El pasado 16 de octubre, la ciudad de Durango conmemoró un hito histórico: la llegada del primer tren procedente de Torreón, marcando un momento trascendental en la historia del ferrocarril en México. El aniversario de esta importante fecha nos invita a reflexionar sobre la relevancia de este acontecimiento y su impacto en la región.
El tren, que hizo su llegada a Durango en 1892, inauguró una línea ferroviaria de 870 kilómetros desde Ciudad Porfirio Díaz (hoy conocida como Piedras Negras) hasta Durango. Esta hazaña de la ingeniería y la conectividad marcó un antes y un después en la comunicación y el transporte en la región, al facilitar el desplazamiento de personas y mercancías de manera más eficiente.
Para los amantes de la historia ferroviaria, el tren de Torreón a Durango evoca sentimientos nostálgicos. Las estaciones a lo largo de la ruta solían estar llenas de personas cargadas de maletas, bultos y jaulas con aves, creando un ambiente único y animado. La llegada de este tren transformó la dinámica de la región, impulsando el comercio y el intercambio cultural entre las ciudades que conectaba.
Uno de los momentos estelares en la construcción de esta ruta ferroviaria se dio el 25 de septiembre de 1891, cuando el General Juan Manuel Flores, Gobernador Constitucional del Estado de Durango, se reunió en la Notaría Pública del Lic. Salvador Fernández con representantes de "The Mexican Internacional Railroad Company". En esta reunión se extendió una escritura en la que el Gobierno del Estado cedía gratuitamente a la compañía los terrenos necesarios para la prolongación de la vía desde Torreón hasta Durango, un gesto que allanó el camino para la construcción de la línea.
El compromiso asumido en esta histórica cesión incluía la construcción del camino de fierro que uniría Torreón y Durango en un plazo que no excediera de cinco años, a partir del 15 de septiembre de 1891. La determinación y esfuerzo detrás de este proyecto llevaron a la inauguración del primer tren el 16 de octubre de 1892 en la ciudad de Durango.
Esta conexión ferroviaria cubría una amplia gama de estaciones a lo largo del trayecto, incluyendo Torreón, Lerdo, Villa Juárez, La Goma, Chocolate, Diego, Guarichic, Pedriceña, Agua Vieja, El Centro, Pasaje, Chupaderos, Yerbaniz, Progreso, Ignacio Allende, Guadalupe Victoria, Francisco I. Madero, El Chorro, El Salvador, Málaga, Labor y, finalmente, Durango. Este recorrido de 253 kilómetros marcó un cambio significativo en la movilidad y el progreso de la región.
La llegada de este tren histórico sigue siendo motivo de orgullo y un recordatorio de la importancia del ferrocarril en la construcción de la identidad y la economía de Durango. Esta fecha conmemorativa nos invita a reflexionar sobre la relevancia de los sistemas de transporte en la historia de una región y a recordar a aquellos que hicieron posible este logro monumental.
Con información de Enrique Arrieta Silva