Pese a que a muchas personas les disgusta, también es común escuchar a otras que no temen expresar su gusto por el olor de la gasolina, y aunque en realidad no hay nada malo en pensar así, la verdadera pregunta que surge entre algunos es ¿por qué pasa esto?
La respuesta científica hace referencia a uno de los tantos componentes de la gasolina, es decir el llamado benceno, una sustancia química que es la encargada de producir ese olor tan peculiar que a tantos agrada.
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Citando al Instituto Nacional de Cáncer en Estados Unidos, este líquido es mayormente utilizado como solvente en la industria química y la farmacéutica, como producto inicial e intermedio en la síntesis de numerosos elementos químicos y por supuesto en la gasolina.
Asimismo, el benceno también puede provenir del humo de los cigarrillos, productos adhesivos, productos de limpieza, entre otros.
Por otra parte, se tiene la creencia de que dicha sustancia provoca que los humanos liberen altos niveles de dopamina, provocándoles un efecto satisfactorio y de felicidad, cuya teoría responde al cuestionamiento previo de por qué la gente disfruta del olor de la gasolina.
¿Es malo oler gasolina?
Al igual que cualquier otra actividad, hacerlo en exceso claro que tiene efectos negativos, tales como el desarrollo de enfermedades de la sangre o incluso el cáncer.
Ante esto, la mejor forma de prevenir es simplemente modular la exposición al benceno, así como evitar que se convierta en una adicción.