Verano, época de sol, playa, diversión... y también de riesgos para tu coche. Las altas temperaturas pueden afectar negativamente a diferentes componentes del vehículo, provocando averías y poniendo en riesgo tu seguridad.
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¿Qué le pasa a tu coche en verano?
Pérdida de potencia: El calor reduce la cantidad de oxígeno en el aire, lo que dificulta la combustión del combustible. Esto se traduce en una menor potencia del motor y un mayor consumo de gasolina.
Problemas en el sistema de frenado: El calor aumenta la fricción en los frenos, lo que puede provocar su deformación y desgaste prematuro. Además, el líquido de frenos se evapora más rápido, reduciendo su eficacia.
Daños en el motor: Si el sistema de refrigeración no funciona correctamente, el motor puede sobrecalentarse y sufrir daños graves. Revisa el nivel del líquido refrigerante y asegúrate de que no hay fugas.
Desgaste en los neumáticos: El calor del asfalto aumenta la presión y el desgaste de los neumáticos. Revisa la presión con frecuencia y evita conducir con neumáticos desgastados o con baja presión.
¿Qué puedes hacer para proteger tu coche?
Revisa los niveles de líquidos: Controla el nivel del aceite, el líquido refrigerante, el líquido de frenos y el líquido limpiaparabrisas.
Revisa el estado de los neumáticos: Asegúrate de que los neumáticos estén en buen estado y tengan la presión correcta.
Usa el aire acondicionado: El aire acondicionado no solo te mantiene fresco, sino que también ayuda a mantener la temperatura del motor bajo control.
Evita conducir en las horas más calurosas: Si es posible, evita conducir durante las horas del día con mayor temperatura.
Aparca en la sombra: Siempre que sea posible, aparca tu coche en la sombra o bajo un árbol.
Lleva contigo un kit de emergencia: Incluye agua, un botiquín de primeros auxilios, un extintor de incendios y linternas.
¡Atención! Si tu coche empieza a dar problemas durante la conducción, detente en un lugar seguro y llama a un servicio de asistencia en carretera. No intentes reparar el coche tú mismo si no tienes los conocimientos y las herramientas necesarias. No olvides: prevenir es mejor que curar.