Algo que varias personas han vivido es cuando son confundidas con alguien más, que una persona llegue de repente y se ponga a platicar con uno como si fuera algo normal, o que al pasar en la calle lo salude, sin que realmente se tenga una idea de quién era el otro.
Los llamados gemelos desconocidos o dobles es un efecto que muchas personas han vivido, cuando una persona los confunde por tener las mismas características físicas o por tener el mismo rostro.
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Esto puede llegar a tener una explicación científica, debido a la cantidad de casos que se han encontrado en el mundo. Con una población cerca de llegar a los 8.000 millones de personas, las posibilidades de tener un doble por ahí son más que grandes.
Ciencia sobre los gemelos desconocidos
Francois Brunelle es un fotógrafo originario de Canadá que ha sorprendido al mundo con su proyecto “I’m not a look-alike!” (No soy un parecido) al dedicarse a encontrar a personas que no tienen un parentesco, pero que son físicamente similares.
Su proyecto se unió con expertos del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras en Barcelona para darle una explicación científica a cómo dos personas podían ser tan similares, pero no compartir ningún familiar o pariente en común.
Para el estudio se utilizaron algoritmos de reconocimiento facial (FR) que pueden encontrarse en dispositivos tan comunes como los teléfonos celulares para desbloquearlos o para identificar personas en aeropuertos o en cámaras de circuito cerrado.
Al encontrar a 32 personas con rasgos similares se pudo facilitar la forma en que la genómica, la epigenómica y la microbiómica terminan por contribuir a la semejanza entre los humanos.
Primero se determinó una medida objetiva para la “semejanza” entre las personas para después utilizar la red neuronal convolucional profunda personalizada Custom-Net, el algoritmo MatConvNet y la API de Microsoft Oxford Project Face para obtener resultados variables.
Tras obtener datos de la similitud de los rostros a través de los algoritmos de reconocimiento fácil, los investigadores pasaron a analizar el ADN extraído de la saliva de las 32 personas.
Con los resultados, se encontró que 16 de las 32 personas, es decir el 50 por ciento, sus puntajes de similitud fueron muy similares. Mientras que, en los análisis genómicos se encontró que nueve de 16 pares similares en el mapa de calor de agrupamiento obtuvieron un resultado de “ultra parecidos”.
Para estos “ultra parecidos” también tenían un parecido de genotipado por el análisis de componentes principales (PCA) y la incrustación de vecinos estocásticos distribuidos en t (t-SNE).
“Lo que el estudio está demostrando es que lo más importante en estos casos es que (los gemelos desconocidos) tienen una genética similar, una secuencia del ADN semejante y (el parecido) no es debido a que tengan familias en común… Se debe a que eventualmente, el azar, seguramente, ha creado zonas o secuencias del ADN idénticas de estas personas”, explicó Manel Esteller, director del Instituto y profesor de Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y líder del estudio.
Otros factores que identificó el estudio que pueden llevar al parecido entre las personas es el proceso de envejecimiento en donde cambia la morfología facial y la metilación del ADN, lo que es un indicador de la edad biológica, pero que no está directamente relacionado a la edad cronológica.
Dentro de sus conclusiones, los científicos señalaron que los mismos determinantes biológicos son responsables de los atributos físicos y de comportamiento humanos, por lo que en el futuro se podrían realizar nuevos estudios que determinen una base molecular en estas personas parecidas que pueda tener aplicaciones en áreas como la biomedicina, la evolución y la ciencia forense.
El proyecto de fotografía que ha encontrado a los dobles
A pesar de su parecido físico, las 32 personas participantes del estudio compartían pocas cosas en común, por ejemplo, 13 de las parejas de dobles eran de ascendencia europea, una más era de Asia oriental, una de origen hispano, una de Asia central y otra del Sur.
Junto a su físico, su otra semejanza fue el ser encontrado por Francois Brunelle, el fotógrafo canadiense que ahora viaja por el mundo con la misión de encontrar parejas de desconocidos que sean idénticos físicamente.
“I’m not a Look-Alike!” es un proyecto que inició Brunelle en 1999 y en más de dos décadas de trabajo a logrado reunir a 250 parejas en 32 ciudades para una colección de fotografías en blanco y negro.
El fotógrafo explica que, en muchas de las ocasiones, las personas que se parecen físicamente terminan por encontrar muchas más similitudes en su personalidad. En algunos casos las semejanzas no son muchas, incluso físicas, pero para Brunelle eso es lo importante, encontrar a alguien en el mundo y que las pequeñas cosas que comparten le hagan preguntarse la forma en que ven el mundo.
Su proyecto se mantiene en la actualidad y tras la aportación científica, está dispuesto a encontrar una mayor cantidad de dobles o gemelos desconocidos para reunirlos por primera vez.
Nota publicada originalmente en: El Sol de Puebla