El calor intenso y las altas temperaturas son desafiantes cuando se trata de conciliar el sueño. Durante las noches calurosas, el descanso puede convertirse en una tortura, dejándonos empapados de sudor y desesperados por encontrar formas de dormir frescos sin aire acondicionado. Aunque la ciencia no ha prestado suficiente atención a este problema, existen algunas conclusiones basadas en la evidencia que pueden ayudarnos a enfrentar este desafío.
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Consejos científicos para soportar el calor
Investigadores han debatido la temperatura ideal para dormir, con algunos sugiriendo alrededor de 18.3°C, pero todos concuerdan en que dormir con calor es una mala idea. El neurocientífico del sueño Malcolm von Schantz sugiere que esto puede ser debido a nuestra evolución como especie diurna, adaptados para dormir durante las noches más frescas y oscuras. El cambio de temperatura durante el sueño puede indicar que algo no está funcionando bien, interrumpiéndonos y dificultando conciliar el sueño.
La regulación térmica juega un papel significativo en la calidad del sueño. Aproximadamente una hora antes de dormir, el cuerpo comienza a perder calor corporal, lo que induce una sensación de cansancio en adultos sanos. Aquellos que sufren de insomnio tienen una temperatura basal más alta antes de dormir. Las altas temperaturas ambientales dificultan aún más la reducción térmica y resultan en un sueño fragmentado y de mala calidad.
Para contrarrestar el calor sin aire acondicionado, podemos recurrir a dos enfoques principales:
Evitar que la habitación se caliente durante el día y utilizar nuestra fisiología para conciliar el sueño. Es recomendable seleccionar la habitación más aislada y baja de la casa, cerrar ventanas, puertas y persianas durante el día para mantener el calor exterior fuera. Por la noche, abrir las ventanas crea una corriente de aire que refresca el ambiente. Un ventilador programable puede ser útil para apagarse automáticamente cuando estemos dormidos.
En cuanto a nuestra fisiología, tomar una ducha puede ayudar a mejorar la sensación térmica. Tanto una ducha fría como una caliente tienen beneficios, pero la ducha caliente aumenta la humedad del ambiente, dificultando la evaporación del sudor y el enfriamiento del cuerpo. Además, es importante hidratarse adecuadamente, evitar cenas copiosas, cuidar la piel y abstenerse de consumir alcohol antes de dormir, ya que contribuye a la deshidratación.
Otro consejo interesante es dormir ligeramente mojado, una práctica que se remonta a los tiempos de los egipcios. Si bien puede resultar incómodo, algunas personas encuentran alivio durmiendo con sábanas o esteras humedecidas.