Hace ya casi nueve años, una mujer reportó la sustracción de su pequeña hija de tan solo 15 meses en Gómez Palacio; tras las investigaciones e interrogatorios realizados por la Fiscalía General del Estado de Durango, se descubrió la verdad de este trágico suceso, la menor había sido asesinada por su madre.
Susana Jiménez Domínguez, una mujer de 39 años, denunció el 4 de enero de 2016, la desaparición de su hija Sofía Enriqueta, logrando que se emitiera una Alerta amber en la entidad; sin embargo, el Ministerio Público determinó que la mujer asesinó a la niña, para después abandonarla en un lote baldío.
Finalmente, tras someter a los interrogatorios, Susana confesó que sí asesinó a su bebé y además, que lo había hecho tras discutir con su pareja.
La supuesta sustracción
Susana había dicho a las autoridades, que ese día, se encontraba con su hija en una calle de Gómez Palacio, cuando dos sujetos desconocidos se acercaron en un automóvil Volkswagen Jetta en color gris y sin placas de circulación, arrebatándole a la menor de los brazos y dándose a la fuga.
Tras el señalamiento de la madre, la fiscalía, a través de su área de Comunicación Social, envió la Alerta Amber, con la descripción de la pequeña y la forma en la que presuntamente había ocurrido la sustracción de Sofía.
Este caso conmovió a muchos laguneros, que comenzaron a compartir la ficha de alerta y a publicar en redes sociales; medios de comunicación, sociedad en general, todos se unieron para compartir y ayudar a dar con el paradero de la bebé desaparecida.
Sale a la luz la verdad
Fueron solo 24 horas aproximadamente, las que tardó la verdad en asomarse; la fiscalía localizó el cuerpo sin vida de la pequeña Sofía y tras el hallazgo, todo comenzó a aclararse.
Susana Jiménez fue detenida por las autoridades, quienes se habían percatado de algunas contradicciones en su declaración y el hallazgo del cadáver, fue fundamental para sustentar la hipótesis de homicidio. Finalmente, fue la misma responsable quien no soportó la presión de los nuevos interrogatorios y terminó por confesar que sí fue un crimen y era ella la responsable.
Lo peor de su confesión, fue cuando aseguró que lo había hecho luego de haber tenido una discusión con el padre de la niña y decidió desquitarse con ella, quitándole la vida.
Susana solo pensó en deshacerse del cuerpo, así que lo puso en una bolsa de plástico y se dirigió hacía un lote baldío, donde lo abandonó y fue recogido un día después por trabajadores de las cuadrillas de limpieza del municipio, para llevarlo al basurero municipal, sin saber lo que la bolsa contenía.
Una vez estando en el tiradero, se percataron de la presencia del cadáver e hicieron el reporte a las autoridades, que acudieron de inmediato a hacer el levantamiento; horas más tarde, la policía investigadora detuvo a Susana Jiménez y fue trasladada al Centro de Reinserción Social número 1 de la capital de Durango, a fin de seguir el proceso penal por el homicidio de su hija.