Hace 45 años, México fue testigo del adiós a una leyenda del cine mexicano, Fernando Díaz Pavia, conocido artísticamente como Fernando Soler. A continuación te contamos la vida y obra de este reconocido actor saltillense.
Destacado como actor y productor, Fernando Soler dejó una huella imborrable en la pantalla grande, tras partir el 24 de octubre de 1978 a la edad de 83 años, dejando tras de sí un legado que resuena en el corazón de los cinéfilos.
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¿Quién fue Fernando Soler?
Nacido el 24 de mayo de 1896 en Saltillo, Coahuila, Fernando Soler fue una figura central en la reconocida Dinastía Soler, una familia de actores venerada en la historia del cine mexicano. Su debut en "Chucho el roto" marcó el inicio de una carrera rica en películas de la Época de Oro, colaborando con figuras icónicas como María Félix, Pedro Infante y Sara García. Su interpretación destacada en "La oveja negra" lo consagró como un referente del cine nacional.
En 1946, Fernando Soler unió su vida a la actriz española-mexicana Sagrario Gómez Seco, conocida como Sagra del Río. Esta pareja, que se mantuvo unida hasta la muerte de Soler en 1979, no tuvo descendencia, pero su conexión trascendió la pantalla y se convirtió en un símbolo de amor y colaboración artística.
Nacida el 19 de marzo de 1912 en Santander, España, Sagrario Gómez Seco fue más que la esposa de Fernando Soler; fue su compañera de escena y de vida. Debutando en "La frescura de la fuente," Sagra formó parte de la Compañía Dramática "Fernando Soler." Su matrimonio fue un catalizador artístico, participando juntos en películas como "Una virgen moderna" y "Como todas las madres."
La partida de Fernando Soler en 1978 marcó el inicio de una década más para Sagra del Río, quien falleció el 19 de junio de 1989 en la Ciudad de México a los 77 años debido a una hemiplejia. La actriz, sin hijos y sin buscar otra pareja, llevó consigo el legado y la memoria de un amor que trasciende el tiempo.
La historia de Fernando Soler y Sagra del Río no solo se inscribe en las páginas del cine mexicano, sino que es un testimonio de un vínculo indisoluble que continúa inspirando a las generaciones actuales. Su legado vive en la pantalla y en el corazón de aquellos que valoran la magia del cine y las historias de amor que van más allá de la ficción.