Enclavada en el corazón de la Comarca Lagunera, la ciudad de Torreón destaca por su vibrante industria y su rica historia. Sin embargo, es un imponente monumento el que ha capturado la mirada del mundo y se ha convertido en uno de sus símbolos más emblemáticos: el Cristo de las Noas.
Ubicado a más de mil 300 metros sobre el nivel del mar, este coloso de concreto se alza majestuoso sobre los cerros, ofreciendo una vista panorámica de la ciudad. Con sus brazos extendidos como en un gesto de protección, el Cristo de las Noas es mucho más que una simple escultura; es un ícono religioso y un punto de referencia turístico.
- También te puede interesar | La leyenda del garrotero del Puente Negro: una historia de sombras y tragedia en La Laguna
¿Quién construyó y cómo nació el Cristo de Las Noas?
La idea de erigir esta monumental figura surgió en la década de los 70, gracias a la iniciativa del sacerdote José Rodríguez Tenorio. Su visión era crear un símbolo que uniera a la comunidad y atrajera visitantes de todo el mundo. Tras años de planeación y construcción, el sueño se hizo realidad en 1973, cuando el Cristo de las Noas fue finalmente inaugurado.
La realización de este ambicioso proyecto fue encomendada al talentoso escultor Vladimir Alvarado, originario de Saltillo. Conocido por sus obras de gran formato y su estilo realista, Alvarado logró plasmar en el Cristo de las Noas una figura imponente y llena de expresión. La elección del nombre se inspiró en el agave de la noa, una planta que alguna vez fue abundante en la región.
La construcción del Cristo de las Noas fue un verdadero desafío técnico. Con una altura de 21.8 metros y un peso de casi 600 toneladas, esta obra de ingeniería requirió de una planificación meticulosa y de la utilización de materiales de alta resistencia. El resultado es una escultura sólida y duradera que ha resistido el paso del tiempo y las inclemencias del clima.
Cada año, miles de visitantes acuden al Cerro de las Noas para admirar esta majestuosa obra de arte. Durante la Semana Santa, el lugar se convierte en un punto de encuentro para los fieles, quienes realizan el tradicional Vía Crucis. Además de su valor religioso, el Cristo de las Noas ofrece una vista panorámica espectacular de la ciudad y sus alrededores, convirtiéndolo en un destino turístico imperdible.
El Cristo de las Noas es mucho más que un monumento; es un símbolo de fe, esperanza y unidad. Su imponente figura se ha convertido en un referente cultural y ha dejado una huella imborrable en la historia de Torreón. Gracias a la visión de sus creadores y al talento de los artesanos que lo construyeron, esta obra maestra seguirá inspirando a las generaciones futuras.
