Un poblado a las afueras de Saltillo, congrega todos los años a cientos de aficionados a una tradición que tiene más de medio siglo. ¿De qué se trata? Te contamos sobre San Juan de la Vaquería.
A este lugar acuden personas de Saltillo, General Cepeda, ejidos aledaños e incluso de ciudades como San Pedro o Monterrey, los cuales se reúnen en el Lienzo Charro del poblado de San Juan de la Vaquería, con el objetivo de disfrutar a los jinetes que sacan a relucir lo que durante todo el año trabajan junto a sus caballos.
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Ya sea lucir el gran control de su corcel o la habilidad para enfrentar al toro, los jinetes lucen bien embotados y ensombrerados, así como los asistentes desde la grada, donde puedes encontrar a chicos y grandes.
Las charreadas de San Juan de la Vaquería
Los organizadores explican que lo primero y más importante es la monta del judas, pues si bien en otros lugares se acostumbra quemar la figura de Judas Iscariote, en San Juan de la Vaquería acostumbran montarlo sobre una yegua bruta.
Desde la plaza principal los charros escoltan a la figura del apóstol hasta el lienzo, en donde se le ata a una yegua bruta. Al comenzar el espectáculo, Judas y su Yegua brincan por gran parte del lienzo, hasta que esta se cansa. Es entonces que los charros animan al jinete principal para dar paso al evento principal.
Acompañado de música de una banda norteña, se da inicio a las suertes, donde se deja correr a a una yegua por la manga del lienzo, al tiempo en que el charro intenta lazarle las patas traseras con el uso de su riata. Aunque para la edición de este año no ‘hubo suerte en los jinetes’ pues por azares del destino no lograron su cometido.
Esto no evitó que el ambiente se mantuviera en el Lienzo Charro, pues otros eventos como la montada de toros y las coleadas emocionaron a los asistentes, quienes expresaban asombro y admiración por los actos de valentía que realizaban los jinetes.
Para cerrar el día, se dio inicio al paso de la muerte, donde los jinetes brincan desde una yegua amaestrada hasta una yegua bruta.