Mitad de su cara no envejece por meter su rostro a un acelerador de partículas

El accidente ocurrido en el acelerador no fue revelado hasta 10 años después por Anatoli Burgoski

El Sol de La Laguna

  · miércoles 8 de septiembre de 2021

Una cantidad de radiación le dañó gran parte de su rostro. / Fotos: Cortesía

Rusia.- En el año de 1978, Anatoli Burgoski creyó que su vida estaba perdida luego de haber realizado un trabajo de supervisión en el Instituto de Física de Alta Energía de Protvino dentro de un acelerador de partículas, que más tarde le ocasionarían secuelas por la alta cantidad de radiación que recibió.

El investigador de 36 años, en ese entonces, realizaba una reparación de un sincrotón U-70 por donde pasa una cantidad exagerada de partículas con una energía de 76 GeV, es decir, unidades pequeñas de energía que representan la variación de la misma.

El científico se encontraba realizando un chequeo rutinario, y por accidente metió su cabeza al acelerador de partículas pensando que los protones dentro del tubo no estaban circulando a la casi velocidad de la luz.

Sin embargo, ante este erróneo incidente que casi le cuesta su vida, cuando su cabeza estaba dentro sintió un destello de luz inmenso, lo que significaba que los protones habían atravesado su cabeza desde la parte del cráneo pasando por el cerebro hasta llegar cerca de la nariz.

Ante el percance decidió no decirle a nadie sobre lo sucedido sin embargo, la misma noche tuvo síntomas que no parecían normales, por lo que tuvo que hablar al respecto, ya que lo que él tenía planeado era hablar hasta días después en dado caso de que los síntomas se presentaran hasta días posteriores.

La cantidad de radiación concentrada era mil veces la cantidad que se utiliza en radioterapia para matar celular cancerígenas.

Por su parte, el científico tomó una apariencia extraña, ya que la parte izquierda de su rostro estaba completamente hinchada e irreconocible, así como las partes por donde entraron los protones le ocasionaron escamas en esas zonas. Además tiempo después fue perdiendo su capacidad auditiva del lado izquierdo.

Después del percance y la hinchazón, el investigador fue trasladado a un centro médico para recibir asistencia médica, no obstante, los médicos esperaban que su vida terminara ese 13 de julio de 1978.

El accidente ocurrido en el acelerador no fue revelado hasta 10 años después por Anatoli, ya que la Unión Soviética tenía como política no hablar sobre temas relacionados a la energía nuclear, sin embargo, fue hasta el desastre de Chernobil cuando salió a la luz lo que le había ocurrido a Anatoli Burgoski.

El científico de 80 años continúa vivo, su rostro ya no luce como antes, ya que la parte izquierda del rostro quedó paralizada porque sus nervios fueron destruidos en esa parte de la cara, dejando visualmente una parte de su rostro más "joven que la otra". Además, ha sufrido algunas convulsiones a partir del incidente.