Una noche de octubre del año 1593, el soldado español, Gil Pérez, comenzó a sentirse tan cansado que le pesaban los ojos. Según se cuenta, el cansancio era atribuido al exagerado trabajo y tensión que causó el asesinato del gobernador de Filipinas, Gómez Pérez da Mariña y Ribadeneira, situación que obligaba a Gil y a todos los militares a estar siempre en alerta.
Luego de pasar tiempo dormitando, decidió recargarse en un pared donde, sin darse cuenta, cerró los ojos. Al despertar se llevó la sorpresa más grande su vida, ya que vio un paisaje que no conocía, uno que definitivamente no era Filipinas que conocía de cabo a rabo.
El soldado comenzó a deambular por aquellas calles desconocidas ante la mirada que los locales, que desconocían el uniforme militar. Esta situación ocasionó que fuera interceptado e interrogado por guardias al servicio del Virrey, quienes escucharon su relato y contaron que se encontraba en México.
Gil comentó que era imposible para el estar en México, si al cerrar los ojos estaba en Filipinas, es decir a 14 mil 211 kilómetros de distancia, y a un barco le tomaría por lo menos 2 meses en llegar.
Un elemento clave en este relato, que sigue generando dudas a día de hoy, fue que Gil dio la noticia de que días antes el gobernador de su territorio había sido asesinado por unos piratas chinos.
Los guardias no creyeron esta historia y fue tratado como desertor de la Capitanía General de Filipinas. Durante los siguientes dos meses fue encerrado por la posible deserción y la posibilidad de que estuviera al servicio de Satanás.
Durante su tiempo de encierro contó su historia a guardias, presos y funcionarios, quienes no daban crédito a lo que contaba, esto no evitaba que su destino pareciera trazado: pasar toda su vida en cárcel.
Luego de más de 60 días encerrado un barco español. proveniente de Manila arribó a las costas mexicanas, este venía con la noticia de que el gobernador había sido asesinado por piratas, noticia que coincidía con la dicha por Gil meses antes.
Uno de los pasajeros del barco reconoció a Gil y se asombró de verlo en un lugar como ese. Fue por esto que el Tribunal de la Inquisición no tuvo más opción que liberarlo y dejarlo regresar a su país.
Gil Pérez pudo regresar a Filipinas para seguir sirviendo al palacio y vivir una vida tranquila.
¿Quién contó la historia de Gil Pérez?
La historia fue descrita por el clérigo Fray Gaspar de San Agustín quien explicó como la noticia del asesinato del gobernador de Filipinas llegó casi el mismo días, cuando en ese entonces las noticias tardaban meses conocerse.
Fray Gaspar registró esta situación en parte de su libro Morga.
“Es digno de ponderación, que el mismo día que sucedió la tragedia (de la muerte) de Gomez Pérez, se supo en México por arte de Satanás, de quien valiéndose algunas mujeres inclinadas a semejantes agilidades trasplantaron a la Plaza de México a un Soldado que estaba haziendo posta una noche en una Garita de la muralla de Manila y fue executado tan sin sentirlo el Soldado que por la mañana le hallaron passeandose con sus armas en la Plaza de México, preguntando el nombre à quantos passaban. Pero el Santo Oficio de la Inquisición de aquella Ciudad le mandò bolver à estas Islas, donde le conocieron muchos, que me aseguraron la certeza de este suceso”, narra en su libro Fray Gaspar de San Agustín.
Incluso, uno de los historiadores más prominentes de la época, Antonio de Morga, escribió en su libro más famoso: Sucesos de las islas Filipinas que en la Nueva España (Hoy México) se enteraron del asesinato de Das MAriñas en muy poco tiempo, cuando en ese entonces las noticias tardaban meses en llegar.
La historia de la teletransportación de Gil Pérez sigue generando dudas y asombro, llegando a ser difundida por canales de Youtube como Yolo Camotes. Por otra parte también existen detractores que niegan su veracidad, sin embargo no se pueden pasar por alto los datos que cuadran según los relatos.