Descubren pedazo del continente perdido debajo del mar: todo lo que se sabe de él

Geólogos del Instituto GNS Science descubrieron restos de este supercontinente que podría tener una antigüedad mayor a la que se creía

Fernando Escobar | El Sol de La Laguna

  · viernes 11 de marzo de 2022

Nick Mortimer y un grupo de científicos presentaron estos puntos para llamar a Zealandia un continente en el año 2017. / Foto Pixabay

Distintos científicos a lo largo del mundo sospecharon por muchos años que en algún lugar de la tierra existe un continente sumergido. En 2017 un grupo de geólogos hicieron descubrimientos de este continente oculto cerca de una costa de Nueva Zelanda. Te presentamos Zelandia, el continente sumergido en el mar.

Un grupo de geólogos del Instituto GNS Science de Nueva Zelanda, descubrió restos de este supercontinente que podría tener una antigüedad mayor a la que se creía que tenía Zelanda, estos restos fueron descubiertos al este de las islas Stewart y al sur de la isla neozelandesa. Lo importante de este descubrimiento tiene que ver con que podría fundamentar su status de territorio continental.

El descubrimiento fue descrito en la revista Geology y puede ayudar a resolver dudas que mantiene perplejos a científicos.

LA mayoría de los continentes tienen un núcleo de roca conocido como cratón, una especie de núcleo geológico de al menos mil millones de años que actúa como la base sobre la cual se construyen los continentes. Sin embargo, hasta el momento, la corteza más antigua encontrada en Zelandia data de hace aproximadamente 500 millones de años, lo que la hace relativamente joven.

Entonces, si Zelandia es un continente, ¿Por qué parece faltar su cratón? Este fragmento descubierto puede ser parte de la pieza final que faltaba. El trabajo también es parte del rompecabezas más grande de cómo se originó Zealandia o cualquier otra corteza continental según explicó u geólogo especializado en la Universidad Estatal de California.

"Esa capa en la parte superior de la Tierra que llamamos corteza, esa capa delgada es donde ocurre toda la acción de la vida", dijo. La corteza continental es donde vivimos, cultivamos, extraemos agua, extraemos minerales y más. "Esencialmente, toda nuestra vida está construida sobre la corteza"

Buscando el nuevo continente, Zelandia

Los científicos han estado tras la pista de Zelandia durante décadas, pero definirlo como un continente es complicado ya que, según palabras de Joshua Schwartz, autor del estudio: "El sucio secreto de la geología es que no existe una definición real y rápida de un continente"

Un componente importante es la composición de las rocas: el lecho marino alrededor de Nueva Zelanda no está hecho de las rocas llenas de magnesio y hierro que componen la mayor parte de la corteza oceánica. En cambio, las rocas son tipos ricos en sílice, como el granito, que se encuentran más comúnmente en la corteza continental. Las rocas abarcan un área enorme que también es significativamente más gruesa y elevada en comparación con la corteza oceánica más típica que la rodea.

Foto Cortesía GNS Science

Nick Mortimer y un grupo de científicos de GNS Science de Nueva Zelanda expuso estos puntos y más cuando presentaron un caso convincente para llamar a Zealandia un continente en el año 2017. Sin embargo, Mortimer y su equipo mencionaron una rareza: la falta de un cratón obvio.

Curiosamente, aunque el descubrimiento sugiere que la corteza de Zelandia es mucho más antigua de lo que se pensaba, sigue siendo considerablemente más joven que sus primos continentales. Todos los continentes principales en la actualidad albergan rocas de más de 3 mil millones de años. Actualmente no existe un límite de edad estricto que defina continentes y cratones, pero sus historias comúnmente largas hablan del poder de permanencia esperado de estos accidentes geográficos, explica Schwartz.

“Es como el nacimiento de un cratón" explicó Rose Turnbull, geóloga con sede en Nueva Zelanda.

Sin embargo, se necesita más trabajo para enfocar la imagen de los orígenes de Zealandia. Las conclusiones del estudio provienen de rastros de lo que se encuentra debajo y no de piezas de Rodinia en la mano, por lo que todavía hay cierta incertidumbre sobre los pasos precisos que llevaron a las curiosas químicas que encontró el equipo.