El horno de microondas, apreciado por su eficacia y ahorro económico al calentar alimentos, podría convertirse en un riesgo latente al realizar una acción aparentemente inofensiva: calentar agua. Este electrodoméstico, que calienta los alimentos de afuera hacia adentro, difiere de la transferencia calorífica en convección de una olla directa a fuego.
El agua, compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, cuando se calienta en un recipiente en el microondas, experimenta un proceso de calentamiento de arriba hacia abajo. Este método puede generar un fenómeno de sobrecalentamiento, llevando el líquido a una temperatura por encima de su punto de ebullición sin aparentes signos visuales.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) advierte sobre los peligros asociados con este método, ya que el agua sobrecalentada, al ser perturbada por el menor movimiento, puede explotar violentamente. La rápida producción de vapor en este estado inestable puede provocar que el agua hirviendo salga con fuerza del recipiente, resultando en quemaduras severas en cara y manos, según informes médicos.
Para prevenir este riesgo, la FDA recomienda agregar solutos como café, azúcar o bolsa de té al agua antes de calentarla en el microondas. Esta medida puede prevenir el sobrecalentamiento y minimizar el peligro de explosión violenta al añadir sustancias que sirven como núcleos para la formación de burbujas.
Ante la popularidad de esta práctica común, es esencial que los usuarios tomen precauciones adicionales al utilizar el horno de microondas, evitando así accidentes graves y garantizando un uso seguro de este electrodoméstico en el hogar.