más grande fortaleza ya que siempre han estado en los momentos buenos y malos del ‘Cepillo’, quien incluso está a punto de revelar su futuro luego de su segunda etapa en las Chivas (2019) que terminó el pasado 23 de noviembre de 2021 y no fue tan fructífera como se esperaba.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“Él quiere seguir en la escuela y yo le digo que nunca es tarde. Que se prepare para sus hijos y lo vean como ejemplo, empezando por el de 17 años, luego la de 14 y el de 8. Lo queremos mucho y siempre lo apoyaremos en todo. A Todos. Para mí todos mis hijos son iguales. Lo queremos mucho y le deseamos mucha felicidad en su cumpleaños número 38”.

“De niño jugaba en un terreno baldío al que le pusieron ‘El Jalisco’, porque por ahí pasaban muchas chivas. Paraban el juego mientras se atravesaban y luego seguían”, expresa entre risas Julieta Morones, mamá de Oribe Peralta, al mismo tiempo que recuerda aquel jueves 12 de enero de 1984, a las 2:00 de la madrugada para ser exacta, fecha en la que nació el futbolista mexicano originario de La Partida, en Torreón, Coahuila.

Sentada en uno de los sillones de la sala de su casa junto a su esposo Miguel Ángel Peralta Ruelas, Julieta platica con un brillo en los ojos que lo más destacado de su hijo siempre fueron la perseverancia e insistencia para cumplir todos sus objetivos, pues lo que veían como un “pasatiempo de niño” terminó siendo la más grande pasión del ‘Hermoso’: “Nunca fue fiestero o de esos que llegara de madrugada. Él tomaba muy en serio su carrera. Simplemente cuando andaba en el equipo de la comunidad le echaba todas las ganas. Es muy disciplinado”, expresó.

A lo anterior, sin afán de revelar su secreto, Miguel Ángel Peralta agregó que de niño Oribe era fanático de los Pumas y desde los dos años siempre iban juntos a jugar, por lo que con el paso del tiempo fue intentando sobresalir como futbolista hasta que se le dio la oportunidad de ingresar al Centro de Sinergia Futbolística de Lerdo, en el cual tuvo grandes experiencias a la par de realizar sus estudios. “Como jugador era hábil con el balón. Le iba a los Pumas y después fue de Santos.

Comenzó a los 14 años en el Cesifut y le hicieron pruebas llevándolo a Argentina para un mundial”, dijo Miguel y al mismo tiempo su esposa lo interrumpió para dar más detalles: “Normalmente le llamaban mundialito. Allá fue la figura pero lamentablemente se fracturó la tibia y peroné y no pudo viajar. En ese momento estaba en la preparatoria y como era interno dedicaban horas al estudio y a entrenar. Venía miércoles a mediodía y se iba los jueves en la mañana regresando hasta el sábado”.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

Luego de su lesión, Oribe retomó el balompié al integrarse al equipo de Alacranes de Durango. Aquí, su técnica llamó la atención hasta ser invitado a jugar en Monarcas Morelia donde debutó un 22 de febrero de 2003, teniendo como estratega a Rubén Omar Romano. Hasta que dio el saltó a equipos como Club León en la Primera ‘A’ (2003-2004), pasó por las filas del Monterrey (2004), Chivas Rayadas del Guadalajara (2005), Club Santos Laguna (2006, donde no tuvo muchas oportunidades) y Jaguares de Chiapas (2009), equipo con el que comenzó a hacerse notar para después regresar al cuadro Guerrero y lograr grandes hazañas.

“Cuando regresó de Chiapas fue que comenzó a tener oportunidades con Santos Laguna. Verlo en la cancha era una emoción muy grande, con Tigres, Monterrey, disfrutando sus goles. Simplemente cuando estuvo en los Juegos Olímpicos 2012, no se nos olvida que un comentarista dijo ‘su lechita ya dormir’. Ahora ya no jugó en la Selección Mexicana por ‘equis razón’, no sé si lo vetaron, algo no salió bien con los directivos, pero no le preguntamos más por respeto”, mencionaron.

Así pues, tras una etapa llena de logros uno de los llamados grandes del futbol mexicano como el Club América le siguió los pasos hasta que se hizo de sus servicios en el 2014, cuadro con el cual también logró alzar títulos pero que no era del agrado de su familia, en especial de su mamá: “Al principio no me gustaba la idea de que se fuera porque yo le decía que en América los apagaban. Y él me respondía que tuviera fe. Siempre le repetí que nadie era profeta en su tierra. Pero lo logró. Oribe no tiene feo carácter, es paciente y fue positivo”.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“DE MALAS EXPERIENCIAS NADIE SE SALVA”

Es cierto que el éxito siempre va a tener consecuencias y la familia de Oribe Peralta siempre estuvo consciente de ello. Una de las experiencias que más recuerdan sus padres, en especial Julieta, fue cuando a su hijo “se la rayaban” en los partidos tanto en el Estadio Corona como en otros recintos a los que asistían a apoyarlo. Sin embargo, esto no fue impedimento para seguir apoyándolo.

“Entre las experiencias más recordadas es cuando se “lamentaron a Oribe” y ahí estaba mi esposa. Éramos conscientes de todo eso porque a veces la afición iba a estar apoyándolo y a veces no. Igual es difícil lidiar con las personas. Aquí mismo ha habido envidias pero tenemos que sobrellevarlas cosas. A mucha gente no le gusta que otras sobresalgan y no a todos les da gusto que fuera de La Partida”, recalcaron.

Además, es conveniente señalar que ‘el Hermoso’ no solo ha tenido el apoyo de sus papás o sus tres hermanos Obed (35 años), Miguel (32) y Julieta (28), a quienes ayudó para que pudieran ser profesionistas, sino que también su esposa Mónica al igual que sus hijos representan su más grande fortaleza ya que siempre han estado en los momentos buenos y malos del ‘Cepillo’, quien incluso está a punto de revelar su futuro luego de su segunda etapa en las Chivas (2019) que terminó el pasado 23 de noviembre de 2021 y no fue tan fructífera como se esperaba.

Foto: Nayeli Solorio | El Sol de La Laguna

“Él quiere seguir en la escuela y yo le digo que nunca es tarde. Que se prepare para sus hijos y lo vean como ejemplo, empezando por el de 17 años, luego la de 14 y el de 8. Lo queremos mucho y siempre lo apoyaremos en todo. A Todos. Para mí todos mis hijos son iguales. Lo queremos mucho y le deseamos mucha felicidad en su cumpleaños número 38”.

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