/ martes 19 de diciembre de 2023

Jose Cobián: nuevos niveles musicales para presionar “start”

El cantautor lagunero lanza su primer LP como solista, Videojugador, donde las ideas sobre la post-pandemia y la muerte se entrelazan con un sonido de rock noventero

Desde las alturas del valle de Toluca, el torreonense José Cobián continúa con una trayectoria artística que ya supera los 20 años. Antes fue integrante de bandas como Tusanga Mata, que alimentara la escena lagunera en los albores de este siglo; y del combo de jazz Le Bleu Band, nacido en Torreón pero criado al calor del Conservatorio del Estado de México. Ahora se concentra en su carrera solista y nos presenta una versión suya en 8 bits y muchos niveles por explorar.

Videojugador es el título de este primer álbum, nacido -como tantas propuestas musicales- al calor de la pandemia y sus paranoias. Pero antes, en 2018, ya había lanzado un EP que fue su carta de presentación como solista. En Videojugador el rock noventero de guitarras cohabita con temas donde el piano es la columna vertebral. Y la lírica aborda temas de alienación post pandémica, la presencia de la muerte y los vericuetos de la implacable industria musical.

Conversamos de manera digital con Cobián, que estará presentando Videojugador en diferentes foros del estado de México, y próximamente también en La Laguna. Sobra decir que lo encuentran ya disponible en las plataformas de streaming.

¿Qué significó en tu trayectoria creativa y profesional todo el momento de la pandemia y qué nuevas ideas trajo consigo?

La pandemia nos trajo mucha introspección, y como en el disco Correspondencia interna, de La Gusana Ciega, hay muchas cosas que me estoy diciendo a mí mismo. Fue ponerse a componer mucho; y todas las emociones que estábamos pasando en ese momento, desde la paranoia, hasta el miedo, se reflejaron en el disco. Además hay cierto dejo de esperanza, de que todo esto iba a pasar. Sobre todo en “El año que venga”, que es la que abre el disco. Y también en parte aparece todo el tema de las pantallas. Da vueltas mucho esa palabra en todas mis composiciones recientes porque nos la pasamos viendo cosas en en pantallas. Curiosamente yo soy una persona más de sonido. Esas fueron como que las ideas nuevas, sobre todo el tema “El año que venga”, pues es completamente post pandémico y también “Y si no sucede”, un poco de que si no llegara a pasar todo lo que debería de pasar, o lo que uno quiere que pase, pues de todas maneras ya vivimos cosas interesantes.

¿En qué momento creativo te encuentras con este LP Videojugador?

Yo diría que en el post pandémico, pero al mismo tiempo también me reencuentro con algunos temas que había escrito en Torreón, en la banda Tusanga Mata, que son los temas del piano, pero desde un enfoque diferente, como “Extraños conocidos” y “En función de X”. Ya pude tocar cosas que no hacía antes porque no tenía esa habilidad cuando los compuse.También hay temas nuevos como “Pillo”, que tenía guardado ya hace tiempo aquí en Toluca. El momento creativo fue el más alto que tuve después del EP, porque el EP sí fue mucho del recuerdo, de sacar temas de la nostalgia, y este es como una combinación: hay muchos temas nuevos y cosas que tienen que ver con el rock de los noventa pero también con el jazz. Está “Continue Never Game Over” que está definiendo mi estilo de componer de manera instrumental y pues hay que perfeccionarlo. En otros temas más guitarreros está “Y si no sucede”, los riffs de “El año que venga” son diferentes, ahí es otra onda.En la de “En el sueño” hay muchas guitarras también. Es un momento creativo muy alto. Fue algo completamente personal hacer este disco también. Ya no estaba haciendo caso de las ideas de los demás, eso es bueno por un lado. A veces te limita un poco, pero también tienes control sobre todo, y eso me gusta.

¿Cómo fue que armaste la banda, los músicos para este proyecto y cómo se dio la grabación del disco?

