Luego de que en el pasado 2018 se dieran a conocer varios casos de acoso sexual y misoginia al interior de la franquicia de la NBA de los Mavericks de Dallas, su propietario Mark Cuban, decidió que era momento de reivindicar el equipo y transformar toda la cultura desde el interior del vestuario, por lo que la pregunta ahora era, encontrar a quién fuera capaz de lograrlo y sobre todo, aceptará el desafío.
Luego de una búsqueda, la indicada para enderezar el rumbo de los Mavericks fue Cynthia Marshall, reconocida por su trabajo en el área de diversidad y un excelso manejo de Recursos Humanos en la reconocida ATT, de la cual recientemente se había jubilado, por lo que esa llamada, la cual Marshall definió como un auténtico y genuino grito de ayuda, la sorprendió, porque a pesar de ser fanática del baloncesto, en sus planes no estaba trabajar en un equipo profesional, por lo que luego de analizarlo, aceptó.
Tras platicar con el duelo de los Mavs y conocer la situación por la que atravesaba el equipo, decidió arriesgarse y entrar a ese gran reto para su currículum, luego de que las mujeres al interior de la organización le contarán cada una de sus experiencias vividas durante su estancia, por lo que en palabras de Marshall, decidió hacerlo por la hermandad.
De esa forma y luego de semana y semanas involucrando a jugadores, directivos y trabajadores en platicas de diversidad y equidad, el ambiente de trabajo al interior de Dallas, ya era otro, logrando dar grandes pasos hacía una equidad y diversificación, pues logró aumentar la inclusión de mujeres en puestos directivos en un 50 por ciento y hasta en un 33 por ciento de personas afroamericanas.
‘Cynt’ demostró valor y buen manejo de sus recursos tras el impacto de la primera ola de contagios por el Covid-19 que azotó a inicios de año a Estados Unidos, adaptando el plan de trabajo a las circunstancias que así lo imperaban y solicitaban, sin embargo, los valores nuevos culturales adicionados a los Dallas Mavericks, no cambiaron y han logrado mantenerse durante cada día de la pandemia.
ES así como al mujer que se convirtió en la primera porrista de Berkeley durante su etapa de universitaria y quien en cada paso que ha dado ha logrado vencer grandes pruebas que la vida le ha puesto, como el cáncer de colon en fase tres a la edad de 51 años y el hecho de haber sufrido cuatro abortos espontáneos y el fallecimiento de su hija de seis meses de edad, ha sabido reponerse a las adversidades para convertirse en uno de los más grandes ejemplos de superación, diversidad y equidad.