Allá por los inicios del siglo XX, en Gómez Palacio existía un lugar de esparcimiento para los ciudadanos. Se trataba del primer cine en la ciudad, el cual además de ser completamente gratuito, reunía a decenas de trabajadores y pobladores de la época para ver lo que en ese entonces eran cintas cortas del cine mudo.
Fue mediante redes sociales que se comenzó a compartir la imagen de un lugar olvidado por los gomezpalatinos, el Cine Goyo. La publicación, hecha por la página Gómez Palacio, Tradiciones y Leyendas, reunió más de mil 300 reacciones, cerca de 70 comentarios y un par de cientos de compartidas. En esta se puede apreciar un edificio con el nombre La Esperanza al frente, así como trabajadores y personas en el lugar.
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Además de la fotografía, también dio una breve explicación de lo que se hacía en aquel lugar por esos años, donde destacaba la presencia de un cine improvisado.
¿Qué pasó con el Cine Goyo de Gómez Palacio?
Según explica el libro “Ensayo sobre la fundación y desarrollo de la ciudad de Gómez Palacio” publicado en septiembre de 1977, el cine Goyo era un espacio recreativo en el que convivían los trabajadores de la Jabonera La Esperanza, quienes se encargaban de barrer y regar el espacio al frente de la fábrica.
En el cual se reunían trabajadores y familiares para ver la exhibición de películas mudas.
“La empresa proporcionaba esas funciones a sus trabajadores y a todas las personas que desearan asistir; eran gratis, no se les cobraba dinero para entrar, pero tenían que llevar sillas o bancos para sentarse porque el cine al aire libre no tenía ni butacas o gradas”, dice el libro en su página 136.
El mismo explicaba que los mismos trabajadores colgaban un lienzo blanco que servía de pantalla, sostenido por cuerdas amarradas a un par de árboles a los costados.
Pese a reunir y divertir a los residentes, este no duró mucho, ya que solo funcionó entre los años 1917 y 1919, debido a que para ese entonces ya había villistas en búsqueda de carrancistas, los cuales ocasionaban persecuciones en la ciudad, causando que las funciones se suspendieran, ya que las patrullas cuestionaban a los ciudadanos qué hacían a altas horas por las calles solitarias, generando un toque de queda autoimpuesto por las familias para llegar temprano a sus hogares.
Al final, el cine Goyo se convirtió en un simple recuerdo para quienes lo llegaron a ver o incluso escuchar. ¿Llegaste a escuchar sobre este lugar? Cuéntanos.