Con tan solo 19 años de edad, Kimberly Kasumi Narro Sánchez dejó de existir y con ello se esfumó una vida de anhelos que desde niña había soñado construir, como llegar a formar parte de la Marina; el domingo 19 de mayo, un hombre terminó con esa vida, con el futuro de una joven estudiosa, trabajadora y noble, como la recuerda su familia.
Era la más pequeña de 5 hermanos, siempre fue alegre, sencilla; desde niña fue muy tranquila, nunca ocasionó problemas ni con la familia ni en otros ámbitos; así lo señaló Lorena, madre de Kimberly, quien además la recuerda siempre como una niña muy noble, educada, sencilla y de buen comportamiento.
“Las personas que lograron conocerla podrán decirlo, ella no era peleonera, grosera”. Además recuerda como siempre voluntariosa y con un libro en la mano, era una mujer que quería salir adelante, inteligente y que siempre sobresalía en lo que hacía.
Hace meses decidió venir a vivir al municipio de Torreón a la casa de su tío, hermano de Lorena, su madre, quien vive en ciudad Lerdo; según relata Lorena, luego se fue a vivir con su novio, con quien hace poco tiempo terminó, situación que la tenía muy triste y que su familia considera, puede ser la razón por la que la joven tomó la decisión precipitada de iniciar relación con otro hombre que apenas había conocido 3 días atrás.
Y es que cuando se va de casa deja de estudiar, comenzando una vida en unión libre con su anterior pareja, que ahora se sabe por la madre y hermanos de Kimberly, no es el mismo hombre que le quitó la vida, rociándola con gasolina y prendiéndole fuego, el presunto feminicida a quien nadie de su familia conoce.
Para ganarse la vida, Kimberly vendía diferentes artículos a través de Facebook; ser independiente fue lo que la llevó a alejarse de su mamá. “Esa fue la razón por la que ella se vino para acá y se juntó con una persona, pero siempre quiso demostrarme que ella podía salir adelante sola”.
La joven siempre fue estudiosa y trabajadora, se dedicaba a las ventas porque no quería depender de nadie, pero aún tenía el sueño de seguirse preparando y ser alguien en la vida. “Hacía su luchita de alguna manera para poder salir adelante, lo que quería demostrar era que ella podía solita”.
Kimberly tenía la intención de retomar sus estudios en un futuro no muy lejano; su sueño era pertenecer a la Marina Armada de México. Anteriormente cursó varios grados académicos en un colegio militarizado en Mazatlán, Sinaloa, de donde surgió este anhelo.
En esa institución cursó la secundaria y parte del bachillerato y la joven soñaba con regresar al puerto y ser parte de la Marina; amaba el mar, el servicio y pretendía brindar lo mejor de sí a los mexicanos formando parte de esta corporación.