Enclavado entre las maravillas de Coahuila, el pintoresco municipio de Viesca destaca como uno de los 8 encantadores pueblos mágicos que componen la región. A lo largo de sus estrechas calles, salpicadas de coloridos negocios y viviendas, se teje una leyenda que se ha convertido en parte integral del folclore local. Esta historia aterradora es transmitida de generación en generación, llegando tanto a los jóvenes como a los adultos e incluso a los curiosos turistas que visitan la zona. Todo gira en torno a las ruinas de una antigua fábrica de sal que yace en el corazón de este pueblo mágico.
Manuel Lastra, el cronista del municipio, ofrece una perspicaz explicación sobre el rol crucial que desempeñó la fábrica en la industria durante el siglo XX. Conocida como el productor de la emblemática marca 'Sal hada', la fábrica tuvo un impacto significativo en la gastronomía mexicana de la época. Sin embargo, en 1993, el destino tomó un giro sombrío para este recinto, dejándolo abandonado y vulnerable a la voracidad del tiempo. En la actualidad, los únicos testigos silenciosos de su pasado son los vestigios corroídos y oxidados que aún permanecen, transformando este espacio en un rincón desolado.
Estas ruinas, aunque en estado de decadencia, cobran vida a través de una de las leyendas más inquietantes que flotan en el aire de este pueblo mágico. Transmitida de boca en boca, esta narrativa se ha convertido en una herramienta tanto para infundir temor en los más jóvenes, "para que hagan sus deberes", como para suscitar escalofríos en los turistas que buscan aventurarse en el misterio de las ruinas.
Manuel Carreón, un residente de Viesca, relata los orígenes de esta leyenda intrigante que aún perdura en la psique de la comunidad. La historia se inicia cuando algunos pobladores descansaban en la Plaza de Armas, siendo interrumpidos por un turista que llegó presa del pánico y en un estado de crisis nerviosa. Al indagar sobre su perturbación, el visitante reveló haber tenido un encuentro aterrador en las ruinas abandonadas.
Este intrépido explorador había decidido aventurarse solo a las ruinas y, en una experiencia que lo marcaría profundamente, aseguró haber visto a un ser que no parecía humano. "Era completamente blanco, de pies a cabeza, como si se mezclara con el suelo arenoso", relató el turista al atónito público. A medida que el ente se aproximaba, el encuentro adquiría un carácter cada vez más inquietante, ya que su forma de movimiento era desconcertante, como si sus huesos estuvieran quebrados y su caminar fuera una extraña combinación de arrastrarse y gatear. Ante esta macabra visión, el viajero no tuvo otra opción que huir presa del pánico, dejando atrás las ruinas y el enigma que las envuelve.
La leyenda de la figura blanca en las ruinas de la fábrica de sal sigue alimentando el misterio y la intriga en Viesca. La tradición oral se encarga de transmitir este relato que ha asumido un lugar central en la identidad del pueblo. Entre los lugareños, la leyenda se convierte en una forma de conectarse con el pasado y de mantener viva la rica historia del municipio. A medida que el tiempo avanza, Viesca sigue ofreciendo no solo la belleza de sus calles y rincones, sino también la profundidad de sus historias que persisten en la memoria colectiva.