La aquamación es una alternativa para los funerales que ha cobrado bastante fuerza en los últimos años. El último caso sonado al respecto fue el de Desmond Tutu, arzobispo, ganador del Premio Nobel de la Paz y líder del movimiento anti-apartheid que escogió esta técnica sobre la cremación para sus restos.
En un principio, servía para eliminar los restos de animales, aunque con el tiempo ha sido utilizada por los seres humanos después de comprobarse que es menos dañina con la naturaleza. Es legal dentro de México, así como en la gran mayoría de Estados Unidos para los restos humanos.
¿EN QUÉ CONSISTE LA AQUAMACIÓN?
Se deriva del proceso científico mejor conocido como hidrólisis alcalina, el mismo que ocurre como parte del curso de la naturaleza cuando un cuerpo descansa en el suelo. Para llevar a cabo esta acción, se necesita combinar el flujo de agua suave, temperatura y alcalinidad para acelerar los procesos de descomposición de los materiales orgánicos.
De esta manera, el cuerpo de la persona fallecida se sumerge de tres a cuatro horas en una mezcla de agua y un álcali como el hidróxido de potasio. Se tiene que colocar en un cilindro de metal presurizado y se caliente a una temperatura aproximada a los 150 grados centígrados. Para la cremación, las temperaturas son capaces de alcanzar hasta los 760 grados centígrados.
Para ciertas personas, el agua es un camino más suave que las llamas. En este procedimiento se licuan todos los restos, a excepción de los huesos, después se secan en un horno y se reducen a un polvo blanco. El resultado se entrega a los familiares en una urna.
Algunas empresas especializadas en este tema aseguran que se utiliza 90 por ciento menos energía que en la cremación con fuego, además de que no emite gases de efecto invernadero. Además, de que se obtiene el 32 por ciento más de restos cremados que con el proceso de llamas, pero para esto se tiene que requerir de una urna más grande.
Por ello, los ambientalistas la proponen con la alternativa ecológica para los restos humanos sobre los ataúdes y la cremación con fuego, procesos que terminan por crear una mayor cantidad de contaminantes.