Es muy sencillo asegurar que los aviones guardan la suficiente cantidad de oxígeno para garantizar tu seguridad en caso de ser necesario. Por lógica, se podría pensar que guardan tanques similares a los que usan los buzos. Te equivocas, ya que esto no es así.
Durante un vuelo, generalmente se llegan a alcanzar alturas en las que la presión atmosférica es menor y, por ende, el aire es insuficiente; debido a esto recrean un ambiente parecido al existente a menor altura.
Las mascarillas se utilizan para respirar correctamente en caso de presentarse una despresurización. Optar por tanques de oxígeno no es una buena opción, ya que ocupan mucho espacio y pesan un montón, según el diario The Telegraph. La solución de los aviones es crear su propio oxígeno.
El portal web Curiosity explica que estas mascarillas pueden funcionar a través de una reacción química, que se crea a partir de distintos compuestos no gaseosos que contienen bastante oxígeno, algunos ejemplos son el clorato de sodio, peróxido de bario y perclorato de potasio.
Al tirar de los cordones de la mascarilla, el movimiento genera una ‘explosión’, que ayuda a generar el calor necesario para que las sustancias químicas liberen el oxígeno. De hecho, se puede percibir un ligero olor a quemado cuando se activa la mascarilla.
Ante una pérdida de presurización, tienes como máximo 30 segundos para empezar a usar la mascarilla de oxígeno. La reacción química tiene la capacidad de brindarte oxígeno por 15 o 20 minutos como máximo. Aunque este lapso es suficiente para que el avión alcance la altura requerida para que respirar naturalmente sea posible.
De acuerdo con el sitio Science ABC, una aeronave promedio puede tener cuatro mascarillas de oxígeno por fila de asientos.