Cuatro Ciénegas, un oasis en medio del desierto de Coahuila, se encuentra en peligro de desaparecer. Sus pozas, hogar de una biodiversidad única en el mundo, se secan a un ritmo alarmante debido a la sobreexplotación del agua y a otras causas.
La agricultura y la ganadería, en particular el cultivo de alfalfa, son los principales responsables de la crisis del agua en Cuatro Ciénegas. Se estima que para cultivar un metro cuadrado de alfalfa se necesitan dos metros cúbicos de agua, una cantidad insostenible para este ecosistema frágil.
La historia de Cuatro Ciénegas también ha jugado un papel importante en su declive. A principios del siglo XX, se construyó un canal que extraía agua de las pozas para enviarla a ejidos cercanos. Este canal, sumado a la mala planeación y a la perforación de pozos, ha contribuido significativamente a la desecación del oasis.
Científicos como Valeria Souza, del Instituto de Ecología de la UNAM, han alertado durante años sobre la crítica situación de Cuatro Ciénegas. Souza ha hecho hincapié en la necesidad de tomar medidas urgentes para salvar este ecosistema único, incluyendo la reconversión de la agricultura y la ganadería, la restauración de los humedales y la regulación del uso del agua.
¿Es demasiado tarde?
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) presentó un plan estratégico para salvar a Cuatro Ciénegas. El plan propone que los productores agropecuarios dejen de cultivar alfalfa y opten por alternativas más sostenibles como el nopal y el forraje.
Aunque la situación es crítica, aún hay esperanza para Cuatro Ciénegas. El plan de la Conanp, junto con otras iniciativas de conservación, puede ayudar a revertir el daño y preservar este oasis para las generaciones futuras.
Sin embargo, el tiempo se agota y las lagunas (como la de Churince) se secan. Se necesitan acciones urgentes para salvar a Cuatro Ciénegas. Juntos podemos salvar a Cuatro Ciénegas, un oasis que agoniza en silencio.