Fue a mediados del pasado mes de julio del 2019, que de acuerdo a información del New York Times y de diversos sitios en los Estados Unidos, que este centro de armas biológicas del vecino país del norte, tuvo que ser cerrado momentáneamente debido a una fuerte fuga de patógenos y agentes, poco antes de la aparición del Covid-19 en el mundo.
Tras una inspección en junio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron una orden de cese al laboratorio de biodefensa de Fort Detrick, según ha informado Frederick News-Post. Toda la investigación del laboratorio, dirigida por el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército (USAMRIID, por sus siglas en inglés), ha sido detenida hasta nuevo aviso.
De 1943 a 1969, Fort Detrick ha sido el hogar del programa de armas biológicas de Estados Unidos. Hoy, el campus del Ejército alberga varias instituciones, incluido el USAMRIID, que realiza investigaciones públicas y privadas sobre algunas de las toxinas y agentes patógenos más peligrosos del mundo, como el ébola, el ántrax o las bacterias responsables de la peste.
Después de la última inspección de junio, los CDC mostraron su “preocupación ante ciertos estándares de seguridad”, informó Frederick News-Post. Descubrieron que las instalaciones no tenía sistemas capaces de descontaminar las aguas residuales, los trabajadores no recibían una “formación periódica para trabajar en los laboratorios de biocontención”, y no cumplían con los estándares establecidos por el Programa Federal de Agentes Selectos, entre otras muchas cosas. Los CDC no pudieron proporcionar muchos mas detalle por “razones de seguridad nacional”, informó el New York Times.
“El Programa Federal de Agentes Selectos supervisa la posesión, el uso y la transferencia de agentes biológicos y toxinas que pueden representar una amenaza grave para la salud pública”, según indica la web de los CDC . Normalmente, el USAMRIID está autorizado para manipular estos “agentes selectos” súper peligrosos, como por ejemplo el ántrax o la ricina.
El USAMRIID estaba investigando tres de estos agentes de primer nivel cuando recibió la orden de cese: el virus Ébola, la bacteria Yersinia pestis (responsable de la peste), y la bacteria Francisella tularensis (responsable de la tularemia, también conocida como la fiebre de los conejos).
Covid-19
Ante esto y el caos generado debido a la aparición del virus del Covid-19 hacía finales del mes de noviembre del 2019 en China, la incertidumbre e interrogantes aparecieron, pues si bien las autoridades de este centro de armas y de estudio, manifestaron que no hubo ninguna fuga, poco tiempos después apareció en el mundo un virus que cimbró a la sociedad, aunado a que el pasado mes de abril el doctor Francis Boyle declaró que desde su punto de vista el Covid-19 era resultado de un arma en la que se trabajaba y que accidentalmente se fugó de los laboratorios de investigación del país asiático, lo que envolvió en polémica a la seguridad de cada país en el manejo de armas biológicas.
Como reportó Sam Husseini recientemente en la revista Salon, los ingenieros de guerras biológicas en laboratorios como los de Wuhan y Fort Detrick están evadiendo la ley internacional de manera deliberada y riesgosa:
“Los gobiernos que participan en tales investigaciones de armas biológicas generalmente distinguen entre ‘guerra biológica’ y ‘biodefensa’, como para describir a estos programas de ‘defensa’ como necesarios. Pero esto es pura retórica; los dos conceptos son en gran parte indistinguibles. ‘Biodefensa’ implica guerras biológicas tácitas, criar patógenos más peligrosos por el supuesto propósito de encontrar una manera de combatirlos. Mientras este trabajo parece haber tenido éxito al crear agentes mortales e infecciosos, incluyendo cepas de gripe más mortales, tal investigación de ‘defensa’ es impotente en su habilidad de defendernos de esta pandemia.”
Con información de Gizmodo, Regeneration International y Salon.com