El idioma español es increíblemente rico al ser uno de los más hablados en el mundo; el segundo con más hablantes nativos, por lo que hoy recordaremos sobre sus localismos, y más en específico, los localismos mexicanos.
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En México nos expresamos con muchos localismos desde hace décadas y por lo general los utilizamos sin saber exactamente qué significan a continuación analizaremos el origen de algunos de los más populares:
‘Chupó faros’
Esta expresión generalmente se utiliza cuando alguien fallece (sí, es un poco de mal gusto) también se usa si algo sale mal y habrá repercusiones negativas, pero, ¿de dónde viene esta frase?, en épocas de la Revolución, a los prisioneros de batalla que estaban a punto de fusilar se les permitía fumar un último cigarro, y una de las marcas más económicas y conocidas era la de Faros, esto ocasionó que la gente empezara a decir “ya chupó faros”, para referirse a algún difunto.
‘Se petateó’
Esta es otra frase que tenemos los mexicanos para referirnos a alguien que acaba de perder la vida ¿de dónde salió? Bien, el petate, del Náhuatl petatl, es el nombre dado a un tapete o alfombra tejida hecha con palma de petatl, y su principal función era para dormir en épocas prehispánicas. Sin embargo, la conocida frase se volvió popular también en la Revolución ya que debido al conflicto armado y la escasez de recursos para comprar ataúdes, muchos cuerpos se envolvían en tapetes y eran colocados en largas hileras, y como te podrás imaginar, las personas acuñaron la frase para dar la mala noticia.
‘Sepa la bola’
De la Revolución Mexicana nacieron muchas otras frases que conforman el léxico común mexicano pero no todas tienen que ver con gente muriendo. Una frase bastante común utilizada cuando nos preguntan quién es el autor de algún destrozo, o simplemente algo que desconocemos es “sepa la bola” está se originó debido a que en el porfiriato había muchas personas que ya estaban hartas de su régimen totalitario, por ello se juntaban grupos numerosos para hacer destrozos… cuando llegaban las autoridades y preguntaban quién había sido nadie señalaba ningún culpable en particular, solo decían “fue la bola”, refiriéndose al grupo en general.
‘Ya nos cayó el chahuistle’
Si en alguna ocasión acudes a una reunión y eres recibido con la frase “ya nos cayó el chahuistle” tal vez tu presencia no sea muy grata. Pues bien, ésta proviene del período colonial o tal vez un poco antes… chahuistle es enfermedad del maíz, por lo que la frase se empleaba cuando el maíz había sido invadido por la plaga y se había estropeado. Actualmente “ya nos cayó el chahuistle” se usa cuando llega alguna compañía desagradable o bien, cuando sucede un evento desafortunado.
‘A Chuchita la bolsearon’
“A Chuchita la bolsearon”, esta es otra frase de la época colonial, todo comenzó al parecer cuando a una trabajadora doméstica a la que de cariño le decían Chuchita la mandaban al mercado y llegaba con el mandado y el cambio incompletos, cuando el patrón le preguntaba por qué, ella solo decía “me bolsearon” para señalar que la habían robado sin que se diera cuenta. Fueron tantas las veces que esto ocurrió que cuando alguien llegaba con las malas nuevas al patrón este solo decía ¿ahora qué pasó? No me digas que a “Chuchita la bolsearon”.
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‘¡Aguas!’
Si alguien te grita “¡aguas!” pon atención porque no te está diciendo que va a llover, sino que algo malo va a pasar… En la época colonial no había drenaje ni baños en las casas, por lo que las personas usaban bacinicas, al llenarse la gente simplemente gritaba ¡aguas! y arrojaba los desechos por la ventana.
‘Va hecho la mocha’
Seguramente en más de una ocasión has escuchado a alguien decir “venía hecho la mocha” cuando se habla de ir rápido. Esto es porque en el siglo XX las personas tardaban mucho tiempo en trasladarse en ferrocarril al ser enormes máquinas de gran tamaño y peso. Al poco tiempo apareció una nueva locomotora con la punta menos alargada a comparación de las demás, dándole la apariencia de estar recortada o “mocha” y era mucho más rápida, por lo que ganó popularidad como “la mocha, la máquina más rápida”, al menos en aquellos tiempos.
‘A ojo de buen cubero’
Si en alguna ocasión has tenido la suerte de atinarle alguna medida, probablemente hayas dicho “lo hice a ojo de buen cubero”, esta frase tiene dos teorías respecto a su origen: la primera dice que la cuba era un recipiente de madera donde se contenía agua, vinos o licores y funcionaba como método de medida. Como eran hechos por artesanos llamados cuberos estos no tenían técnicas de medición como las actuales, por lo que había que confiar en que el tamaño fuera lo más exacto posible y dependía de la habilidad o del buen ojo que tuviera el cubero; existe otra explicación que data del siglo XIX en las minas de México… dentro de éstas había recipientes para que los obreros hicieran sus necesidades y también les llamaban cubas, la persona encargada de sacar las cubas de la mina era llamada cubero, quien cargaba con las cubas en su espalda para vaciarlas, así que debía tenía tener buen ojo para saber el punto exacto en el cual podía cargar la cuba sin miedo a derramarla en su espalda y que tampoco estuviera muy vacía o tendría que dar más vueltas trabajando el doble.
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‘En un santiamén’
Al escuchar la frase “en un santiamén” imaginas que algo terminará rápido, sin embargo, esta frase viene de las largas misas católicas que antes se impartían en latín y nadie las entendía, lo que las hacía tediosas. Muchos no veían la hora de irse, pero sentían la presión social de quedarse a escuchar todo. Al finalizar la misa el sacerdote decía en latín “ig nomine patris et filii et spiritus sancti amén” y como nuestros abuelos solo escuchaban santiamén era la señal para poder seguir y continuar con sus actividades.
‘Teporocho’
Quizás en algún momento has escuchado que un “teporocho” o un “teporochito” va dando tumbos por la calle. Pues bien, esta palabra se refiere a alguien que bebe mucho y casi siempre se encuentra en estado alcoholizado, esta palabra según anécdotas populares, viene del siglo XX, de la Ciudad de México. En el mercado de La Merced había un puesto que vendía un remedio para la cruda consistente en un té de canela, naranja y piquete (una pequeña cantidad de aguardiente) y se vendía por 10 centavos; su popularidad hizo que otra persona llegar a hacerle la competencia justo en frente ofreciendo el mismo remedio a un precio más económico, ofreciendo su remedio con un cartel a plena vista que decía: “té por ocho”, enseguida el remedio más barato se volvió popular y pronto muchos puestos ofrecían el “té por ocho”.
'Darle vuelo a la hilacha'
Hay muchas personas a las que les gusta darle "vuelo a la hilacha" esta frase se usa para referirse a quienes disfrutan demasiado de libertinaje las fiestas es decir, que se desataba, eso sí el origen de esta expresión es más bien inocente, ya que en la época de nuestros abuelos se les decía hilacha a los hilos que sostienen los papalotes y cuando querían que éstos subieran más se soltaba poco a poco, es decir “le daban vuelo a la hilacha”.
Como éstas existen una infinidad de frases, algunas más antiguas, otras que ya no se usan tanto pero al final de cuentas el idioma muta y se adapta, y tu ¿qué otras frases conoces?
Nota publicada en: El Sol de Parral