Fernando Soler, el destacado actor oriundo de Saltillo (1896-1979), dejó un legado imborrable en la Época de Oro del cine mexicano, colaborando con luminarias como María Félix y Sara García. Aunque su nombre real era Fernando Díaz Pavia, su renombre artístico prevaleció, y hoy, el Teatro de la Ciudad Fernando Soler es un monumento a su memoria y al esplendor cultural de Saltillo.
El Teatro de la Ciudad Fernando Soler, ubicado en el bulevar Francisco Coss esquina con Xicoténcatl, abrió sus puertas el 26 de marzo de 1979, convirtiéndose en un epicentro cultural en la región. A lo largo de 44 años, este escenario ha sido testigo de una diversidad de eventos, desde obras de teatro y óperas hasta festivales escolares y conferencias.
La primera función que iluminó su escenario fue "Los empeños de una casa", una obra dramática de sor Juana Inés de la Cruz, dirigida por Luis Basurto y protagonizada por Magda Guzmán, Rubén Rojo, José Baviera y Carmen Monje.
El arquitecto Donato Gutiérrez concibió el proyecto original, pero su colega Francisco Flores Flores introdujo modificaciones significativas. El teatro, de estilo neoclásico, presenta una fachada con seis columnas jónicas y un frontón triangular decorado con un relieve que representa a la diosa de la agricultura, Ceres.
Con una extensión de siete mil 200 metros cuadrados, el teatro alberga un escenario tipo italiano, foso para orquesta, ocho camerinos, dos pianos, telón de boca vertical, bambalinón, consolas de iluminación y sonido, taquilla, vestíbulo, teatro de cámara, y mil 143 localidades numeradas.
Nueve pinturas de Pablo Valero Herrera, retratando a las musas de Bellas Artes, embellecen el recinto. Calíope, Clío, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania, cada una capturada en lienzos, añaden una dimensión artística única al lugar.
A lo largo de los años, el Teatro Fernando Soler ha acogido a innumerables actores y directores, siendo un imán para diversas audiencias. Aunque no es el teatro más antiguo de la ciudad, su arquitectura y eventos resaltan la rica herencia cultural de Saltillo.
Este teatro es más que un edificio; es un testimonio de que Saltillo es cuna de arte y cultura, evocando la grandeza del pasado y proyectando un futuro lleno de expresiones artísticas que continúen honrando el nombre de Fernando Soler.