Hay dos versiones de este Videojugador. Una es la del estudio, que repite muchos músicos para la versión en vivo. Para grabar es el mismo baterista que trabajó conmigo en el EP, Israel Molina. Me gusta mucho su sonido y cómo toca, y por cuestiones de tiempos y de agendas él ya no puede tocar en vivo, pero grabó también en Videojugador todos los temas. Por otro lado ya es otro bajista diferente al EP. Ahora es Julio Menchaca que aparece desde el sencillo “Aquel desierto”, que sacamos en 2019, que fue la última rola que hice antes de la pandemia. Ese es como mi combo básico, y se agregó Yaz Pineda, que fue una recomendación de Julio para hacer coros. Yo quería agregar coros y que sonara diferente porque me estaba repitiendo mucho en las voces.En la versión en vivo estamos otros. El baterista es Roberto Alcántara y están Julio y Yazmín, que era un combo que ya estaba más amarrado de ensayos y grabaciones, y ahora con un poco más de apertura en cuanto a los sonidos y hasta de aprendizaje. Lo que me gusta mucho es que somos todos egresados de escuelas de música, de academia, del Conservatorio de acá. Entonces todos tenemos el mismo lenguaje. A mí me gusta mucho eso.

¿Qué ideas sonora hay detrás del disco? Noto una presencia más intensa del rock noventero y menos los aires de jazz que venían de Le Bleu Band.

Viene todo el rock de los noventa, sobre todo con las rolas de guitarra, con “La ilusión del control”, “Y si no sucede”, “El año que venga”, todas las guitarreras. Inclusive sacamos muchas cosas de Cerati, de Los Tres de para hacer coros, incluso de Jumbo o de Zurdok, para algunos arreglos, con los delays y cosas así. También hay muchas cosas que se le ocurrían al ingeniero que participa en la grabación, Emi García. Nos echaba la mano con algunas ideas: yo llevaba la idea y el ingeniero me ayudaba a pulirla. Por eso me gusta grabar ahí en Sound Village Records, que así se llama el estudio.

Y de lo del jazz, bueno, pues ya nada más queda un poco en el último tema, el de “Continue Never Game Over”. Ahí viene una colaboración con Zoe Márquez que es un artista de rap y le dije que escribiera algo para la parte final. Eso fue otra cosa que nunca había hecho. Esa rola está muy GoGo Penguin. Estaba escuchando mucho eso y también un artista que se llama Wayne Snow. Entonces, como que la parte del jazz la agarré, pero del otro lado, ya no fue de lo de lo americano que hacíamos con Le Bleu Band, o lo latinoamericano y pues de eso, pues es una mezcolanza del concepto del disco.

La idea de la muerte y los amigos es un tema que cruza bastante las letras de Videojugador, ¿cómo se lidia con esos temas desde una mediana edad, digamos?

Pues ahí están los Caifanes, con el tema de la muerte en sus discos, desde el primero hasta El silencio. Como que eso se me quedó porque yo los escuchaba cuando tenía 15, 16 años. Eso le gustaba mucho a Saúl, y entonces a lo mejor me quedé con ese rollo en la parte de las letras. En el disco está la canción “Pillo”, que es un réquiem para un amigo que tocaba en Tusanga Mata, Ernesto. Y pues él decidió tomar otro camino, pero sigue presente en la música con nosotros. Hay cosas de “En el sueño”, que tienen que ver con cuando sueñas a esa gente que ya se fue. Hay varios recuerdos que tienen que ver con la idea del final, de que esto nunca se acaba, de que picas “start” otra vez y “continue”. Es como el juego que tiene muchas vidas y que hay que estarlas jugando. Se te acaban y otra vez “continue”. O sea, es como un ciclo infinito, haciendo referencia a Cerati otra vez. ¿Cómo se lidia con eso? Sacándolo con música, es la única forma que yo concibo que se puede lidiar con esos temas tan existenciales, o dejar de existir. Y pues de ahí viene la idea de meterle el concepto de los videojuegos, como si tuvieras una eternidad para existir, pero que tienes que estar jugando y repasando tus errores para corregirlos en otras vidas. Literalmente en otra vida, la que tienes por tres o por cuatro y luego el “continue” otra vez, y nunca se acaba. Hasta que termines de corregir lo que estaba mal.

Hablando de eso, hace un tiempo tuvimos la pérdida de uno de los cantautores más importantes de Torreón, Cuty Martínez, ¿qué recuerdos tienes de él como parte importante de tu formación musical?

