El martes 25 de noviembre de 1997, NOTICIAS de El Sol de La Laguna daba cuenta a la sociedad sobre un sádico homicidio ocurrido durante la madrugada del lunes, cuando un individuo fue asesinado con tal saña que causó honda consternación entre la ciudadanía de la Comarca Lagunera.
Ese día, el cadáver de un hombre de aproximadamente 37 años de edad fue encontrado en una habitación de un céntrico hotel, el cual presentaba heridas causadas con un arma punzocortante, así como golpes contusos y mordidas en diversas partes del cuerpo.
El reporte del macabro hallazgo fue recibido en las oficinas de la Policía Judicial alrededor de las 14:00 horas del lunes, por lo que elementos a bordo de sus respectivas patrullas se dieron cita al hotel Mónaco, ubicado en la calle Centenario No. 234 de la ciudad de Gómez Palacio.
Al llegar al lugar señalado, se percataron que al interior de una habitación yacía el cuerpo sin vida de un individuo, quien a la postre fue identificado como Jaime Cossío Moreno, quien con inaudita saña fue masacrado a puñaladas y golpes.
Según reveló el informe del médico legista, el cuerpo presentaba nueve puñaladas, una de ellas en el pómulo derecho, así como una herida causada por una mordida en el tórax y golpes contusos, dejándole incrustada el arma homicida en la base de la cabeza. Además, lo dejaron con un cable eléctrico anudado en el cuello, así como las manos atadas por la espalda.
Tras inspeccionar el lugar de los hechos en búsqueda de un indicio que los llevara a dar con el paradero de los responsables, los agentes de la Policía Judicial rastrearon la zona, con resultados negativos. El licenciado Raúl Berlanga Martínez, en su tiempo agente del Ministerio Público, se constituyó al lugar para dar fe de los hechos, ordenando el traslado del cadáver al anfiteatro del Hospital General para la práctica de la necropsia de ley.
Sin pistas; y muchas suspicacias
Las primeras investigaciones de la Policía Judicial del Estado en torno al sádico asesinato de Jaime Cossío arrojaron que fue cometido por dos individuos, en lo que, a todas luces, señalaron, se trató de un crimen de tipo pasional. En tanto las investigaciones continuaban, las autoridades responsables de la investigación aún no daban con la identidad y el paradero de los responsables; mientras, agentes judiciales seguían con las indagatorias en busca de alguna pista que los llevara a esclarecer el caso.
Gilberto Estrada Quiñones, comandante de la PJE, descartó que el robo hubiera sido el móvil, toda vez que pese al desorden en el lugar, al parecer no faltaba ningún objeto de valor o las pertenencias del hoy occiso. Asimismo, señalaron que el hotelero, quien desde hace años vivía solo, tenía costumbres que reforzaban la hipótesis de que todo desembocó en un crimen pasional.
Afirman que Jaime Cossío Moreno, quien administraba desde hace cuatro años el hotel donde sucedieron los hechos, ubicado en la calle Centenario 234 altos, a media cuadra de la Plaza Principal de Gómez Palacio, había recibido en su habitación a dos individuos, quienes por razones que se desconocen, lo agredieron hasta quitarle la vida. Revelaron las investigaciones que uno de los verdugos lo agredió primero asestándole en la cabeza un golpe con un jarrón de barro para dejarlo inconsciente; posteriormente, su cómplice lo sujetó con el cable de una plancha, el cual ató primero en el cuello y después en ambas manos hacia la espalda. Enseguida se señala que continuaron golpeándolo y al final decidieron rematarlo apuñalándolo con un filoso cuchillo casero, el cual le clavaron en nueve ocasiones en la cabeza, dejándole al final el arma incrustada.
Para obtener más pistas que llevaran a esclarecer el asesinato de Cossío, rindieron sus respectivas declaraciones en el Ministerio Público dos amigos del hoy occiso, así como la propietaria del hotel, señalando que uno de ellos llegó al negocio a las 10 de la mañana del lunes, y al no encontrar a su amigo el encargado, se hizo cargo del establecimiento. Por la tarde, el segundo de sus amigos llegó al lugar, llamándole la atención que del interior del cuarto que ocupaba Jaime se escuchaba el sonido de una televisión encendida llamándolo en varias ocasiones, y al no obtener respuesta, optaron por dar aviso a la dueña del negocio, quien de inmediato acudió y pidió auxilio a un empleado de seguridad de una empresa cercana, mismo que rompió el vidrio de la puerta de acceso a la habitación.
Al ingresar, se encontraron con un escenario espeluznante. Hallaron el cuerpo de Jaime ensangrentado, tirado en el piso boca abajo y maniatado, por lo que sin pensarlo dieron aviso a las autoridades policiacas, quienes dieron fe de lo acontecido.
Un misterio
La Policía Judicial de Estado continuó en días posteriores con las investigaciones para establecer la identidad de los homicidas. En tanto, el Ministerio Público seguía tomando testimonio de las personas allegadas a la víctima, entre ellos Jesús, de 58 años de edad, quien fue la última persona que tuvo un acercamiento con él un día anterior a los hechos, y quien destacó que desde hacía tiempo, Jaime temía por su vida. Su declaración giró en torno a la forma de vida que llevaba el hoy occiso, solo para reafirmarse que, efectivamente, Cossío tenía tendencias homosexuales y sostenía amistad con muchas personas que lo frecuentaban en el hotel que administraba.
El agente del Ministerio Público, licenciado Raúl Berlanga Martínez, señaló que lo más destacado de la versión del amigo fue en el sentido de que hace tiempo Cossío Moreno le comentó que tenía dinero guardado, 50 mil pesos, para que pudiera utilizarse en las investigaciones necesarias en caso de que algo llegara a pasarle, y que además mantenía en una caja de seguridad de una sucursal bancaria algunas fotos y joyas valiosas.
Finalmente, el cuerpo de del administrador del hotel fue sepultado por sus familiares, quienes llegaron de Saltillo y Aguascalientes. El caso aún sigue siendo un misterio.