Una casa en Coahuila ha sido testigo de misteriosas apariciones y perturbadores fenómenos que han dejado a sus inquilinos aterrados. Conocida como la residencia del profesor apodado "El Químico Gámez", este lugar ha sido objeto de numerosas historias y leyendas debido a los ruidos y presencias sobrenaturales que han llevado a los residentes a buscar refugio en otro sitio.
La construcción, con paredes de poco más de medio metro de ancho, parece ser insonorizada desde el exterior. Sin embargo, algunos afirman que en su interior se aparece el mismísimo diablo. Claudia Trujillo, una residente que vivió en la casa durante 17 años, inicialmente escéptica, experimentó sucesos que cambiaron su perspectiva y la hicieron creer en "cosas malignas", según expresó para un medio local.
Durante unas remodelaciones realizadas en el lugar, se hizo un descubrimiento macabro: una columna vertebral humana enterrada en el suelo. Aunque Claudia nunca llegó a ver al supuesto perro que se decía que aparecía en la casa, asegura haber presenciado la aparición de personas, niños y una figura demoníaca, que parecía tener una presencia física y se asomaba por las ventanas.
"Nos movían cosas, nos tocaban, hacían ruido, y todo estaba muy feo. Fue horrible estar en esa casa", relata Claudia, describiendo las inquietantes experiencias vividas junto a su familia. Las paredes, construidas con cinco hileras de ladrillo y una pared de tierra en el centro, contaban con puertas bajas que han sido modificadas a lo largo del tiempo, y las ventanas están cubiertas por cortinas de madera.
El terror alcanzó su punto máximo cuando los hijos de Claudia comenzaron a experimentar tocamientos, avistamientos de fantasmas y frecuentes sustos. Un incidente en particular destaca: su hija llegó a casa y se dirigió directamente al baño. En medio de los perturbadores sucesos que ocurrían en la casa, generalmente no se cerraban las puertas. Todos estaban en la cocina cuando la hija gritó pidiendo que la dejaran en paz y salió corriendo. Aseguró haber visto un brazo desde la ventana que intentaba tocarla, pero no había nadie en el exterior, ya que el acceso a ese lugar era imposible para alguien desde la calle.
A lo largo de los años, la familia realizó modificaciones en la construcción, incluso construyendo un salón en un área donde "El Químico Gámez" solía tener animales. Según las vecinas, en esa área se aparece una mujer, a quien originalmente creían que era la abuelita de los propietarios.
Claudia guarda en su memoria todas las experiencias vividas en esa casa y prefiere mantenerse alejada de ella debido a las afectaciones psicológicas que ella y su familia experimentaron. La historia de "El Químico Gámez" y su casa sigue generando temor y curiosidad entre los habitantes de Coahuila, alimentando las leyendas locales y la fascinación por lo sobrenatural.