La última vez que lo vi a Cuty creo que fue tocando en una presentación en el Teatro Nazas. Me dejaron tocar con él y Raúl Jaquez. Fue uno de los cantautores más importantes de Torreón, sobre todo por su discurso que no manejaba nadie más. Cuty hablaba de todas esas injusticias sociales que se vivían regionalmente; las denunciaba con una forma lírica diferente. No era una canción de protesta fácil, tenía su chiste, y aparte, conseguía musicazos para ilustrar las historias, desde Raúl Jaquez hasta el mismo Demián Gálvez que está en Los Dorados. Entonces pues sí, fueron muchos recuerdos. Yo estudié con él tres años en lo que era la técnica en música del antiguo Cinart. Ahí conocí mucha gente que marcó mi vida y al mismo tiempo que desapareció de mi vida. Algo curioso. Aparte fue una época muy divertida estudiar música con ellos. Me acuerdo mucho de una vez que iban a hacer un arreglo con algo de guitarras, y pues le dije: “ya entendí el arreglo, es como ‘Wild Horses’ de los Rolling Stones”. Y me dijo “Ándale, exactamente”. Como que hicimos click en esa idea fuera de ser alumno y maestro. Eso es lo que más me acuerdo, además de sus clases de solfeo y de coro, y de los maestros que nos llevó. Estaba desde Raúl hasta Eugenio Toussaint. Eso estuvo genial, una experiencia muy muy fregona, y pues se lo debemos a él porque le interesaba la educación musical, algo que no sé si se repita. Yo creo que no se va a repetir así como lo hacía él.

Por último, si te quedaran algunas vidas en tu videojuego, o tuvieras que hacer “continue”, ¿qué nuevos niveles musicales te gustaría explorar?

Pues en niveles musicales estaría chido que tuviéramos muchas vidas. O a lo mejor sí podríamos tenerlas si tomamos en cuenta los conceptos metafísicos de otras culturas, ¿no? Igual y también el videojuego retoma esos rollos, budistas, no sé. En el caso de nuevos niveles me gustaría estudiar algo de música para cine en el extranjero, es un nivel que tengo ahí la cosquillita de hacer. Me gustaría hacer música para cine; de hecho, he estudiado algunas cosas de eso. En alguna de esas vidas quisiera hacer un reencuentro de Le Bleu Band, sobre todo por Omar Padilla, que es de mis instrumentistas favoritos y compositores favoritos. Y sacar muchos discos de José Cobián, porque no te creas, es difícil producir música original en este país, es complicadísimo. Y pues no sé, hacer interacción con otros artistas de jazz. Me gustaría mucho hacer una canción con Iraida Noriega, eso también es un reto que tengo. Esos son los niveles musicales que me gustaría destrabar.

Desde las alturas del valle de Toluca, el torreonense José Cobián continúa con una trayectoria artística que ya supera los 20 años. Antes fue integrante de bandas como Tusanga Mata, que alimentara la escena lagunera en los albores de este siglo; y del combo de jazz Le Bleu Band, nacido en Torreón pero criado al calor del Conservatorio del Estado de México. Ahora se concentra en su carrera solista y nos presenta una versión suya en 8 bits y muchos niveles por explorar.

Videojugador es el título de este primer álbum, nacido -como tantas propuestas musicales- al calor de la pandemia y sus paranoias. Pero antes, en 2018, ya había lanzado un EP que fue su carta de presentación como solista. En Videojugador el rock noventero de guitarras cohabita con temas donde el piano es la columna vertebral. Y la lírica aborda temas de alienación post pandémica, la presencia de la muerte y los vericuetos de la implacable industria musical.

Conversamos de manera digital con Cobián, que estará presentando Videojugador en diferentes foros del estado de México, y próximamente también en La Laguna. Sobra decir que lo encuentran ya disponible en las plataformas de streaming.

¿Qué significó en tu trayectoria creativa y profesional todo el momento de la pandemia y qué nuevas ideas trajo consigo?

La pandemia nos trajo mucha introspección, y como en el disco Correspondencia interna, de La Gusana Ciega, hay muchas cosas que me estoy diciendo a mí mismo. Fue ponerse a componer mucho; y todas las emociones que estábamos pasando en ese momento, desde la paranoia, hasta el miedo, se reflejaron en el disco. Además hay cierto dejo de esperanza, de que todo esto iba a pasar. Sobre todo en “El año que venga”, que es la que abre el disco. Y también en parte aparece todo el tema de las pantallas. Da vueltas mucho esa palabra en todas mis composiciones recientes porque nos la pasamos viendo cosas en en pantallas. Curiosamente yo soy una persona más de sonido. Esas fueron como que las ideas nuevas, sobre todo el tema “El año que venga”, pues es completamente post pandémico y también “Y si no sucede”, un poco de que si no llegara a pasar todo lo que debería de pasar, o lo que uno quiere que pase, pues de todas maneras ya vivimos cosas interesantes.

