/ viernes 2 de octubre de 2020

La historia de la mujer que descuartizó a su madre y hermana

La joven decapitó y desmembró a su familia

En verano del 2015 un crimen horrorizó a la prensa nacional: Anastasia Lechtchenko, joven de origen ruso, de entonces 19 años, se declaró culpable de asesinar y descuartizar a su madre y a su hermana en la ciudad de Tijuana, Baja California. Las características insólitas del crimen estremecieron a las autoridades y a la ciudadanía. Lechtchenko aseguró haber decapitado y desmembrado los cuerpos de su madre Yuliya, de 47 años de edad, y de su hermana Valeria, de 12 años de edad.

La joven afirmó que ambas eran brujas y que por esa razón las mató. Dentro de las declaraciones realizadas, narró que a su hermana le extrajo los ojos mientras que a su madre le extirpó el corazón. Los cuerpos de ambas fueron encontrados en el interior de su domicilio por agentes de la Unidad de Homicidios Dolosos de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California.

El hallazgo de los cadáveres fue posible después de que los vecinos de la familia Lechtchenko denunciaran la presencia de olores fétidos que venían de su vivienda. Los reportes de los agentes señalaron que los cuerpos fueron localizados desmembrados en el interior de bolsas de plástico.

El entonces subprocurador contra la Delincuencia Organizada en Baja California, José María González Martínez, informó en su momento que la joven podría ser condenada por un juez a 80 años de cárcel.

El funcionario estatal, en entrevista para los medios de comunicación, declaró que el abogado de la joven intentó aportar pruebas a favor de su cliente y así tratar de desacreditar a la Procuraduría.

Puntualizó que la Procuraduría tenía como pruebas la confesión de Anastasia: el día del asesinato, la acusada no dejó pasar a su papá a su casa; también confesó que no tenía una relación con su madre y que en por lo menos tres ocasiones fue reportada como desaparecida. “Tenía problemas con ambos padres”, dijo González Martínez.

Mencionó que cuando Anastasia fue arrestada en una playa no presentaba ningún trastorno. De manera natural, tampoco mostraba remordimientos.

El juzgado Quinto de lo Penal dictó el 25 de junio de 2015 el auto de formal prisión a la joven como la presunta responsable de los asesinatos. Ruth Elizabeth Cruz Cota, juez por ministerio de ley, notificó de la resolución tomada en base a los dictámenes entregados por la Procuraduría.

Inicialmente la joven confesó el crimen y ante medios dio su versión de los hechos. Sin embargo, después de declarar ante la juez penal, rechazó sus declaraciones. Se proclamó inocente y dijo haber sido abusada sexualmente y torturada por los policías, lo cual fue considerado como una estrategia de la defensa.

La entonces procuradora general de Justicia de Baja California, Perla Ibarra Leyva, declaró en entrevista con Adela Micha que Lechtchenko confesó el crimen a su novio y a una amiga cuatro días después; luego el novio notificó al papá.

“Estuvo varios días libre, tuvimos el apoyo de la ciudadanía que nos mantenía en una información constante (...) ella no tenía intención de huir, ella siente que lo que hizo lo tenía que hacer. Ella dice que le ordenaban matar a su mamá y su hermana. La mamá la quería internar en un centro de rehabilitación”, dijo.

La funcionaria también informó que Anastasia nació en la entidad de San Luis Potosí, y que sus padres son de origen ruso. Su hermana Valeria, como ella, también era mexicana. La familia Lechtchenko vivió en varios estados de la república hasta asentarse en Tijuana. Después del divorcio de los padres, ambas hijas se quedaron a vivir con Yuliya, la madre.

En verano del 2015 un crimen horrorizó a la prensa nacional: Anastasia Lechtchenko, joven de origen ruso, de entonces 19 años, se declaró culpable de asesinar y descuartizar a su madre y a su hermana en la ciudad de Tijuana, Baja California. Las características insólitas del crimen estremecieron a las autoridades y a la ciudadanía. Lechtchenko aseguró haber decapitado y desmembrado los cuerpos de su madre Yuliya, de 47 años de edad, y de su hermana Valeria, de 12 años de edad.

La joven afirmó que ambas eran brujas y que por esa razón las mató. Dentro de las declaraciones realizadas, narró que a su hermana le extrajo los ojos mientras que a su madre le extirpó el corazón. Los cuerpos de ambas fueron encontrados en el interior de su domicilio por agentes de la Unidad de Homicidios Dolosos de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California.

El hallazgo de los cadáveres fue posible después de que los vecinos de la familia Lechtchenko denunciaran la presencia de olores fétidos que venían de su vivienda. Los reportes de los agentes señalaron que los cuerpos fueron localizados desmembrados en el interior de bolsas de plástico.

El entonces subprocurador contra la Delincuencia Organizada en Baja California, José María González Martínez, informó en su momento que la joven podría ser condenada por un juez a 80 años de cárcel.

El funcionario estatal, en entrevista para los medios de comunicación, declaró que el abogado de la joven intentó aportar pruebas a favor de su cliente y así tratar de desacreditar a la Procuraduría.

Puntualizó que la Procuraduría tenía como pruebas la confesión de Anastasia: el día del asesinato, la acusada no dejó pasar a su papá a su casa; también confesó que no tenía una relación con su madre y que en por lo menos tres ocasiones fue reportada como desaparecida. “Tenía problemas con ambos padres”, dijo González Martínez.

Mencionó que cuando Anastasia fue arrestada en una playa no presentaba ningún trastorno. De manera natural, tampoco mostraba remordimientos.

El juzgado Quinto de lo Penal dictó el 25 de junio de 2015 el auto de formal prisión a la joven como la presunta responsable de los asesinatos. Ruth Elizabeth Cruz Cota, juez por ministerio de ley, notificó de la resolución tomada en base a los dictámenes entregados por la Procuraduría.

Inicialmente la joven confesó el crimen y ante medios dio su versión de los hechos. Sin embargo, después de declarar ante la juez penal, rechazó sus declaraciones. Se proclamó inocente y dijo haber sido abusada sexualmente y torturada por los policías, lo cual fue considerado como una estrategia de la defensa.

La entonces procuradora general de Justicia de Baja California, Perla Ibarra Leyva, declaró en entrevista con Adela Micha que Lechtchenko confesó el crimen a su novio y a una amiga cuatro días después; luego el novio notificó al papá.

“Estuvo varios días libre, tuvimos el apoyo de la ciudadanía que nos mantenía en una información constante (...) ella no tenía intención de huir, ella siente que lo que hizo lo tenía que hacer. Ella dice que le ordenaban matar a su mamá y su hermana. La mamá la quería internar en un centro de rehabilitación”, dijo.

La funcionaria también informó que Anastasia nació en la entidad de San Luis Potosí, y que sus padres son de origen ruso. Su hermana Valeria, como ella, también era mexicana. La familia Lechtchenko vivió en varios estados de la república hasta asentarse en Tijuana. Después del divorcio de los padres, ambas hijas se quedaron a vivir con Yuliya, la madre.

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