Muchas leyendas circulan en Coahuila, algunas más recordadas que otras. A continuación te contamos dos historias que pasaron en tierras coahuilenses y que dejaron una marca indeleble en la mente de los que las conocen. Desde una familia ‘maldita’ hasta una mujer asesinada por un rito satánico.
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La 'maldición' que persigue a la familia Puebla en Coahuila
Una misteriosa 'maldición' ha ensombrecido la vida de la familia Puebla en el pequeño ejido Piedra Blanca. Durante las últimas décadas, seis miembros de esta familia han perdido la vida en trágicos accidentes de atropellamiento, marcando a la familia con un destino trágico y desconcertante.
La serie de tragedias comenzó hace 34 años, en 1981, cuando "Chachín", un niño de apenas 12 años, fue víctima de un fatídico accidente al caerle encima un poste de luz. Durante el velorio del pequeño, una terrible noticia llegó a los oídos de los dolientes: el abuelo había sido atropellado y también había fallecido. José Puebla, de 96 años, encontró su trágico final en el kilómetro 102+100 de la carretera 40, un sitio que se convertiría en un lugar fatídico para la familia.
La cadena de sucesos mortales continuó cuando Manuel Puebla, el nieto más similar al abuelo en cuanto a temperamento, decidió romper su abstinencia de alcohol. Ese mismo día, el 27 de agosto de 1994, Manuel fue atropellado en la vía 40, dejando a la familia sumida en el dolor una vez más. Ricardo, otro de los hermanos, había vaticinado que él sería el siguiente en la lista, y lamentablemente así sucedió. El 28 de octubre de 1996, Ricardo también fue víctima de un atropello en la misma carretera, sin que la justicia pudiera esclarecer los hechos.
Una década después, la tragedia volvió a golpear a la familia Puebla. Margarita, esposa de uno de los miembros, encontró la muerte en un trágico accidente de atropellamiento en la misma carretera que había cobrado la vida de sus seres queridos. Para añadir más misterio y desasosiego, un brujo había predicho a las hijas de Margarita que la muerte por atropello sería el destino de la familia.
El 28 de agosto de 2016, el destino siniestro se cernió una vez más sobre los Puebla. En el mismo lugar donde había fallecido el abuelo, José "Zamorita" Puebla perdió la vida tras ser atropellado, dejando a sus familiares sumidos en una profunda tristeza y asombro. El miembro más joven de la familia vistió por última vez el luto en el ejido Piedra Blanca.
La comunidad de Piedra Blanca se encuentra consternada y perpleja ante estos eventos trágicos que han afectado a los Puebla. Aunque la 'maldición' que parece perseguir a la familia continúa siendo un enigma, los residentes de la zona guardan respeto y cautela al transitar por la carretera 40, temiendo que la fatalidad pueda alcanzar a otros incautos transeúntes.
Adolescente muere en presunto ritual satánico en Torreón
Un sábado 4 de febrero, los residentes de la colonia Loma Real II en Torreón se vieron sacudidos por el descubrimiento del cuerpo sin vida de Jéssica Valeria, una adolescente de tan solo 15 años. El espeluznante hallazgo reveló que la joven tenía un palo de madera insertado en uno de sus ojos y presentaba golpes en el rostro. Las autoridades la identificaron como una residente cercana al lugar del crimen.
De acuerdo con los testimonios de los vecinos, se supo que Jéssica había sido vista el día anterior en el patio de una vivienda acompañada por dos jóvenes y otra adolescente. Estas revelaciones llevaron a la Policía a sospechar que el asesinato podría haberse llevado a cabo en el marco de un presunto ritual satánico.
Un informante cercano a la investigación mencionó: "Ahorita se piensa que incluso hay más gente involucrada en las prácticas satánicas, además de los tres detenidos, independientemente de que hayan participado o no de manera directa en el crimen de Jéssica Valeria".
Las autoridades continúan trabajando en el caso para esclarecer los detalles y determinar la participación exacta de cada individuo involucrado. Es importante permitir que las autoridades realicen una investigación exhaustiva y objetiva a fin de obtener una comprensión completa de los hechos.
Es fundamental recordar que los casos individuales y aislados no deben ser utilizados para estigmatizar o generalizar a ninguna comunidad o grupo religioso. Los eventos de este tipo son excepcionales y están siendo tratados con la seriedad y la sensibilidad que merecen.