¿En qué momento creativo te encuentras con este LP Videojugador?

Yo diría que en el post pandémico, pero al mismo tiempo también me reencuentro con algunos temas que había escrito en Torreón, en la banda Tusanga Mata, que son los temas del piano, pero desde un enfoque diferente, como “Extraños conocidos” y “En función de X”. Ya pude tocar cosas que no hacía antes porque no tenía esa habilidad cuando los compuse.También hay temas nuevos como “Pillo”, que tenía guardado ya hace tiempo aquí en Toluca. El momento creativo fue el más alto que tuve después del EP, porque el EP sí fue mucho del recuerdo, de sacar temas de la nostalgia, y este es como una combinación: hay muchos temas nuevos y cosas que tienen que ver con el rock de los noventa pero también con el jazz. Está “Continue Never Game Over” que está definiendo mi estilo de componer de manera instrumental y pues hay que perfeccionarlo. En otros temas más guitarreros está “Y si no sucede”, los riffs de “El año que venga” son diferentes, ahí es otra onda.En la de “En el sueño” hay muchas guitarras también. Es un momento creativo muy alto. Fue algo completamente personal hacer este disco también. Ya no estaba haciendo caso de las ideas de los demás, eso es bueno por un lado. A veces te limita un poco, pero también tienes control sobre todo, y eso me gusta.

¿Cómo fue que armaste la banda, los músicos para este proyecto y cómo se dio la grabación del disco?

Hay dos versiones de este Videojugador. Una es la del estudio, que repite muchos músicos para la versión en vivo. Para grabar es el mismo baterista que trabajó conmigo en el EP, Israel Molina. Me gusta mucho su sonido y cómo toca, y por cuestiones de tiempos y de agendas él ya no puede tocar en vivo, pero grabó también en Videojugador todos los temas. Por otro lado ya es otro bajista diferente al EP. Ahora es Julio Menchaca que aparece desde el sencillo “Aquel desierto”, que sacamos en 2019, que fue la última rola que hice antes de la pandemia. Ese es como mi combo básico, y se agregó Yaz Pineda, que fue una recomendación de Julio para hacer coros. Yo quería agregar coros y que sonara diferente porque me estaba repitiendo mucho en las voces.En la versión en vivo estamos otros. El baterista es Roberto Alcántara y están Julio y Yazmín, que era un combo que ya estaba más amarrado de ensayos y grabaciones, y ahora con un poco más de apertura en cuanto a los sonidos y hasta de aprendizaje. Lo que me gusta mucho es que somos todos egresados de escuelas de música, de academia, del Conservatorio de acá. Entonces todos tenemos el mismo lenguaje. A mí me gusta mucho eso.

¿Qué ideas sonora hay detrás del disco? Noto una presencia más intensa del rock noventero y menos los aires de jazz que venían de Le Bleu Band.

Viene todo el rock de los noventa, sobre todo con las rolas de guitarra, con “La ilusión del control”, “Y si no sucede”, “El año que venga”, todas las guitarreras. Inclusive sacamos muchas cosas de Cerati, de Los Tres de para hacer coros, incluso de Jumbo o de Zurdok, para algunos arreglos, con los delays y cosas así. También hay muchas cosas que se le ocurrían al ingeniero que participa en la grabación, Emi García. Nos echaba la mano con algunas ideas: yo llevaba la idea y el ingeniero me ayudaba a pulirla. Por eso me gusta grabar ahí en Sound Village Records, que así se llama el estudio.

Y de lo del jazz, bueno, pues ya nada más queda un poco en el último tema, el de “Continue Never Game Over”. Ahí viene una colaboración con Zoe Márquez que es un artista de rap y le dije que escribiera algo para la parte final. Eso fue otra cosa que nunca había hecho. Esa rola está muy GoGo Penguin. Estaba escuchando mucho eso y también un artista que se llama Wayne Snow. Entonces, como que la parte del jazz la agarré, pero del otro lado, ya no fue de lo de lo americano que hacíamos con Le Bleu Band, o lo latinoamericano y pues de eso, pues es una mezcolanza del concepto del disco.

La idea de la muerte y los amigos es un tema que cruza bastante las letras de Videojugador, ¿cómo se lidia con esos temas desde una mediana edad, digamos?

