Torreón, Coahuila.- Pocos lugares en la ciudad son tan icónicos como la Alameda Zaragoza. Este paseo público ocupa un lugar especial en el corazón de los laguneros, ya que representa un punto de encuentro, descanso y diversión. Su importancia es tal, que resulta difícil imaginar Torreón sin su querida Alameda.
Durante más de cien años, caminar por la Alameda ha sido uno de los paseos tradicionales en los alrededores de los fraccionamientos de Cobián. En 1898, el empresario algodonero Feliciano Cobián decidió fraccionar las tierras que había adquirido en San Pedro de las Colonias. Estos terrenos dieron origen a los cinco fraccionamientos de Cobián, que se extienden desde la calzada Colón hasta la calle 40.
Sin embargo, en aquel entonces la incipiente población carecía de espacios públicos y paseos. Fue el empresario Joaquín Serrano, reconocido en el ámbito empresarial lagunero, quien adquirió cuatro manzanas de terreno a Cobián en 1899 con el objetivo de crear la Alameda. No solo donó los terrenos a la ciudad, sino que también importó álamos desde Allende, Chihuahua, para arborizar adecuadamente el parque.
A lo largo del tiempo las autoridades han ido mejorando el lugar. Se construyó una balaustrada alrededor del terreno y se instalaron sistemas de riego para mantener las áreas verdes en buen estado. Además, ciudadanos comprometidos han plantado más árboles y contribuido con bancas y ornamentos, como las dos pilastras de cantera que reciben a los visitantes en la avenida Morelos. Estas columnas, donadas por la colonia "sirio-otomana" en 1910 con motivo del centenario de la Independencia, contienen inscripciones en árabe y español. La Alameda guarda historia y monumentos de gran valor, como las ocho columnas de cantera en cada una de las cuatro esquinas, que se erigieron en 1914, uno de los años más violentos en la historia de la ciudad, con un saldo de cinco mil personas fallecidas durante la batalla.
En la década de 1920, Torreón vivía un esplendor urbano, y el alcalde Nazario Ortiz Garza se propuso construir el principal monumento distintivo de la Alameda: la "fuente del pensador". Esta réplica, basada en la escultura funeraria que Miguel Ángel creó para Lorenzo el Magnífico, fue inaugurada en 1928 y desde entonces, de manera popular, se la conoce como la "fuente del pensador". Es importante destacar que este monumento fue financiado por la compañía inglesa de petróleo El Águila.
La Alameda Zaragoza de Torreón es un tesoro emblemático que ha sido testigo de la historia y los momentos más significativos de la ciudad. Su restauración y conservación son fundamentales para mantener viva su importancia cultural y brindar a los laguneros un espacio público de calidad.