Como parte de una investigación para un documental de la cadena BBC, el naturalista Chris Packham se adentró hasta una Universidad en Texas para descubrir el sonido que emitía el Tiranosaurio Rex.
Junto a Julia Clarke, profesora de Paleontología de Vertebrados, decidió comprobar la teoría que menciona que los dinosaurios sonaban más como un ave, y no cómo los típicos depredadores.
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“Podría ser la primera vez desde hace 66 millones de años que este sonido se oye en la Tierra”, mencionó el naturalista antes de escuchar el ruido de T-Rex, que a pesar de no ser tan estruendoso, provoca escalofríos.
Packham, explicó que las personas relacionan el sonido de este dinosaurio con el de un depredador debido a que se trata de un animal gigantesco.
“Si nos fijamos en cualquiera de las clásicas películas de dinosaurios, T-Rex está rugiendo. La razón por la que probablemente pensamos que esto es apropiado es que los carnívoros grandes, la mayoría de ellos son mamíferos y esos son sonidos que producen. Pero cuando pensamos en T-Rex, él es un animal que está más estrechamente relacionado con las aves y los caimanes y los cocodrilos, y esos animales emiten sonidos muy diferentes”, comentó.
La profesora Clarke también estuvo de acuerdo con esta idea, y agregó que el sonido que se escucha comúnmente en las películas del Tiranosaurio, solo sirve para provocar terror. Por ello, en esta ocasión decidió utilizar las influencias del sonido que emiten las aves normales, para dar con el ruido original que despedía el T-Rex.
“La gente piensa que necesitas un rugido para ser realmente aterrador, pero ese es el sonido más aterrador que jamás hayas escuchado. No sé si tenemos una respuesta de adaptación profundamente asentada a los sonidos de baja frecuencia, pero no me sorprendería”, detalló la catedrática.
A pesar de tratarse de un sonido sutil en comparación con la del rugido de un tigre o el aullido de un lobo, el investigador no pudo evitar sentir los pelos de punta. “Es un tiro a ciegas, pero estamos usando las pruebas que tenemos. Creo que es el sonido más aterrador que jamás haya sentido”, afirmó Packham.