Pues ahí están los Caifanes, con el tema de la muerte en sus discos, desde el primero hasta El silencio. Como que eso se me quedó porque yo los escuchaba cuando tenía 15, 16 años. Eso le gustaba mucho a Saúl, y entonces a lo mejor me quedé con ese rollo en la parte de las letras. En el disco está la canción “Pillo”, que es un réquiem para un amigo que tocaba en Tusanga Mata, Ernesto. Y pues él decidió tomar otro camino, pero sigue presente en la música con nosotros. Hay cosas de “En el sueño”, que tienen que ver con cuando sueñas a esa gente que ya se fue. Hay varios recuerdos que tienen que ver con la idea del final, de que esto nunca se acaba, de que picas “start” otra vez y “continue”. Es como el juego que tiene muchas vidas y que hay que estarlas jugando. Se te acaban y otra vez “continue”. O sea, es como un ciclo infinito, haciendo referencia a Cerati otra vez. ¿Cómo se lidia con eso? Sacándolo con música, es la única forma que yo concibo que se puede lidiar con esos temas tan existenciales, o dejar de existir. Y pues de ahí viene la idea de meterle el concepto de los videojuegos, como si tuvieras una eternidad para existir, pero que tienes que estar jugando y repasando tus errores para corregirlos en otras vidas. Literalmente en otra vida, la que tienes por tres o por cuatro y luego el “continue” otra vez, y nunca se acaba. Hasta que termines de corregir lo que estaba mal.

Hablando de eso, hace un tiempo tuvimos la pérdida de uno de los cantautores más importantes de Torreón, Cuty Martínez, ¿qué recuerdos tienes de él como parte importante de tu formación musical?

La última vez que lo vi a Cuty creo que fue tocando en una presentación en el Teatro Nazas. Me dejaron tocar con él y Raúl Jaquez. Fue uno de los cantautores más importantes de Torreón, sobre todo por su discurso que no manejaba nadie más. Cuty hablaba de todas esas injusticias sociales que se vivían regionalmente; las denunciaba con una forma lírica diferente. No era una canción de protesta fácil, tenía su chiste, y aparte, conseguía musicazos para ilustrar las historias, desde Raúl Jaquez hasta el mismo Demián Gálvez que está en Los Dorados. Entonces pues sí, fueron muchos recuerdos. Yo estudié con él tres años en lo que era la técnica en música del antiguo Cinart. Ahí conocí mucha gente que marcó mi vida y al mismo tiempo que desapareció de mi vida. Algo curioso. Aparte fue una época muy divertida estudiar música con ellos. Me acuerdo mucho de una vez que iban a hacer un arreglo con algo de guitarras, y pues le dije: “ya entendí el arreglo, es como ‘Wild Horses’ de los Rolling Stones”. Y me dijo “Ándale, exactamente”. Como que hicimos click en esa idea fuera de ser alumno y maestro. Eso es lo que más me acuerdo, además de sus clases de solfeo y de coro, y de los maestros que nos llevó. Estaba desde Raúl hasta Eugenio Toussaint. Eso estuvo genial, una experiencia muy muy fregona, y pues se lo debemos a él porque le interesaba la educación musical, algo que no sé si se repita. Yo creo que no se va a repetir así como lo hacía él.

Por último, si te quedaran algunas vidas en tu videojuego, o tuvieras que hacer “continue”, ¿qué nuevos niveles musicales te gustaría explorar?

Pues en niveles musicales estaría chido que tuviéramos muchas vidas. O a lo mejor sí podríamos tenerlas si tomamos en cuenta los conceptos metafísicos de otras culturas, ¿no? Igual y también el videojuego retoma esos rollos, budistas, no sé. En el caso de nuevos niveles me gustaría estudiar algo de música para cine en el extranjero, es un nivel que tengo ahí la cosquillita de hacer. Me gustaría hacer música para cine; de hecho, he estudiado algunas cosas de eso. En alguna de esas vidas quisiera hacer un reencuentro de Le Bleu Band, sobre todo por Omar Padilla, que es de mis instrumentistas favoritos y compositores favoritos. Y sacar muchos discos de José Cobián, porque no te creas, es difícil producir música original en este país, es complicadísimo. Y pues no sé, hacer interacción con otros artistas de jazz. Me gustaría mucho hacer una canción con Iraida Noriega, eso también es un reto que tengo. Esos son los niveles musicales que me gustaría destrabar.

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