Su nombre real se pierde en el tiempo, algunos dicen que era Simón Casimiro Flores de Melona o Braulio Flores. Sea cual sea su verdadero nombre, "El Rey Dormido" se convirtió en una sombra que acechaba las noches de Saltillo durante la Intervención estadounidense en México (1846-1848).
Conocido por su astucia en los juegos de azar, Simón atraía a sus víctimas, principalmente soldados norteamericanos, a prostíbulos. Ganándose su confianza, los conducía al arroyo de Guanajuato, donde bajo la oscuridad perpetraba sus crímenes con machete o soga.
El destino de "El Rey Dormido" sigue siendo un misterio. Algunos relatos lo ubican capturado y ejecutado por las autoridades estadounidenses, mientras que otros hablan de su fuga o condena a prisión. Sin certeza sobre su final, el enigmático personaje desapareció del registro histórico una vez que los norteamericanos abandonaron Saltillo.
A pesar de la falta de evidencia documental, la leyenda de "El Rey Dormido" ha trascendido el tiempo, transmitida de generación en generación a través de la tradición oral. Como una llama que se resiste a apagarse, la historia se mantiene viva en la memoria colectiva de Saltillo.
La leyenda de "El Rey Dormido" se ha convertido en un elemento distintivo del folclore de Saltillo, un recordatorio de la riqueza y la complejidad de la historia local. En ella se mezclan realidad y fantasía, tejiendo un tapiz de narrativas que nos transportan a un pasado lleno de intrigas y misterios.
"El Rey Dormido" sigue dormido, pero su leyenda despierta en cada rincón de Saltillo, invitándonos a explorar las profundidades de la historia y a descubrir los tesoros ocultos que guarda la memoria colectiva.