Cárcel y hasta 50 mil pesos de multa por vender chicles en Singapur ¿por qué?

Te contamos por qué si puedes consumir chicles, pero no venderlos, ¿cuál es la razón? Te contamos.

Fernando Escobar | El Sol de La Laguna

  · viernes 20 de enero de 2023

Te contamos por qué si puedes consumir chicles, pero no venderlos, ¿cuál es la razón? Te contamos. / Foto Especial Pexels | Captura de pantalla

Así como lo escuchas, ante la ley de Singapur vender chicles pueden ser motivo para que pases tiempo en prisión o que recibas una cuantiosa multa. Te contamos por qué si puedes consumir chicles, pero no venderlos, ¿cuál es la razón? Te contamos.

Algo tan común y básico como masticar chicle es una alternativa al tabaco, pues a mucha gente la relaja, ya que no son adictivos ni malos para la salud, pero entonces ¿por qué está prohibido venderlos en Singapur desde hace 30 años?

Singapur y su problema con los chicles

Comencemos por explicar que en este país asiático es muy raro ver a los ciudadanos masticando goma de mascar, pues se considera de mal gusto y es mal visto. El consumo como tal no está prohibido, pero sí la venta. Llegando a tener multas de hasta 2 mil dólares, incluso importarlos puede acarrear penas de cárcel.

No te preocupes, los turistas si pueden llevar sus propios chicles, pero solo paquetes para consumo personal. Sí se les ve vendiéndoles a los locales, deberán pagar la multa. Pero ¿por qué tanto odio a los chicles? La respuesta es sencilla: el vandalismo.

El vandalismo y los chicles en Singapur

El ex primer ministro Lee Kuan Yew cuenta en sus memorias que en 1983 el ministro de Desarrollo Nacional le propuso prohibir los chicles debido a los problemas que originaban en el mobiliario público. Los vándalos los metían en buzones, los pegaban en cerraduras, ascensores, asientos, la acera, etc., ocasionando numerosos gastos para el estado.

Lee Kuan no aceptó la propuesta, pues la consideró ‘demasiado drástica’.

Un par de años después, en 1987, Singapur puso en marcha una costosa línea de metro que costó 5 mil millones de dólares, pero cuando tocaba inaugurarlo este no arrancó. Cuenta la leyenda que una persona había pegado un chicle en el botón de encendido, lo que ocasionó el problema.

A día de hoy no se tiene certeza de que esta historia sea verdad, pero si de que el sistema de transporte sufrió retrasos y otros problemas por culpa de la goma de mascar. Esto orilló a que en 1992, el Primer Ministro Goh Chok Tong promulgó una ley para prohibir la venta de esta golosina.

En un primer momento, la población tomó mal la medida, pero las prohibiciones en este país eran tantas que la consideraron una más. Por ejemplo, la ley obliga a tirar de la cadena en los servicios públicos. En 1994, fue noticia el adolescente norteamericano Michael Fay, condenado a ser azotado por pintar un grafitti en una pared.

En 2004, tras una dura negociación con Estados Unidos, el gobierno de Singapur permitió la venta de chicles medicinales para dejar de fumar o para tratar la ansiedad y otras enfermedades, así como los chicles sin azúcar.

Pero solo a la venta en farmacias con receta médica, y con la obligación de los médicos de apuntar los nombres de los pacientes que consumen goma de mascar.